Escándalo en Boston: Reflexión Cuaresmal

(24 de febrero de 2002)

La esperanza significa esperar cuando las cosas son sin esperanza. Al contrario no es una virtud. --G.K. Chesterton

El Segundo Domingo de Cuaresma siempre leemos una de las tres relaciones de la Transfiguración. El acontecimiento dio a los discípulos de Jesús un motivo para esperar en lo que sería una situación desesperante. A pesar de unos éxitos iniciales, había indicaciones de oscuridad. Dentro de poco, irían a Jerusalén donde su líder sería humillado totalmente. Jesús sabía lo que venía; ellos no. Por eso, les dio una miradita de la luz al otro lado del túnel.

He sentido una tristeza en las últimas semanas al ver un nuevo escándalo de pedofilia sacerdotal - no solamente porque sucedió en una de las arquidiócesis más importantes del pais, sino porque durante dos décadas hemos trabajado para tener protección para los niños y adolescentes. Es cierto que los crímenes sucedieron hace varios años. Sin embargo, es increible que los casos fueron manejados en una forma tan terrible. El escándalo ha dejado salir una inundación de odio no solamente contra los responsables, sino los líderes religiosos en general.

Un sacerdote jubilado de otra parte de los Estados Unidos está visitando una pareja anciana aquí en Holy Family. Ofreció ayudarme durante el mes. Es cierto que yo pudiera haber usado su ayuda, pero tuve que informarle que no podía ni concelebrar la misa hasta que su obispo hubiera enviado una carta testimonial a mi obispo. Todos estamos bajo una nube - no una gloriosa como en el evangelio de hoy.

No lo considero como una persecución. En este caso, nosotros tenemos la culpa. Por supuesto, hace más triste la situación.

En medio de estos líos (muchos de ellos mi propia culpa), buscaba algo más positivo. Para mí una noticia animadora salió de los Premios Academy (Academy Awards). Nombraron una película profundamente católica para película mejor - una docena de otras categorías. Está basada sobre una novela por J.R.R. Tolkien que era un católico devoto. De hecho, desde la edad de doce años, fue criado por un sacerdote, el Padre Francia Morgan. El Señor de Los Anillos, a pesar de no tener referencia cristianas explicitas, es una fantasía con una visión de la Providencia Divina en medio de la lucha entre el bien y el mal. (San Pablo refiere a este designio en la segunda lectura.) Muchos consideran la novela como el mejor libro del siglo veinte. Perece que la película también va tener un alto puesto.

La fantasía vale no solamente por su excelencia técnica, sino también por su visión. Enfoca en un anillo de oro que da poder a la persona que lo posee. Pero el poder corrumpe y al final es irresistible. Todo depende de llevar el anillo al único lugar donde puede ser destruido.

Tolkien dijo que su libro no es una alegoría. Sin embargo, describe nuestra situación actual. Nos muestra la cara de la maldad. Capta a personas ordinarias, no solamente los asesinos y pedofilos. Es facil ver la maldad en otros, difícil reconocerla en nuestros propios corazones. Requiere trabajo ver la naturaleza parasítico de la maldad - que vive de lo bueno y que solamente lo bueno tiene sustancia. En su mito magnifico, Tolkien expone esa verdad. En el evangelio de hoy, vislumbramos el triunfo de lo bueno.

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Versión Inglés

Otras Homilias para el Segundo Domingo de la Cuaresma ("Domingo de Transfiguración")

2007: Escogido
2006: Confianza
2005: Una Confrontación con el Mal
2004: Hablaban de Su Muerte
2003: Desenmascando un Mito Moderno
2002: Escándalo en Boston: Reflexión Cuaresmal
2001: Una Voz Desde el Terremoto

Homilia para Transfiguración 2006: El Hijo del Hombre

Otras Homilías

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