PATRIMONIO ESPIRITUAL MARISTA

EL TEMA DE LA FRATERNIDAD[1] EN ALGUNAS FUENTES MARISTAS

CEPAM/A.BRAMBILA

 

 

(Testamento Espiritual, nº 5): Os encarezco también, muy queridos Hermanos, con todo el cariño de mi alma y por el que vosotros me profesáis, que os comportéis de tal modo que la caridad reine siempre entre vosotros. Amaos unos a otros como Cristo os ha amado. No haya entre vosotros sino un solo corazón y un mismo espíritu. Ojalá se pueda afirmar de los Hermanitos de María lo que se decía de los primeros cristianos: ¡Mirad como se aman!... Es el deseo más vivo de mi corazón en estos últimos instantes de mi vida. Si, queridos Hermanos míos. escuchad las últimas palabras de vuestro padre, que son las de nuestro amadísimo Salvador: “Amaos unos a otros”.

 

(F. EUTHYME, SUMM 317): La caridad fraterna, el espíritu de familia estaba tan arraigado entre los Hermanos que se podría decir que no tenían sino un corazón y una sola alma. Cuando en una escuela se recibía alguna cosa de la Casa Madre, se vivía una verdadera fiesta de familia. Con frecuencia he experimentado esta dicha.

 

(F. JEAN CLAUDE, SUMM 350): El buen Padre nos exhortaba continuamente a la práctica de la caridad fraterna, y nos repetía a menudo: “Queridos Hermanos, amaos unos a otros como Jesucristo os ha amado”.

 

(F. LAURENT, OM 756): En los comienzos éramos muy pobres. El pan era de color de tierra, pero teníamos siempre lo necesario. Nuestro buen Superior, como el más amante de los padres, tenía gran cuidado de nosotros. Por ejemplo, yo me acordaré siempre de la molestia que se daba cuando hallándome enfermo en La Valla, venía a visitarme todos los días; aprovechaba para llevarme siempre alguna cosita que me sirviera de alivio y alguna palabra de consuelo que me animara a sufrir con paciencia todo, por amor de Dios.

 

