Edgardo Nieves Mieles
Hatillano, 1957
                           
"Poeta de la intertextualidad."   Ha  publicado  varios   poemarios:   El ramalazo de semen en la mejilla ortodoxa  (De como un poeta recién casado corteja a la poesia a escondidas de  su  esposa  y  otras taquicardias1987);El amor es una enfermedad  del  hígado, 1993; Las muchas aguas no podrán apagar el  amor, 2001.
  Ha recibido los siguentes premios en certámenes de poesía: Certamen de Poesía del  Instituto  de  Cultura  Puertorriqueña (1987).  Certamen de Poesía del Ateneo Puertorriqueño  (1991)  y  Gran  Certamen  de Poesía de la Comisión  del  Quinto Centenario del Descubrimiento de América y  Puerto Rico (1993).  Se desempeña como maestro de Español para el Departamento de Instruccion Pública en Barran- quitas.
Foto: Carlos Cagigas,
   arreglo BES
       Persistencia de la memoria (3)

       
Te veo venir hacia mí,
  balanceando tus dones
  mientras desnudo
  la piel de una mandarina
  y el  calor derrite
  los helados de los niños.

Las muchas aguas no podrán apagar
                            el amor, 2001.
                              PROZAC BLUES
     No sé exactamente cuánto hace
que recogiste tus cosas
y te largaste de mi vida.
Pero a pesar de que ciertos vínculos amorosos
suelen ser más fuertes que el Krazy Glue,
el almanaque, como de costumbre,
mudó su monótono plumaje.
Las estaciones cumplieron
los rigores de su lento oficio.
Las palomas que comían de tu mano,
huyeron en perfecto silencio asustadas
por el bullicio de los grandes días.
Las nubes del poniente,
aquéllas que en otro tiempo
fueron mudos testigos de nuestros votos
por permanecer unidos hasta que repicase
campanas la pelona, zarparon
en pos de nuevas y mejores quimeras.

   Nunca más el joven cartero
volvió a pronunciar tu delicioso nombre
y de seguro los desnudos eucaliptos
y el enamorado balcón también han empezado ya
a olvidar tu abrigo verde con dragones bordados en oro,
tu sangre azul y la música secreta de tu alegría.

Y en tardes como ésta
en que aún el Sol es un gigantesco huevo frito,
cuando miro la raya del horizonte
con un aguacero en los ojos,
tu rostro se pierde en la bruma de la distancia.

En tardes como ésta,
en que sólo la abulia guía y empuja mis más íntimos actos,
el recuerdo de tu pamela, esa extraña corola de hielo y azúcar,
como súbito relámpago de nieve,
me deslumbra hasta caer de bruces
en los ensangretados geranios del jardín.
Y entonces, es el mar colmándome nuevamente los dedos
con sus regias magnolias.

   Después de todo, aún el escarabajo
instala su morada en el excremento,
pero los muy pulcros gatos conservan la antigua
y sabia costumbre de cubrir los suyos
con tal de aguarles la fiesta a esas lascivas moscas
que apenas intuyen el posible festín,
se acarician las patas delanteras
cual inescrupulosos prestamistas.

   Antes te soñaba.
Luego, no me dejabas dormir.
Hoy, hoy sólo eres menos.

   A fin de cuentas, las navajas
y el café rinden más.

Aún te extraño
pero con alivio.  

L@s nuevos c@níbales, Antología de la más reciente poesía del Caribe Hispano.V. 2.
          TANGO DEL ADÚLTERO
                       
Si yo pudiera comer chocolates
con la misma verdad con que tú los            comes!
              - Fernando Pessoa

A la Dra. Circe Extrañoamor:
the Queen of Ice

He ido navegando de fracaso en fracaso
el infinito azul del techo.
Bordeando un largo sendero de traspiés
con la simple torpeza del novicio.
Con la hilarante impasibilidad del carnicero.

El cadáver que planté en mi jardín
ha empezado a retoñar.
Circe permanece silenciosa
ante las estatuas de sal
que tanto veneran las palomas.
He ahí las huellas de sus pies
enrojecidas por las rosas pisoteadas.
He ahí el  martillo de su risa,
la promesa felina de su torso
y esa flor de carne escandalosamente viva.
(Su agrio perfume.)
He ahí el  ángel guardián
que aburrido de su empleo,
se enamoró de la más fría trapecista.
(De seguro ha de llamarse Hamlet.
¡ Qué desechable lujo
para el gusto de la época!)

El amor es una enfermedad del hígado.


                                
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    Rafa
  Desde el límite
      Maribel
  Poema 2
         Daniel
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Fotomontaje. :  Belia E. Segarra