El Fracaso de Los Obispos

(Homilía Undecimos Domingo Ordinario, Año A)

A veces he imaginado que yo pudiera ser un buen obispo, quizás de una diócesis pequeña como Yakima. Ahora estoy agradecido que nunca me llamaron a tal obra.

En el evangelio de hoy, vemos algo del trabajo del obispo: Decir a la gente que el mundo se acaba pronto, pero mientras tanto, hacer todo posible para ayudarles, rezando por los enfermos y enfrentando a los demonios. Y rezar por otros obreros para la gran cosecha de almas. Jesús les da su propia autoridad, "El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió" Lc 10:16.

Enseñar en nombre de Jesús, con su autoridad, es un desafió formidable. Desgraciadamente, nuestros obispos han fallado en su oficio de enseñar. Los escándalos lo muestran. Desde los años sesenta, los obispos han tolerado un rechazo abierto de las enseñanzas de Jesús sobre la sexualidad humana. Llegó a tal extremo que un cardenal no corrigió a un sacerdote que promovió el sexo entre hombres y adolescentes.

Muchos obispos se han arrodillado para pedir perdón a Dios y la gente por estas desgracias. Al hacerlo, han dado un ejemplo para nosotros los sacerdotes. Tenemos motivo para arrepentirnos. Algunos tratábamos de ser "agentes libres." Un sacerdote que "hace su propia cosa" es una contradicción. Nuestro sacerdocio viene del obispo y tiene sentido solamente si estamos unidos a él. Compartimos responsabilidad por el desastre actual - y tenemos que compartir el trabajo de corregirlo.

Haber dicho esto, tengo que mencionar un temor personal. Algunos tienen la idea que la única cosa que debemos hacer es proclamar "cero-tolerancia." Quizás va a satisfacer la prensa ofrecer unos sacerdotes y obispos como chivos expiatorios, pero no atacará el problema profundo. Como dijo el Padre Richard John Neuhaus, "La crisis creada por los escándalos de abuso sexual es al fondo sobre tres cosas: fidelidad, fidelidad, fidelidad."

Hoy es "Día del Padre." Mientras honramos a nuestros padres, reconocemos la realidad triste que muchos hombres han huido su responsabilidad. Y los sacerdotes no hemos dado un ejemplo brillante de paternidad espiritual. Jesús tiene una palabra para nosotros: "Arrepiéntanse." El Cardenal George ha dicho que no puede haber "solteros" en el sacerdocio. El sacerdote es un hombre casado con hijos. ¡Que alegría cuando abrazamos esa vocación exaltada."

El Señor escogió a doce hombres débiles. Sabemos que Judás lo traicionó, pero los otros (con la excepción posible de San Juan) no hubieran pasado el estandarte de "cero-tolerancia." Sin embargo, el Señor los fortaleció para ser padres espirituales de la Iglesia naciente. Hace lo mismo para nosotros.

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Versión Inglés

De los Archivos (Undécimo Domingo Ordinario, Año A):

2008: Un Padre Firme Pero Compasivo
2005: Falta de Trabajadores
2002: El Fracaso de Los Obispos

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