¿Por Qué Nadie Lo Paró?

(Homilía Domingo 23o Ordinario, Año A)

“A ti, hijo de hombre, te he constituido centinela,” dice el Señor a Ezequiel. (33:7) Hace diez días vimos a alguien aceptando ese papel – con humildad y alegría. Es el nuevo "supervisor" (espicopos) en Milwaukee, estado de Wisconsin. En su misa de instalación, el arzobispo Timothy Dolan contó como un periodista le preguntó si ahora, que es arzobispo de una diócesis mayor, hubiera llegado a su meta en la Iglesia.

“No," le replicó. “Mi meta es ser santo, y todavía me falta mucho. Y ahora mi trabajo es retar a la gente de Wisconsin ser santos.”

En pocas palabras resumió el trabajo del obispo: vigilar para que los bajo su cargo lleguen a ser santos – siéndolo primero él mismo. Igualmente es el trabajo de un sacerdote, un profesor, un papá. Es como cuando Ezequiel fue nombrado centinela. No buscó tal trabajo, pero el Señor se lo dio y lo hizo responsable si amonestó a los israelitas. En el evangelio Jesús pone la misma tarea sobre sus discípulos. “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo...” (Mt 18:15)

Jesús no quiere que seamos entrometidos – o peor, chismosos. En otra homilía, expliqué los pasos de corrección fraternal – y cuando tomarlos. Lo que quisiera decir hoy es que puede llegar un momento cuando tu o yo tengamos que asumirlo.

Para ilustrar, permitenme otro ejemplo de la misa de instalación en Milwaukee: Mientras era tan bueno ver alguien como Timothy Dolan instalado como el arzobispo mas joven del país, hubo algo patético. Al lado del arzobispo Dolan, era su predecesor, un hombre que tuvo una carera extraordinaria pero que cayó en desgracia publica después de su resignación.

Como el padre Richard John Neuhaus lo expresó, “su resignación fue aceptada rápidamente, cuando fue revelado que había pagado $450,000 de fondos arquidiocesanos a un chantajista con quien tuvo una relación sexual, cuando el tipo tenia unos treinta años de edad.” Al leer sobre este caso una serie de preguntas entraron a mi mente: ¿Cómo pudiera haber hecho algo tan sonso? ¿Por qué nadie lo paró? Entre todos los que supieron del pago, ¿por qué no había nadie que pudiera efectivamente retarlo? No hago las preguntas para exculpar al arzobispo Weakland. Sin embargo, unos hombres en Milwaukee están escuchando este evangelio y preguntándose: Cuando yo supe que una cantidad enorme iba a ser transferida a Paul Marcoux, ¿por qué nos seguí los pasos que Jesús nos da hoy?

Eso lo dejo a sus conciencias. Tu y yo probablemente no vamos a ser enfrentados con algo tan grave y tan dramático, pero el momento puede llegar como es necesario ser centinela. No podemos preparar haciendo posturas heroicas en un espejo. Ellos que hablan de lo que habrían hecho si hubieran vivido en Alemania Nazi (o si fueran contadores de la arquidiócesis de Milwaukee) son los que tiemblan y caen frente un desafío menor. La única forma de prepararse es por oración diaria y integridad personal. En una palabra, ser santo porque solamente una santo puede asumirlo efectivamente. Entonces, con el arzobispo Dolan, decimos, “Mi meta es ser santo, y todavía me falta mucho.”

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English Version

De los Archivos (Homilias Para Domingo Veintitres, Año a):

2008: Murio en la Trinchera
2005: Ama y Haz Lo Que Quieras
2002: ¿Por Qué Nadie Lo Paró?

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