Toledo,2001   BES
                     Desde un puente romano

Horadando el dolor del alba  hasta encontrar el origen  de las  lágrimas
No tengo más remedio que tender la millonaria sed  del canto matinal
a los pies de un puente romano del siglo XII
El Guadalquivir lo cuelgo a los borbotones del miedo como un relicario
Amarro  el secreto de esta especie  emputecida bajo un  arco cordobés
como San Lorenzo amarró sus perros y soltó los vientos
El segador en medio de mí misma va a mis montes en días de lluvia
apertrechada a este Salto Collazo en mis Tajos
rastreo los senos de tus labios sobre el puente de Toledo
Descifro el frescor de este peso mendigo en la conciencia
el rostro acortejado al corazón de barro que no ve
a la carne que siente y padece

La verdad de los enteros mancha el grueso volumen
que traigo de cansancio más estirado que Carmen Sevilla
Temo a los elevadores que saltan los números 13
y a tus pasos metidos bajo la puerta mientras escribo occipitales alquimias
De madrugada bajo las escaleras a tu dulce aniversario
desde el sueño te observo descender la cuesta de Quebradillas
y ese túnel montés de Guajataca recibe el vientre alicaído del  océano Atlántico
como recibe al rayo que no cae dos veces en el  mismo sitio
No entiendo cómo los párpados se atreven adivinarte
en el  rumor de pasajes y sombras  galopando entre mis dedos
Subo  escaleras eléctricas en ciudades antiguas
Encuentro tan rústico  intercambiar fotografías
de las calles donde renuncié irrevocablemente a tu cuerpo
por el que eché fuego como un dragón ciego
sintiéndome surtidor para la fuente

Desde la callosa vigilia  renovada de arterias moriscas
recibo a Lisboa entre tus manos-redes desgranado el deseo
No puedo ver hasta dónde alcanza este pedazo de  amor
sin la asistencia de los Antonios que zambullen al fondo de la cultura
donde convergen las fauces del Pacífico y el Tajo
Leo en voz alta  el libro para el que nunca tuve tiempo
a las puertas de Santiago
donde una señora quiso desprenderse de su marido
o del calendario
con franqueza lo dijo
Hay tibiezas en el cucurucho de los tuétanos de Simón, el herrero del mar
al empujar la vela  de pecados en lengua romance dejados atrás en Fátima
Fue allí donde nos despedimos por última vez de los corales  enquistados
en las paredes de las Cuevas de Albacín  como me aconsejo un buen abogado
(todavía más al sur del punto europeo más al sur de lo salado
donde gustosamente me hubiera filtrado como un hilo de agua
por la entraña viva de algún puente en  Ronda)
Quien me lea con tranquilidad sabrá porque aún uso gafas oscuras
tanto  de día como de noche.

Belia E. Segarra
El Salto Collazo, (San Sebastian, Puerto Rico.) en una de sus manifestaciones "guturales".  Foto y arreglos: BES