(F. RAPHAEL, SUMM 349): El celo ardiente del Servidor de Dios para formar a los jóvenes que el Señor le confiaba no tenía límites. Nos formaba en primer lugar a la piedad, a practicar las virtudes y a las obligaciones de la vida religiosa. ¡Cuánta paciencia tuvo que ejercitar para sobrellevar las ligerezas y la falta de constancia de 8 ó 10 jóvenes irreflexivos, entre los que me encontraba yo. Había dejado en el mundo un papá a quien mucho quería; me encontré otro en la persona del Servidor de Dios.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 001, 51-53, GRANJON JUAN MARIA, HERMANO, 1823-12-01): Como me propongo escribiros de nuevo, termino y os aseguro que seré siempre y con gusto y satisfacción vuestro afectuoso padre en Jesús y María.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 007, 42-48, BAROU JUAN JOSE, VICARIO GENERAL, 1827-05): En espera de una ayuda cual conviene de quien ama la obra, que no pide más que la alimentación y el vestido, me encomiendo a sus buenas oraciones, pues, veo más que nunca la verdad de esta palabra: “Nisi Dominus aedificaverit...” El Señor Seón nos convendría bajo muchos aspectos. No solamente no nos pediría nada, sino que me ha dicho que daría incluso su patrimonio, 20,000 francos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 010, 02-04, INSTITUTO, HERMANOS, 1828-01): Dios nos ha amado desde toda la eternidad; nos ha elegido y separado del mundo. La Santísima Virgen nos ha plantado en su jardín. Ella cuida de que nada nos falte.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 014, 04-05, BARTOLOME, HERMANO, 1830-01-21): Me he puesto muy contento al saber noticias suyas. Muy contento al saber que goza de buena salud.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 014, 20-24, BARTOLOMÉ, HERMANO, 1830-01-21): Que la Santísima Virgen les ama también, porque es la Madre de todos los niños, que están entre nuestras escuelas. Díganles también que yo mismo les quiero niños. Que no subo ni una vez al altar sin pensar en ustedes y en sus queridos niños.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 014, 24-26, BARTOLOMÉ, HERMANO, 1830-01-21): Que quisiera tener la dicha de enseñar, de consagrar de una manera más inmediata mis cuidados en formar a esos tiernos niños.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 014, 27-30, BARTOLOME, HERMANO, 1830-01-21): Todo los demás establecimientos van más o menos. Rogad por mí y por toda la casa. Tengo el honor de ser su muy afectuoso padre en Jesús y María.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 016, 13-16, ANTONIO, HERMANO, 1830-08-15): Los dejo en los corazones de Jesús y de María. No los olvido en mis oraciones. Recen también por mí. Tengo el honor de ser vuestro afectuoso padre en Jesús y María.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 017, 24-26, ANTONIO, HERMANO, 1830-09-10): Diga al H. Dominique que le amo mucho y que ruego por los dos. Espero que no me olvidarán en sus buenas oraciones.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 019, 05-08, BARTOLOME, HERMANO, 1831-01-03): No debe usted dudar de que considerándolos a todos como queridos hijos míos en Jesús y María, por el dulce nombre de padre que me otorgan, los llevo a todos muy cariñosamente en mi corazón.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 019, 08-10, BARTOLOME, HERMANO, 1831-01-03): Soy muy sensible a la felicitación que me dirige; no lo olvidaré. En mis oraciones encomendaré a quien formula tan bellos deseos para mí.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 019, 34-37, BARTOLOME, HERMANO, 1831-01-03): Muchas cosas tendría todavía que decirle; espero poder decírselas de viva voz dentro de poco. Los dejo a los dos en los corazones de Jesús y de María; ¡son tan buenos hogares! Tengo el honor de ser vuestro afectuoso padre en Jesús.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 020, 27-31, ANTONIO Y GONZAGA, HERMANOS, 1831-02-04): La más agradable noticia que puedan darme es sin duda alguna que están contentos con el H. Gonzaga, que lleva una vida edificante. Tengo ganas de ir a verlos a fin de abrazar a ambos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 020, 32-33, ANTONIO Y GONZAGA, HERMANOS, 1831-02-04): No los olvido en mis oraciones y me encomiendo a las de ustedes. Tengo el honor de ser su muy afectuoso padre en Jesús y María.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 022, 28-33, MERLAT JUAN BAUTISTA, ALCALDE, 1831-04): El H. Juan Francisco, de pila Boisset, habiendo encontrado mal que le hiciese observaciones sobre su conducta con respecto a sus alumnos, temo que ello dé lugar a alguna queja sobre él y que ella recaiga sobre la sociedad entera. Veo por otra parte que se entiende mal con el H. Abel y los demás Hermanos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 024, 21-26, BARTOLOME, HERMANO, 1831-11-01): No deje de decir a los niños que son amigos de los santos que están en el cielo, de la Santísima Virgen y en particular de Jesucristo, que sus jóvenes corazones le dan envidia, que está celoso, que ve con el mayor dolor al demonio apoderarse de ellos, que estaría dispuesto, si fuese necesario, a morir de nuevo sobre la cruz en el mismo St-Symphorien, pobres niños.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 024, 26-28, BARTOLOME, HERMANO, 1831-11-01): Añada que Dios les ama y que yo les amo también, puesto que Jesucristo, la Virgen y los santos les aman tanto.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 024, 31-35, BARTOLOME, HERMANO, 1831-11-01): El buen Jesús les promete llevarlos sobre sus hombros a fin de evitarles el trabajo de caminar. Qué desgracia, hijos míos, que no lo conozcamos bien, sobre todo aquellos de entre ustedes que aprenden con tan pocas ganas el catecismo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 030, 10-12, CHOLLETON JUAN, VICARIO GENERAL, 1833-08): No me atrevo a hablar a mis Hermanos al ver la turbación en la que los de Millery han quedado cuando imprudentemente alguien soltó prenda.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 030, 32-36, CHOLLETON JUAN, VICARIO GENERAL, 1833-08): Tranquilizo a mis hijos; les digo que no teman nada, que compartiré todas sus dificultades, hasta llegar a compartir el último pedazo de pan. Me di cuenta en esta ocasión que ni uno ni otro tenía para mis jóvenes sentimientos de padre.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 031, 06-09, ALFONSO, HERMANO, 1833-11-03): Estoy encantado al recibir su carta y saber que está bien y que se esfuerza en mantener en buen orden que ha encontrado en su nuevo puesto.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 031, 15-16, ALFONSO, HERMANO, 1833-11-03): Adiós, mi muy querido Alfonso. Adiós, soy todo suyo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 033, 02-05, ANTONIO, HERMANO, 1834-01): No dudo ni un instante de la sinceridad de los votos que usted formula por mí. Créame también que yo no anhelo sino su felicidad.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 036, 06-08, DOMINGO, HERMANO, 1834-06-03): He recibido con mucho placer su carta: está muy bien escrita. Veo, mi querido amigo que se ha aplicado mucho.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 036, 14-18, DOMINGO, HERMANO, 1834-03-06): Usted me ama y puedo asegurarle que está muy bien pagado por mi parte. Deseo mucho que se forme bien, sin querer, no obstante, otra cosa que lo que Dios quiere. En todo lo que pueda molestarnos digamos siempre que se cumpla la voluntad de Dios.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 036, 29-31, DOMINGO, HERMANO, 1834-03-06): Muchos saludos al H. Luis. Su salud está ya restablecida; que la cuide y también la de sus Hermanos. Amo mucho también al H. Apolinar y al H. Nizier. Adiós, les dejo a todos en los Sagrados Corazones de Jesús y de María

 

