El Tiempo Paró

(Homilía para Tercer Domingo de Pascua)

En su libro A Rumor of Angels (Rumor de Ángeles), Peter Berger dice que hay "señales de trascendencia" en nuestra condición humana. Un ejemplo es cuando parece que "el tiempo para." Da esta escena de niñas jugando en un parque:

“Ellas están concentradas en su juego, cerradas al mundo fuera de él, contentas en su concentración. El tiempo ha parado para ellas...El mundo exterior, por la duración del juego, cesa de existir. Y por implicancia (las niñas no serían muy conscientes de esto), el dolor y la muerte, que son la ley de ese mundo, también han dejado de existir."

Berger luego describe como un adulto, quien está muy consciente de dolor y muerte, lleno de preocupación sobre el futuro, al observar a las niñas, puede entrar por un momento en esa "inmunidad beatífica."

Esa experiencia de tiempo que para, puede darnos una pequeña idea de la resurrección. Aquel acontecimiento ocurrió en la historia. Jesús fue crucificado en una cierta fecha y resucitó al "tercer día." Por ese evento, él trasciende el mismo tiempo. Es tan presente a nosotros como a los Apóstoles. Como eso sucede, explicaré en un momento. Primero tengo que darles una monición.

Como niños, experimentamos la belleza de esos momentos cuando el tiempo para. El problema es que, como adultos, quisiéramos agarrarlos. Uno de mis amigos de niñez tiene una adicción a los juegos de azar. Trabaja hasta ganar suficiente para ir a Las Vegas. Cuando está en el casino, pierde todo sentido del tiempo. Sigue jugando hasta gastar su último "quarter." Una vez salió del casino pensando que era la madrugada. Pero el sol brillaba y había una temperatura de cien grados. Al entrar en el aire caliente, casi se desmayó.

Hay algunos que usan la pornografía para crear una experiencia semejante. Mientras están en su mundo de fantasía, se olvidan de realidades feas como el dolor, la muerte - y la responsabilidad. Conozco a personas adictas a romance, no porque realmente aman a alguien, sino porque la sensación de enamorase hace que el tiempo para.

Estos impulsos, mientras pueden causar destrucción terrible, no son malos en si. El problema viene cuando no reconocemos que realmente hay alguien que puede satisfacer nuestros deseos más profundos.

Este domingo dos discípulos muy afortunados tuvieron la experiencia que su "corazón ardía." (Lk 24:32) Quisieran que el peregrino, que causó la sensación, se quedara con ellos. Pero, cuando partió el pan, se les desapareció.

Es claro como Jesús continúa su presencia - en la "fracción del pan." A veces los hermanos protestantes nos preguntan porque nosotros los católicos "multiplicamos" el Sacrificio de Cristo. Pero en realidad hay una sola misa. El Señor resucitado, que condujo la cena de Emaús, es el Celebrante aquí en Sagrada Familia - y en toda iglesia católica durante los siglos. Solo él hace posible la realización de nuestros deseos más profundos.

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Versión Inglés

De los Archivos:

Homilía 2008: Los Incorruptibles
2005: Ni Sufrió la Corrupción
2002: El Tiempo Paró

Otras Homilías

Boletín (Retratos de Papas, Divina Misericordia)

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