El Missal da esta instrucción para Jueves Santo: “La homilia debe explicar los misterios principales que se conmemora en esta misa: la institución de la Eucaristía, la institución del sacerdocio y el mandamiento de amor fraterno.”
En cuanto al sacerdocio, el teólogo Karl Rahner una vez dio una homilia en la primera misa de un joven sacerdote mexicano. Muchos familiares y amigos vinieron de México a Austria donde fue ordenado. Las palabras del Padre Rahner les sorprendieron:
“Uds. esperan todo del sacerdote, excepto la única cosa que fue ordenado para darles – es decir, Cristo crucificado.”
Jesús dio el don del sacerdocio a su Iglesia en la noche antes de morir. Les dijo a sus apóstoles, “Hagan esto en conmemoración mia.” Pensandolo bien, es el mandato de Cristo que más hemos observado. Por todo el mundo, cada hora, hay miles de sacerdotes que están celebrando la Ultima Cena del Señor.
Cada año el Santo Padre escribe una carta a todos los sacerdotes del mundo. En su carta de este año, dice:
“Mirando a Cristo en la Ultima Cena, haciendose 'pan quebrantado,' agachandose en servicio humilde a los pies de los apóstoles, como no podemos experimentar, junto con Pedro, el sentido de nno ser dignos del gran don de gracia que recibimos.”
El papa luego habla de como debemos sentir la gracia del sacerdocio como una “super-abundancia de misericordia.”
Reflexionando en mis años de sacerdocio – ahora casí trienta – me doy cuenta que muchas veces cuando me sentía más debil, cumplí las cosas más importantes. O mejor dicho, Cristo cumplió su obra en mí.
Esta noche, junto con el Padre Ramón Velasco y el diácono Ted Wiese, lavaré los pies a doce hombres y celebraré la Misa de la Ultima Cena. Lo que más quiero es servirles a Uds. como sacerdote.
Tengo muchas limitaciones: no soy bueno para recordar nombres, no estoy bien organizado, y no soy un orador elegante, pero quisiera darles a Uds. lo que más necesitan – Cristo crucificado, realmente presente en la Eucaristía. Ruego todos los días por Uds. y pido que ruegan por mí, especialmente ante nuestro Señor en la Eucaristía.
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