(Carta del P. Champagnat, PS 042, 17-24, CASIANO, HERMANO, 1834): Si los miembros de la Sociedad de María son demasiado imperfectos para servirle de modelo, ponga su vista, mi querido Casiano en la que puede ser modelo de los perfectos y de los imperfectos y que los ama a todos: a los perfectos porque copian las virtudes e impulsan a los otros al bien, sobre todo en una comunidad; a los imperfectos, porque sobre todo a causa de ellos María ha sido elevada a la sublime calidad de Madre de Dios. Si, pues, mi querido H. Cassien, somos perfectos, debemos en cierto modo agradecer a los pecadores el que nos hayan proporcionado una Madre tan buena y amable.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 043, 24-26, FRAIN JUAN MARIA, VICARIO GENERAL, 1834-07): Aun cuando los Hermanos no vayan menos de dos, se podrá establecer una casa central, de la saldrían uno a uno a los municipios próximos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 045A, 94-107, CHOLLETON JUAN, VICARIO GENERAL, 1834-09-08): Nada nos faltará, ni personal, ni material. Quam bomum et quam iucundum habitare fratres in unum. Nuestros hermanos hablan todos como yo. Todos estarían dispuestos a abandonar el Hermitage a los Padres de la Sociedad si fuera preciso. Firmarían todas las cesiones que yo mismo ofrezco para que los Padres de la Sociedad estén en mejor situación. En todo ello hágase la voluntad de Dios.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 045B, 88-93, CHOLLETON JUAN, VICARIO GENERAL, 1834-09-08): Muy pronto, Sr. Vicario general, verá Ud. que crecemos en número. La desunión lo ha arruinado todo, el reunirse hará que todo se recupere; la gloria de Dios saldrá beneficiada.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 046, 10-13, CHIRAT CARLOS, PARROCO, 1834-09): Le ruego, Sr. Cura, no se oponga a que nuestros Hermanos obedezcan. Ya el año pasado el Hermano de Neuville faltó al Retiro con escándalo de sus hermanos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 048, 07-08, ANTONIO, HERMANO, 1834-11-04): Soy, muy querido amigo, muy sensible a las diferentes miserias que habéis experimentado unos y otros. Les concedo lo que me piden respecto a sus comuniones.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 048, 10-12, ANTONIO, HERMANO, 1834-11-04): Diga al H. Moisés que pensamos en él: una camisa completamente nueva le va a llegar el primer día. Dígale también que le quiero de todo corazón, que Dios le pagará al céntuplo. A Jesús y María,

 

(Carta del P. Champagnat, PS 049, 26-31, DOMINGO, HERMANO, 1834-11-23): Diga mientras tanto al querido H. Ligorio que los llevo a todos en el corazón, que les amo a todos, mi querido Dominique, porque sé las dificultades que tiene usted en su situación, los combates que tiene que sostener, el afecto que me ha mostrado en tantos encuentros.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 061, 10-12, TEOFILO, HERMANO, 1835-07-12): Diga, mi querido amigo, diga al H. Silvestre cuánto le aprecio. Sé de él con infinito agrado todo lo que hace en Marlhes por amor de Dios. Ruegue por mí. Adiós.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 062, 06-13, INSTITUTO, HERMANOS, 1835-08-24): Venid a descansar y a reparar vuestras fuerzas en un lugar de paz, de silencio y de recogimiento con las mismas disposiciones que tenían los Apóstoles en el Cenáculo y como la multitud de los primeros cristianos que no tenían más que un corazón y un alma, nos esforzamos en reflejar en nuestra conducta las virtudes de las que nos han dado tan bellos ejemplos. Pero a fin de este concurso general al buen orden no sea interrumpido por ninguna causa, es conveniente cumplir lo que a continuación se expresa:

 

