LA PISTOLA DE RAY

Quiero tener una pistola. Keith Richards tiene una y Jerry Lee Lewis y James Brown también. He querido tener una pistola desde que era niño. Siempre.
Me gustan mas las películas cuando hay una pistola por algún lado. No hace falta que maten a alguien, basta con que uno tenga una pistola y le dispare a un tronco a una botella. Quiero vivir en el desierto y quiero tener una pistola. Quiero estar solo con ella y con mi pistola en mitad del desierto. Una pistola y nadie a quien disparar. Esa es mi idea de la felicidad
-Ray Loriga


Bienvenidos a esta seccion dedicada a la literatura de Ray Loriga y otros contemporaneos de este escritor, como influencia importante en la vida y carrera de Christina Rosenvinge.



Caidos del cielo
Ray Loriga


- Cuando era niña creia en Dios
- ¿Y que paso?
- Nada, ese era el problema. Dios no parecia interesarse en mucho por mi, asi que deje de pensar en el. Ahora ni creo, ni no creo, simplemente me ocupo de mis cosas yo sola.
- Asi es como debe ser
- No se, a veces pienso que Dios existe para los demas y que, por alguna razon, no puede ocuparse de mi. A lo mejor hay un Dios que no es un Dios tan capaz como dicen. A lo mejor Dios es un poco torpe o un poco vago o incluso un poco imbecil.
- ¿Un Dios imbecil?
- Si, como un presidente del gobierno o algo por el estilo. A lo mejor hay un Dios mas listo que este esperando en alguna parte, pero como Dios es inmortal, eso viene con el cargo, pues al otro, al listo, no le va a toca nunca. A lo mejor el mundo entero es como Mexico. En Mexico, pase lo que pase, siempre tienen a la misma gentuza organizandolo todo.
- Podriamos unirnos al Ejercito Zapatista
- Si, y tambien podriamos ir a la luna a andar por encima de las huellas de Armstrong
- Me temo que Mexico, y tu y yo tendremos que seguir esperando mucho tiempo hasta que al Dios imbecil le de por dimitir

39
Paginas 117-118
Ave Fénix Serie Mayor
Plaza & Janes
1995
Barcelona, España


LOS NOMBRES DE TERESA
-Benjamín Prado


Tú eras el poema de Gottfried Ben que habla
del terciopelo sobre el que descansan las cosas,
los bosques de Salzburgo y los ángeles de Rilke.
Eras Auden en Dresde
leyendo a Robert Lowell junto al Elba,
la carretera del corazón de la noche
y la casa de Holan en la isla
de Kampa y las luces
de Praga sobre el río.

Tú eras Ezra Pound boxeando con Hemingway;
eras el rayo verde,
la escalera que lleva a las torres vacías.
Tú eras Bob Dylan soñando con Kafka,
las estrellas rojas y el cielo de Rimbaud.

Y eras la red de oro
y Kavafis dormido en las playas de Ítaca
y la rosa amarilla de Elsinore con dos corazones
y el círculo que encierra a una naranja.

Tú eres alguien que está fuera mirando hacia dentro,
alguien que dice: sólo te harán daño
los dioses en que crees, la locura
de Hölderlin es un tigre entre las palomas.

El cielo cabe en una de tus manos
y en la otra mano llevas la rueda de los días.

Agradecemos la colaboración de Arturo Gutierrez A. en la elaboración de esta seccion, con la seleccion de algunos textos.