Homilía de Boda

Para comenzar quisiera contarles de un matrimonio famoso, de uno de los presidentes de los Estados Unidos – el Presidente Ulises Grant. Es el favorito de muchos porque su retrato está en el billete de cincuenta dólares. Cuando Grant era un joven, viajaba con un grupo de personas y entre ellos había una joven atractiva llamada Julia Boggs Dent. Llegaban a un río inundado con un puente muy débil. Le dijo a Julia, “No te preocupes. Yo te cuidaré.”

Mirando al río, ella le replicó, “Yo te agarraré – pase lo que pase.”

Cuando llegaron al otro lado, Grant le dijo, “Hace unos minutos, me dijiste me agarrarías – no importa lo que pase. ¿Estabas hablando en serio? ¿Quieres ser mi esposa?”

El papá de Julia opuso al matrimonio. No consideraba que Grant era digno de su hija. Grant requirió un par de años para convencer a su papá. A pesar de los temores del papá, tuvieron uno de los matrimonios más felices de cualquier pareja publica. Un historiador escribió que su matrimonio, “casi no tenía las fricciones asociadas con alianzas de largo tiempo.” Sus hijos estaban unidos en decir que nunca escucharon una palabra fea entre sus papás. Aun cuando tenían unos cincuenta años de edad, siempre se unían las manos e insistían en sentarse juntos en trenes y restaurantes.

Ulises Grant y Julia Boggs Dent tuvieron un matrimonio bello para toda la vida.* Deseo lo mismo para Uds. José, que siempre seas un caballero y protector de su señora y familia. Y María, que agarras a tu esposo en tiempos buenos y malos, que siempre lo dejes saber que – después de Jesús – él es la persona más importante en tu vida.

Hoy Dios los llama a un gran sacramento. Un sacramento es un signo externo de una realidad invisible, espiritual. En el caso del matrimonio, Uds. mismos son el sacramento. Maria en su vestido bello – radiante como toda novia en el día de su boda - tú eres signo de una realidad hermosa: La Iglesia, purificada de toda mancha por el amor de Jesús.

¿Y que de ti, José? Quizás estas temblando un poco hoy. Es normal. Hay un buen motivo. Tu tienes que representar a Jesús mismo para tu señora y tu familia. Como Jesús derramó su vida para su novia, la Iglesia, hasta la última gota de su Sangre, tu tienes que dar tu vida para tu novia y tu familia.

En el siglo cuatro un obispo llamado Juan Crisóstomo hizo una linda sugerencia. Dijo que los esposos jóvenes deben decir siempre estas palabras a sus señoras:

‘Te he tomado en mis brazos, te amo y te prefiero a mi vida. Porque la vida presente no es nada, mi deseo más ardiente es pasarla contigo de tal manera que estemos seguros de no estar separados en la vida que nos está reservada... pongo tu amor por encima de todo, y nada me será más penoso que no tener los mismos pensamientos que tú tienes’ (hom. in Eph. 20, 8).

Se puede encontrar esta cita en un libro llamado Catecismo de la Iglesia Católica. A parte de la Biblia es el libro más importante para su hogar. Trata de tener en cuenta lo que dice San Juan Crisóstomo – que estén juntos no solamente para esta vida, sino la vida que nos espera. Cuando lleguen problemas, traten de levantarse las cabezas y recordar su meta: la salvación de sus almas y las de sus hijos. Una casa bonita, vacaciones, comidas en restaurantes – son cosas buenas, pero son como papas pequeñas en comparación con ir o no ir al cielo.

En el matrimonio Uds. tiene una vocación noble. El gran teólogo alemán, Dietrich Bonhoeffer, ha dicho “No es el amor que sostiene su matrimonio, sino el matrimonio que sostiene su amor.” Confíen en la gracia de Dios y tendrán un matrimonio bello.

Rezo cada día por los matrimonios jóvenes – y Uds. estarán en mis oraciones desde hoy. Pido que cada persona presente los apoye en sus oraciones no solamente hoy, sino mientras vivan su compromiso de esposos. Va a requerir sacrificios. No esperen mucho apoyo del mundo que nos rodea. La sociedad moderna ha olvidado que es matrimonio. Pero nosotros sabemos la verdad. Hay que unirnos comos miembros de la comunidad cristiana, la Iglesia, y apoyarnos uno al otro en la vocación que Dios nos ha dado.

Un estudio ha indicado que si los esposos asisten juntos a la misa cada domingo, tienen cincuenta veces mayor probabilidad que el matrimonio perdurará. Cincuenta veces. Y si asisten a la misa y rezan juntos todos los días, por ejemplo hinchándose antes de acostarse para rezar el Padre Nuestro, que el matrimonio es casi inquebrantable. La explicación es obvia. Jesús ama a los matrimonios jóvenes – el primer milagro que hizo fue para los novios de Cana. Quiere darles todo lo que necesitan, cada día, para tener un matrimonio bello.

En pocos momentos Uds. pronunciarán sus votos ante Dios. Tendremos ahora un tendremos un breve silencio y todos rezaremos en corazón por Uds.

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*Al final de su vida, Grant hizo un sacrificio heroico. A pesar de estar gravemente enfermo con cáncer de la garganta, por su preocupación para el futuro material de su esposa e hijos, escribió sus Memoirs – su única obra literaria. Junto con Bella Gallica de Julio Cesar, se considera la mejor obra de este tipo.

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