(Carta del P. Champagnat, PS 063, 11-18, INSTITUTO, HERMANOS, 1836-01-19): Nuestro corazón goza al recordarlos cada día en el altar y presentarlos a todos al Señor; pero hoy no podemos resistir a la dulce satisfacción de exponerles nuestros sentimientos de afecto y manifestarles nuestra tierna solicitud. Todos nuestros deseos y  todos nuestros votos son por su felicidad. Sin duda no lo ignoran.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 063, 31-36, INSTITUTO, HERMANOS, 1836-01-19): Les deseamos y esperamos que a ejemplo de Jesús, nuestro querido modelo, tengan un tierno cariño hacia los niños. Repítanles con santo celo el pan espiritual de la religión. Esfuércense en formarlos en la piedad y en grabar en su joven corazón sentimientos de religión que jamás se borren.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 063, 37-41, INSTITUTO, HERMANOS, 1836-01-19): Que la unión y la caridad de la que habla el discípulo bien amado reine siempre entre ustedes. Que quienes deben obedecer cumplan este deber con humildad y que quienes manden lo hagan con dulce caridad; por esos medios la paz y la alegría del Espíritu Santo estarán siempre con ustedes.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 063, 60-65, INSTITUTO, HERMANOS, 1836-01-19): - Los votos que formulan en mi favor los creo muy sinceros y les quedo muy agradecidos. Que Dios, mis queridos Hermanos, quiera bendecirlos y seremos felices. No ignoro cuánto trabajo y preocupación tienen para atender a todo. Una vez más, que Dios extienda sus bendiciones y todo irá bien.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 063, 66-69, INSTITUTO, HERMANOS, 1836-01-19): Digan, mis queridos amigos a sus queridos colaboradores cuán queridos me son, cuánto los quiero en Jesús y María. Cuiden mucho su salud. Digan al muy querido Hermano Onésimo y a los demás cuánto los amo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 066, 14-20, MAZELIER FRANCISCO, SUPERIOR SPTCH, 1836-07): El artículo 8o de su prospecto por el que ustedes suspenden la colocación de un Hermano solo y sin esperanza en lo sucesivo a no ser para lugares muy próximos a una escuela principal de su congregación, nos parece de acuerdo con este enunciado de nuestros estatutos: “Aun cuando los Hermanos no vayan menos de dos, se podrá establecer una casa central desde donde se desplazarán de uno en uno para los municipios próximos”.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 067, 35-37, FRANCISCO, HERMANO, 1836-08-28): Está clara mi dirección postal por si necesita escribirme. Reciban todos la seguridad de todo mi afecto, con el cual, queridos Hermanos, tengo el honor de ser su afectuoso padre en Jesús y María. A Paris du Seminaire des Missions étrangeres, Rue du Bac, Nº 120.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 074, 23-25, ANTONIO, HERMANO, 1836-12-21): Siento mucho, mi muy querido H. Antonio, el no haberme encontrado en casa cuando vino usted. Reciba, pues, la seguridad de todo mi afecto.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 079, 02-12, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-01-01): Carísimos, mis muy amados, mis muy queridos Hermanos: Amémonos unos a otros. No podría al comienzo de este año usar un lenguaje más conforme a mis gustos y a mis afectos. Que interrogue a mi corazón, a mis sentimientos, al dolor que me causa la menor de sus desgracias, a sus angustias que son las mías, a sus fracasos, a mis motivos de angustia, a veinte años de solicitud, todo eso supone que yo pueda con valor y sin temor dirigiros las palabras que el discípulo muy amado pone al principio de todas sus cartas: amados míos, amémonos unos a otros, porque la caridad viene de Dios.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 079, 17-23, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-01-01): En cuanto a mí, mis muy queridos, mis muy amados, conjuro a nuestro Divino Maestro cada vez que subo al santo altar que se sirva hacer llover sobre ustedes sus gracias y sus más abundantes bendiciones, que os ayude a huir del pecado como del único mal que temer, que os allane el camino de las virtudes propias de los religiosos y en especial las propias de los Hermanitos de María.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 079, 24-26, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-01-01): En fin, ruego a nuestra común Madre que nos obtenga una santa muerte, a fin de que habiéndonos ejercitado en la tierra nos amemos para siempre en el cielo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 080, 17-22, LUIS MARIA, HERMANO, 1837-01-02): En cuanto a usted, mi querido Hermano, y a quienes están con usted, puedo decirles, y mi corazón no desmiente lo que digo: Carissimi, diligamus invicem...San Juan, el discípulo amado, lo repetía en todas sus cartas. Yo también puedo dicíroslo al comienzo de este año. Os llevo a todos con mucho afecto en mi corazón.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 096, 02-09, COMBE JUAN PEDRO, PARROCO, 1837-02-26): No creemos poder daros Hermanos tan pronto. Por otra parte no sería prudente enviar solamente dos a un establecimiento tan lejano, porque en ese caso no se pueden remediar fácilmente las dificultades de los abusos y proveer a las necesidades que pueden sobrevenir, como enfermedad o incompatibilidades, etc. Tratamos de evitar ese inconveniente extendiéndose poco a poco y por grados. Ustedes necesitarían por lo menos tres Hermanos, a fin de que en caso de necesidad uno pueda suplir la ausencia de otro y que la ayuda no se haga esperar.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 097, 19-22, PAGE CLAUDIO MARIA, PARROCO, 1837-03-01): Encima se haría un amplio dormitorio para los niños, otro para los Hermanos, así como una sala de estudio común, pues no debe haber habitación particular.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 102, 04-07, EUTIMIO, HERMANO, 1837-03-19): Estoy muy contento de su cartita. Animo, querido Hermano, Jesús y María serán su recompensa; en sus tentaciones llámeles en su auxilio y jamás permitirán que sucumba.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 102, 11-17, EUTIMIO, HERMANO, 1837-03-19): Piense también cuán importante es su pequeña clase; de usted depende el formar en la religión a todos los niños a quienes está enseñando; de usted depende el abrirles o cerrarles el cielo.  Trate, pues, amigo mío, de edificarles, de rogar por ellos, de imprimir profundamente el amor de Dios en su joven corazón. Rece todos los días antes de comenzar la clase tres avemarías.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 115, 11-19, GUINES PABLO ARMANDO JOSE, PARROCO, 1837-06): Usted ve en este prospecto lo que debe suministrar para la casa de nuestros Hermanos. No creo que sea prudente enviar sólo dos Hermanos para comenzar en un establecimiento tan alejado de la casa central, ya que es importante empezar con buen pie. Se nos presentan candidatos cerca de nosotros que están bien dotados y en los que se cumplen las condiciones de nuestro prospecto perfectamente. No obstante tomamos en consideraciones su petición y estamos dispuestos a volar en su ayuda cuando las circunstancias puedan permitirlo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 118, 07-09, DIONISIO, HERMANO, 1837-07-05): Tiene mucha razón, mi querido amigo, al decirme que cuanto le concierne me interesa particularmente. Me gusta saber noticias de usted.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 118, 17-20, DIONISIO, HERMANO, 1837-07-05): Nosotros no lo olvidamos, ni tampoco a los otros Hermanos que están con usted. Dígales muchas cosas, que les amo mucho y que me alegro de todo lo que hacen por amor a nuestro común Señor.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 126, 04-07, APOLINAR, HERMANO, 1837-08-04): He quedado sumamente afligido al no poder prolongar mi viaje hasta St.-Paul-T.Ch. Deseaba especialmente verle a fin de procurarle todo el consuelo que me fuera posible. Lo que me aflige sobre todo es que me han dicho que está usted enfermo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 132, 14-18, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-08-12): Cuán bueno y agradable me resulta pensar que dentro de muy poco tiempo, tendré el enorme gusto de decirles, al unísono con el salmista, y mientras les doy el abrazo de saludo: “quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum”.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 135, 29-36, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-09-04): Así es, muy queridos Hermanos, cómo nosotros recogeremos lo que hayamos sembrado. Tal vida, tal muerte; tal muerte, tal eternidad. Dios nos ha llamado a ser santos. Os conjuro, pues, a que avancéis más y más en su amor; procurad vivir en paz y aplicaos cada cual a lo que debéis hacer a fin de que todo lo vuestro, el espíritu, el alma y el cuerpo se conserven sin mácula para la llegada de Nuestro Señor Jesucristo. (Tesal. IV y V).

