No Llamen Padre a Nadie

(Homilía Domingo 31o Ordinario, Año A)

El evangelio tiene un versículo importante, especialmente dada nuestra situación actual:

“A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre.’” (Mt 23:9)

Quizás les sorprende que enfoco en este versículo, porque a veces los protestantes lo usan para criticar nuestra costumbre de llamar a los sacerdotes, “padre.” No obstante, cuando Jesús dice que no llamemos a nadie rabí, maestro, doctor, señor o padre, no lo hace para negar títulos de respeto. El mismo habla de “padre Abraham” y nos dice que honremos a nuestro padre y nuestra madre. San Pablo, que conoció la mente de Cristo, les dijo a los corintios que él era su padre. Desde el principio los cristianos hemos correctamente honrado a nuestros papás carnales y espirituales.

Pero Jesús dice, “no llamen ustedes padre a nadie en la tierra.” ¿Qué significa? Primero tenemos que considerar las preguntas penetrantes de Malaquías: “¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?” (2:9) La respuesta tiene implicancias profundas.

Para ilustrar las implicancias de la paternidad divina, a veces me gusta preguntar a los novios quien es el hombre más poderoso en los Estados Unidos. Responden rápido, “el presidente Bush,” pero algunos dirán “Bill Gates” o “Ted Turner.” Pero no es cierto. El hombre más poderoso en este o cualquier país no es el presidente o algún millonario o empresario, sino un papá. Junto con su esposa colabora con Dios en la creación de un nuevo ser humano. No hay mayor poder entregado a nosotros.

Algún dia la fortuna de Gates desaparecerá, el imperio de Turner caerá y los Estados Unidos hundirán como el Atlantes mítico. Pero el niño que está llorando en la tercera banca todavía vivirá. Tiene no solamente un padre natural, sino un origen sobrenatural. Dios le sopló su aliento en el momento de su creación (Gen 2:7) dándole un alma inmortal.

Cuando Jesús dijo no llamar ‘padre’ a ningún hombre, no estaba bajando paternidad. Al contrario, indicó su fuente y fin. El Catecismo lo expresa así: “los esposos comparten el poder creativo y la paternidad de Dios.” (2367)

Paternidad, física y espiritual, es la vocación más exaltada. En un sentido la única vocación. El obispo Sheen dijo que, en el Día del Juicio, Dios nos preguntara, “¿Donde están tus hijos?” Espero que Uds. Estén a mi lado y puedo decir, “Estos son mis hijos.”

Yo sé que muchos jóvenes no son animosos de asumir esta vocación, aun como esposos o sacerdotes. Solamente puedo repetir las palabras de Jesús, “no tengan miedo.” Tal vez no vas a poder dar a su hijo muchas cosas materiales, quizás no tendrás palabras elocuentes, pero puedes ser un padre bueno. Déjenme mostrarles como..

Trato de indicar a los padres jóvenes las cosas sencillas que pueden hacer. Cuando traen a su hijo para el bautismo, hacer la señal de la cruz en su frente. ¿Por qué no continuar el gesto, trazando la cruz cuando acuesten el niño o lo envíen a la escuela? Si lo hacen todos los días, el niño tendrá la protección de Dios y una unión profunda con su papá.

No tenga miedo. Nadie merece el titulo exaltado de “padre,” pero por la gracia de Dios compartimos su paternidad.

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English Version

De los Archivos:

Domingo Treintiuno del Tiempo Ordinario, Año A, 2005: ¿No Tenemos Un Mismo Padre?

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