CHRISTINA ROSENVINGE
Cerrado
10 Canciones sin salida
Puedes tardar más o menos, pero al final siempre te das cuenta de que las cosas
nunca se cruzan por casualidad; de que dos coches no pueden chocar cuando
circulan por carreteras distintas; de que todas las parejas tienen explicación:
Jagger y Richard, John y Yoko, Kennedy y su bala. El encuentro entre Christina
Rosenvinge y Lee Renaldo, de Sonic Youth, también tiene su propia lógica: Lee es
el Mozart del ruido y Christina canta como alguien que ha descubierto que para
gritar más que nadie es más útil decir las palabras adecuadas que levantar la
voz: Christina escribe como Tom Waits y Lee Renaldo toca la guitarra como James
Joyce; a los dos les gustan los poemas de Robart Lowell; a los dos les gusta
arriesgarse porque ninguno cree que la palabra futuro signifique empujar todo lo
que ya tenías un poco más; saben que hay canciones que apuntan a las piernas y
que hay canciones que apuntan al corazón y que todas las que cada uno de ellos
pone en sus discos luchan por formar parte del segundo grupo. Lo raro sería que
dos personas así no hubiese terminado por encontrarse.
Con todo eso entre las manos y un montón de buenas canciones de sus anteriores
trabajos -Que me parta un rayo y Mi pequeño animal- a sus espaldas, Christina
Rosenvinge se fue a Nueva York a grabar su tercer disco: Cerrado, un título que
se da la razón a si mismo desde el primer acorde. No hay por dónde escapar a
estas canciones que pegan duro y al centro, que vienen para quedarse, que se
hunden bajo tus pies igual que trampas para osos, que se parecen a las noches de
las que habla Christina en una de sus canciones: "noches tan limpias que te
golpean como un martillo".
Y ahora vamos a tener que sabernos el guión porque aquí es donde tendríamos que
empezar a hablar de las imfluencias, y no va a poder ser; Cerrado es un disco
que está a la vez en todas partes; es comtemporáneo de Sabadoh o Beck o Beat
Happening pero también suena como diez canciones que le habría gustado escribir
a la Velvet Underground. Es, como todas las cosas que merecen la pena, algo
donde el resultado es mucho más importante que los ingredientes; es música que
se puede resumir al mismo tiempo con la palabra "siempre" y con la palabra
"ahora".
Cerrado está hecho con canciones muy profundas que también saben estar muy
cerca; con medios tiempos inolvidables Después de ti, Sábado -baladas de las que
uno no puede desatarse- Lo siento, Glue -puro rock and roll- Solo, Amarillo, la
avasalladora ¿Qué se siente?... Son canciones que se mueven de sitio, que
cambian cada vez que uno vuelve a oirlas, como dice Easy girl: "Si quieres verme
tendrás que mirar dos veces". Y es verdad, porque con cada nueva audición el
disco te gusta lo mismo que la vez anterior, pero siempre de una manera
distinta. Tal vez porque se trata por encima de todo de una obra sutil que
siempre procura esconder una parte de lo que enseña y revelar un poco de lo que
oculta; una obra que está hecha de canciones que tienen un as en la manga, de
canciones con un tesoro encerrado.
Las letras son tan buenas porque Christina sabe escribirlas como quien arma un
puzzle y sabe que sólo hay una pieza para cada hueco, y que ésa es una clase de
juego en el que puedes rendirte pero no puedes hacer trampas. Y luego está su
forma de cantarlas, esa mezcla de pasión y exactitud que pone en lo que dice y
en la forma en que lo dice, la capacidad de dejarse ver a sí misma al fondo de
cada verso. Esas palabras son las únicas con que merece la pena escribir una
canción.
Para terminar, Lee Ranaldo le ha dado al conjunto una temperatura, ha creado un
ambiente sonoro que funciona como una red contundente a fuerza de ser delicado,
perfecto a fuerza de respetar y rodear con los mejores accesorios posibles el
sonido de Christina de forma que todo lo bueno que siempre hubo en ella se
escuche como nunca. El resultado es un disco que sólo podría pasar desapercibido
si en este país todo el mundo se hubiera vuelto definitivamente loco. Cerrado es
un disco doblemente grande: porque es muy bueno y porque es muy distinto. Un
disco sobre el que a uno no se le ocurre nada que decir, salvo
¡¡Corran a por él!!.
(Texto tomado de la web de Project Plastic http://www.project-plastic.com/cerrado.htm publicado en el verano de 1997)