 

(Carta del P. Champagnat, PS 135, 38-40, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-09-04): En la espera gozosa de vuestra llegada, os abrazo muy afectuosamente en los Sagrados Corazones de Jesús y de María.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 141, 28-32, MAZELIER FRANCISCO, SUPERIOR SPTCH, 1837 -09-28): Acepte que le expresemos muy particularmente nuestra justa gratitud por los cuidados que ha prodigado a nuestro querido H. Apolinar. !Qué alegría hemos experimentado al enterarnos de su convalecencia! Acaba de anunciarnos la llegada a su casa.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 143, 15-22, DEVIE ALEJANDRO, OBISPO, 1837-10-18): En cuanto a los Hermanos que Su Grandeza me pide para Toisset, no creo que sea posible el enviar menos de dos. En cuanto el Sr. Cura me comunique que todo está listo y conforme a nuestro prospecto, me apresuraré a hacerles partir. Confiado en el testimonio que Su Grandeza me da relativa al establecimiento de Nantua, me he decidido a hacer todo lo que de mí dependa para fundarlo el próximo año.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 158, 20-25, SILVESTRE, HERMANO, 1837-11-25): Dígale al querido H. Luis María que su [difícil] situación no dejará de atraerle las bendiciones de Dios.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 168, 32-37, DIONISIO, HERMANO, 1838-01-05): Dígale además que no les digo ni a unos ni a otros que les deseo feliz año; ya saben que sólo respiro por su bien. No hay ningún bien verdadero que no les desee y que no esté dispuesto a hacerlo todo y a emprenderlo todo para procurárselo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 168, 38-42, DIONISIO, HERMANO, 1838 -01-05): Me alegro mucho de la buena conducta del H. Juan y le quiero como al sobrino del Sr. Courbon, a quien quería mucho como a mi superior. No pierdo de vista al buen Hermano Pascal. Dios quiera conservarle la salud que ha tenido a bien devolverle en su infinita misericordia.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 168, 42-46, DIONISIO, HERMANO, 1838-01-05): Está muy convencido, a lo menos debe estarlo, de que le amo muy tiernamente; quiero, deseo ardientemente que nos amemos unos a otros como hijos de un mismo padre, que es Dios y de la misma madre, que es la Iglesia.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 168, 46-50, DIONISIO, HERMANO, 1838-01-05): En fin, para decirlo en una palabra, María es nuestra común Madre. ¿Podría ver con indiferencia que conservásemos algo en el corazón contra uno de los que María ama más de lo que se puede decir?

 

(Carta del P. Champagnat, PS 170, 39-43, FRANCISCO, HERMANO, 1838-01-25): Cumplimos con nuestras misas en pago de nuestra pensión. Adiós, querido Hermano. Mil saludos al buen P. Besson, Matricon, a los eclesiásticos que pregunten por nosotros, a los queridos Hermanos Bautista, Estanislao, Juan María y a toda la casa.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 171, 105-112, DE PINS GASTON, ADMINISTRADOR AP., 1838-02-03): En fin, la última razón que he creído deber exponer al señor ministro es la autorización legal concedida a varias instituciones que forman establecimientos de dos y hasta uno, especialmente escuelas normales, cuyos súbditos, una vez que salen de las casas  madres, son lanzados aisladamente a los municipios, se convierten en dueños de sí mismos y demuestran muy a menudo que están lejos de ofrecer al gobierno la misma garantía que mis Hermanos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 172, 08-13, FRANCISCO, HERMANO, 1838-02-04): Recibí su respuesta y los prospectos que me ha enviado. He visto por su respuesta que todos están bien. En cuanto al buen H. Adjuteur, parece que Dios quiere recompensar su virtud y sus buenas disposiciones. Adoremos en esto sus designios y no discutamos jamás con él. Hagan cuanto puedan para ayudarle a tener una buena muerte. Dígale que no le olvido.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 172, 19-24, FRANCISCO, HERMANO, 1838-02-04): No me dice usted si el H. Pie está cambiado ¿qué efecto le produjo este cambio? ¿Tienen ahí mucha nieve? ¿Hace mucho frío en el Hermitage? ¿Se decide el granjero a marchar simple y llanamente? En fin ¿Ha cortado Poncet algo de la roca? ¿Qué tal van los señores Matricon, Besson y los Hermanos Juan María, Estanislao, Juan Bautista, Pedro, Jerónimo, Pedro José, etc?

 

