Recién tuve una discusión con un hombre que había dejado la Iglesia Católica. Me dijo que había estudiado la historía y fue escandalizado por las cosas terribles que hicieron unos papas. Le dije, "Sí, unos 265 hombres han ocupado la Silla de Pedro, pero ninguno hizo algo peor que el primer papa."

"¿Qué estás diciendo?" me preguntó.

Le conté como Jesús le dio al apóstol Pedro algunos privilegios extraordinarios: por tres años vio sus milagros, incluyendo la resurreción de una niña pequeña y la Transfiguración. Entre los Doce, fue el único que recibió un nombre nuevo y el poder de las llaves. A pesar de todo eso, cuando llegó el momento crucial, quebró su promesa y negó que aun conoció a Jesús. ¿Que puede ser peor? Ningun papa, después de él, mostró tal cobardía e ingratitud.

El obispo Sheen dijo que Jesús escogió a Pedro como principe de los apostoles precisamente a causa de su debilidad. Una cadena no tiene mayor fuerza que su eslabón más debil. Jesús quiere unirnos visiblemente consigo por una cadena apóstolica inquebrantable. Por eso eligió un hombre lleno de bravado falso, el tipo cuyo fracaso es obvio a todos, menos a él mismo. Cuando la prueba llegó, Pedro - la roca - parecía con Jell-O.

Lo increible es que Jesús no lo remplazó con alguien más confiable. Al contrario, le dio una segunda oportunidad, "Pedro, ¿me amas?"

Pedro es el eslabón más debil en una cadena de autoridad conectandonos con Jesús mismo. Jesús quería que reconozcamos que su autoridad - y la de sus sucessores - está basada no en la fuerza humano, sino el poder de Dios. Esta mañana escuchamos una parte de su gran sermón pascual. Concluye con estas palabras:

Todo hombre que cree en él
recibirá el perdón de los pecados por su nombre. (Acts 10:43)

El perdón transformó a Pedro. Reconociendo su debilidad total, se hizo roca, piedra en el sentido real. Más que cualquier otro, Pedro experimentó la alegría de ser perdonado. Ese misterio - esa buena nueva - no es algo que uno puede entender en un instante. C.S. Lewis propone que quizás Pedro pasará toda la eternidad ante Jesús, admitiendo su fracaso y recibiendo su aceptación no merecida. Para algunos esto parece contra la auto-estima, pero ellos no han entendido que es el hombre y quien es Dios. El salmo de hoy nos dice "dar gracias al Señor, porque su misericordia es eterna."

Hoy vislumbramos la Misericordia Divina. Nos ponemos al lado de Pedro corriendo a la tumba. Era un hombre lleno de verguenza a causa de su fracaso. Pero no permitió que la pena lo paralice - o conducirlo a la desesperación. Al contrario, superó su miedo y miró a dentro del sepulcro. Una esperanza debe haber nacida en su alma cuando vio que la tumba estaba vacia. Esta mañana no es necesario captar el misterio total. Suficiente ponernos con Pedro - un hombre tan debil en su humanidad - y con él preguntarnos: ¿Que significa este sepulcro vacio?

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