(Carta del P. Champagnat, PS 172, 67-68, FRANCISCO, HERMANO, 1838-02-04): Adiós queridos Hermanos; sois el objeto de toda mi solicitud y estáis presentes en todas mis oraciones. Tengo el honor de ser vuestro afectísimo servidor y padre.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 174, 81-83, FRANCISCO, HERMANO, 1838-02-24): No tengo necesidad de deciros cuán queridos me son todos los Hermanos que le había nombrado en mi carta anterior, aunque usted no me hace mención de ninguno.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 176, 21-22, FRANCISCO, HERMANO, 1838-03-12): Mil saludos a todos mis queridos Hermanos. Usted ve bien cuánta necesidad tengo siempre de oraciones.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 179, 86-88, FRANCISCO, HERMANO, 1838-03-15): Adiós, mis queridos Hermanos. Los llevo a todos con mucho cariño en mi corazón. No les pido sus oraciones; me las deben.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 180, 47-50, VIUDA CHAMPAGNAT MARIA, SEGLAR, 1838-03-16): Les deseo a todos ustedes, no riquezas, sino [la paz de] una buena conciencia y un ardiente amor por Dios. Que Jesús y María sean su [único] todo. Recen por mí y por el éxito de mis asuntos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 180, 60-61, VIUDA CHAMPAGNAT MARIA, SEGLAR, 1838-03-16): Adiós, mis queridos parientes. Tengo el honor de ser todo suyo en abnegación y el afecto.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 181, 26-27, HILARION, HERMANO, 1838-03-18): Yo me encuentro bien; el tiempo no me pesa sino sólo porque no estoy con vosotros.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 181, 34-37, HILARION, HERMANO, 1838-03-18): Adiós, querido Hermano. No le olvido ni a usted ni a los demás. Salude al buen H. Mauricio. Cuánto le aprecio, así como a sus colaboradores. Al buen H. Nihilamon y a quienes están con él, al buen H. Adelphe.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 181, 37-42, HILARION, HERMANO, 1838-03-18): No tengo necesidad de recomendarles que recen por mí; ya sé que lo hacen. No olvide a los buenos Hermanos de Saint Sauver. Les llevo a todos con mucho cariño en mi corazón. Trate de ver cuanto antes a los Hermanos de Bourg Argental y a los demás. El H. Marie Jubin acierta bastante bien.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 183, 33-41, ANTONIO, HERMANO, 1838-03-24): Gozo de muy buena salud en París. Estoy alojado en el Seminario de Misiones Extranjeras, en donde gozo infinito. Le aseguro que si no supiese que hago algo de falta en el Hermitage, pediría terminar aquí mis días. Sigo el reglamento de la casa en cuanto mis salidas me lo permitan. Me levanto al toque de campana, asisto a la meditación y a los otros ejercicios espirituales, a las comidas, a los recreos. Estoy edificado hasta el extremo por la generosa abnegación de los que se destinan a misiones lejanas.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 183, 60-69, ANTONIO, HERMANO, 1838-03-24): Adiós mi querido amigo, adiós, querido Teodosio, Henry Marie y querido cocinero. Que Jesús y María estén siempre con vosotros. Soy siempre su afectísimo en Jesús y María. P.S. Saludos afectuosos al Sr. Cura y a su vicario. Comunique mi carta a los Hermanos de Mornant y un abrazo para todos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 183, 74-79, ANTONIO, HERMANO, 1838-03-24): Sírvase hacerlo saber a los Hermanos de Mornant y de St.-Symphorien diciéndoles que continúen rezando. Comuníqueselo al Sr. Cura y déle muchos saludos de mi parte. Reclamo siempre tener parte en sus oraciones. Adiós, mi querido amigo. Creo que estaré en Lyon los últimos días de Semana Santa, aunque no es muy seguro.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 185, 38-41, FRANCISCO, HERMANO, 1838-04-12): Mil saludos a los señores Matricon y Besson y a todos los buenos Hermanos que han hecho votos perpetuos y a todos los demás, a quienes abrazo en los Sagrados Corazones de Jesús y de María, hasta que les pueda abrazar físicamente.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 190, 02-09, ADMINISTRADORES DE LOS HOSPICIOS, SEGLARES, 1838-05-): Desde hace tiempo he pensado sobre los medios de ser útiles a los niños de los orfanatorios. En esta disposición tomo en consecuencia con mucho interés el ofrecimiento que ustedes nos hacen de volar en su auxilio. Si podemos sin perjudicar a nuestros reglamentos contribuir a mejorar la suerte de los niños de que nos hablan, lo haremos con sumo gusto. En el primer momento libre de que disponga me dirigiré a Saint Etienne para hablar con ustedes sobre los medios que hay que tomar.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 193, 68-69, FRANCISCO, HERMANO, 1838-05-20): Crea usted que no olvido a ningún miembro de la Sociedad. Todos me son demasiado queridos. Dígales a todos cuánto espero de sus oraciones.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 196, 42-44, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-20): El H. Estanislao no me dijo nada de la capa pluvial. Yo creo que se le ha olvidado. Voy a comprarle otra cosa que le gustará mucho.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 196, 45-46, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-20): Dígales a todos los Hermanos lo mucho que pienso en ellos y cuán vivamente deseo su felicidad.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 196, 49-50, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-20): Que sus buenos enfermos, a lo que amo de todo corazón, sigan bien cuidados, bien alimentados.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 196, 53-55, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-20): En fin, que el Sr. Matricon y el Sr. Besson reciban la gratitud debida por todos los servicios que os prestan. Me gustaría saber qué es lo que les podría gustar para comprárselo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 196, 56-60, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-20): Un abrazo para todo: Hermanos Luis, Juan Bautista, Juan María, Estanislao, Hipólito, Jerónimo, Juan José, Teófilo, Pedro José. Esteban Buenaventura y a todos sus novicios. Mis saludos a Felipe y a su mujer, al buen padre Boiron, a todos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 197, 29-31, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-23): Siento mucho la muerte del buen H. Fabián y que el H. Justino no se restablezca. Bendito sea Dios y que Jesús y María le ayuden cada vez más.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 197, 59-60, FRANCISCO, HERMANO, 1838-06-23): No olvide decir a los Hermanos cuánto les quiero y cuánto sufro por estar separado de ellos. A los señores Matricon, Besson, etc...

 

(Carta del P. Champagnat, PS 198, 07-14, MAZELIER FRANCISCO, SUPERIOR SPTCH, 1838 -07-16): Luis Fouet, carpintero de Lougraigne, municipio del departamento del Aude, estuvo dos años en nuestra casa. Tiene fe, piedad, celo y puede dirigir una escuela. Le considero seguro por lo que se refiere a costumbres y honradez. Como usted envía a sus Hermanos de uno en uno a las escuelas, es posible que con ese sistema el hombre tenga tranquilidad, pero dudo que pueda simpatizar con nadie. No creo que se exponga usted quedándose con él ni que tenga que eliminarlo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 204, 18-19, VICTOR, HERMANO, 1838-08-12): Adiós, mi querido amigo. Os quiero a todos, bien lo sabe, en los Sagrados Corazones...

 

(Carta del P. Champagnat, PS 205, 13-16, TEODORETO, HERMANO, 1838-08-12): Adiós, querido amigo, no dudes de mi afecto para contigo. Saluda al H. Director, al que quiero mucho. Todo tuyo en los Sagrados Corazones.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 210, 14-16, INSTITUTO, HERMANOS, 1838-08-21): En la unión con Jesús y María mi corazón con dulce expansión viene a decirles: Mis muy queridos Hermanos, cuánto los amo.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 215, 02-08, DOUILLET FERREOL, SACERDOTE, 1838-10): No he tomado yo solo la determinación que le manifiesto respecto a nuestro establecimiento de La Côte. Después de haber encomendado el asunto a las oraciones de todos nuestros Hermanos y dicho la santa Misa a esa intención, he consultado con mis Hermanos. Todos ellos son del parecer de no continuar en la dirección de la escuela de la Côte sino en las condiciones en las que se inició y que son las que formulamos en todas partes.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 238, 03-08, INSTITUTO, HERMANOS, 1839-01-13): Siento una gran satisfacción en explayar en vuestros corazones el afecto que inunda el mío. Anhelo muy sinceramente que las gracias del Señor se expandan siempre con nueva abundancia sobre cada uno de ustedes. Les agradezco el señalado cariño que me demuestran. Siento muchísimo no poder en este momento hacerles sentir mi justa gratitud.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 244, 07-09, BASIN, HERMANO, 1839-02-23): No debe usted dudar de mi cariño hacia usted. No subo ni un día al altar sin pensar en usted. Oro por usted.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 248, 15-18, ANACLETO, HERMANO, 1839-03-23): No dude de lo mucho que deseo que el Señor le bendiga y a todo lo que haga, y que por sus oraciones bendiga el establecimiento en que está así como a los Hermanos que están con usted.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 259, 10-16, ANTONIO, HERMANO, 1839-07-20): Obedezca con agrado; es a Jesús y a María a quienes obedece; sin eso no sería toda la vida más que un mal religioso, digamos mejor, no sería mucho tiempo religioso. La obediencia hace a un hombre santo e impecable e inseparable de su Dios. No podría alejarme de Dios sino alejándome de la obediencia. Con esa virtud se prepara maravillosamente a hacer sus votos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 266, 02-07, INSTITUTO, HERMANOS, 1837-09-09): Mis muy queridos Hermanos: El próximo mes será para nosotros un tiempo precioso y muy ventajoso, pues tendremos la dicha de reunirnos para tomar un poco de reposo bajo los auspicios de María, nuestra tierna Madre. Ahí, unidos en espíritu y corazón, saborearemos los frutos deliciosos que Dios ha prometido por su profeta (Ps. 131) a los hermanos que viven unidos.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 266, 08-14, INSTITUTO, HERMANOS, 1839-09-09): Como nuestra reunión será numerosa, preveo con pena que a pesar del deseo que tengo de atender a todas sus necesidades, se verán obligados a soportar una multitud de cosas que asedian por todas partes a nuestra pobre naturaleza. Pero tengamos ánimo; esas penas pasajeras que no sufrimos, por así decir, más que en sueño, según observa un santo padre del desierto, serán recompensadas con una eterna felicidad.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 281, 08-14, DUGAS VICTOR, SEGLAR, 1839-10-19): El H. Agustín teme mucho ser nombrado director. Quiere al H. Claude Marie y disfruta con él. Es punto básico para la prosperidad de una casa la unión entre el H. Director y los Hermanos adjuntos. Yo creo que animando al buen Hermano Claude-Marie se entregará de lleno a su trabajo. Ese Hermano es obediente, piadoso; será sensible a las observaciones que pienso hacerle y las aprovechará.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 292, 02-05, DUMAS CLAUDIO, PARROCO, 1839-10-31): Nuestros queridos Hermanos salen hoy para dirigirse a Usson. Ya sé que usted tendrá para con ellos todas las atenciones de un padre bueno y tierno, de un caritativo y celoso pastor, por lo que se los confío con gran placer.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 328, 07-12, INSTITUTO, HERMANOS, 1840-03-14): Sus funerales se han celebrado con mucha solemnidad. También hemos cumplido en la casa madre lo mejor que hemos podido con lo que prescribe la santa Regla en tales casos. Sírvanse hacer lo mismo por el descanso del alma de ese buen Hermano, querido en  nuestro recuerdo por su piedad y abnegación.

 

(Carta del P. Champagnat, PS 328, 17-19, INSTITUTO, HERMANOS, 1840-03-14): Los abrazo muy afectuosamente en los Sagrados Corazones de Jesús y de María.

 

(Juan Bautista Furet, VMC: 01,12,133): Los principales medios que Dios les ofrece para conseguir la virtud, santificarse y merecer el cielo, son: la oración, vocal y mental, la frecuencia de sacramentos, la asistencia diaria a la santa misa, las visitas al Santísimo Sacramento, la lectura espiritual, la Regla y la corrección fraterna.

 

(Juan Bautista Furet, VMC: 01,12,133): La caridad fraterna es el primer apoyo externo de los Hermanos y uno de los mejores medio para mantenerlos en el espíritu de su estado, precaver los abusos y alejar del Instituto cuanto podría comprometerlo. Así pues, los Hermanos no olvidarán nunca que, al venir a vivir en comunidad y al juntarse como hermanos, a darse buen ejemplo, avisarse mutuamente de sus defectos y ayudarse a alcanzar la salvación.

 

(Juan Bautista Furet, VMC: 01,12,133): La caridad, que Jesucristo llama su mandamiento, ha de ser una de sus principales virtudes. Deben esmerarse en practicarla con todos, pero, de modo especial, con los Hermanos y los niños. Con los Hermanos, sirviéndolos siempre que se les ofrezca ocasión, ocultando o disculpando sus defectos, advirtiéndoles caritativamente, si es necesario, informando al Superior cuando el aviso fraterno no fraterna con los niños estriba en darles la instrucción y educación cristianas. Para que esa educación sea eficaz, deberán tener en cuenta especialmente los puntos siguientes:

 

(Juan Bautista Furet, VMC: 01,23,259): Efectivamente, estos últimos, penetrados de afecto y respeto hacia el Superior que se habían elegido, le ofrecieron toda la confianza, y su primera preocupación fue la de darle muestras de entera sumisión. Fiados totalmente en su guía y solicitud paternales, continuaron entregándose con celo a su perfección y al cumplimiento de sus obligaciones con todo el empeño de que eran capaces. Tal vez la piedad, el buen espíritu, la adhesión al Instituto y la unión fraterna resplandecieron como nunca en las vacaciones que siguieron al fallecimiento del Padre Champagnat.

 

(Juan Bautista Furet, VPC: 02,01,276): 3.º Siembra la discordia y destroza la caridad fraterna. La tristeza engendra ira, impaciencia, resentimiento, mal humor. Hace al hombre sospechoso, susceptible, huraño, trastorna su espíritu, le hace perder la razón y lo vuelve insoportable a todos. Por eso, basta un Hermano dominado por este vicio para perturbar la unión de una comunidad y sembrar la discordia entre quienes tienen la desgracia de vivir con él..

 

(Juan Bautista Furet, VPC: 02,04,310): No sólo obraba así en los asuntos importantes; seguía la misma costumbre en los detalles de su conducta, comenzando siempre sus acciones con una plegaria y realizándolas en actitud de oración. Tal es el origen de las piadosas y santas prácticas que tanto recomendó a los Hermanos y que dejó plasmadas en artículos de Regla: cómo iniciar las clases con una oración; encomendarse a Dios cada vez que hay que tratar con una persona, antes de castigar a un alumno o al dar el aviso fraterno; rezar con frecuencia oraciones jaculatorias y hacerlas tan habituales que transformen el trabajo en oración y prolonguen, a lo largo del día, la meditación matinal.

 

(Juan Bautista Furet: 02,15,442): Ver reinar la caridad y unión fraternas era para él fuente de gozo y consuelo inmensos. “Queridos Hermanos -escribe en una circular de invitación al retiro-, qué hermoso, qué grato me resulta pensar que dentro de unos días tendré el suave gozo de estrecharos en mis brazos y exclamar con el salmista: Quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum! Qué consolador me resulta saber que vivís con un solo corazón y una sola alma, formando una sola familia, buscando únicamente la gloria de Dios, el interés de nuestra santa religión y luchando bajo el mismo estandarte, el de su Santísima Madre. ¡Hasta pronto, amigos míos! Os dejo en los Sagrados Corazones de Jesús y de María, centro de amor y de unidad.

 

(Juan Bautista Furet: 02,15,447): 4. En avisarse caritativamente de los defectos e infracciones a la Regla. El piadoso Fundador hizo del aviso fraterno un artículo de Regla. Dicho aviso se hace cada ocho días, después del capítulo de culpas. Después que cada uno ha manifestado las faltas exteriores de que se cree culpable, los hermanos presentes  deben decirle los defectos que le han notado y las faltas consiguientes que haya omitido en su acusación. Otro modo de practicar el aviso fraterno, muy aconsejado por el Padre Champagnat, consiste en que un Hermano, previamente designado, se ocupa especialmente de la conducta de otro y le dé a conocer caritativamente cuantos defectos observe en él y las faltas en que le vea incurrir. Este modo de aviso se practicaba, con gran provecho, en los comienzos del Instituto.

 

(Juan Bautista Furet: 02,15,447): Finalmente, un tercer método de ejercer este acto de caridad fraterna consiste en que los Hermanos se digan unos a otros cordial, sencilla y francamente, cuando la ocasión lo exija, lo que en la conducta, en clase, o en el empleo deberían enmendar, especialmente si es algo contra la Regla o la edificación del prójimo. Puede consistir también en animarse, darse consejos y observaciones oportunos. “Veis, por ejemplo -decía el Padre Champagant-, que un Hermano se encuentra triste, disgustado o que le cuesta mucho desempeñar su empleo: no lo dejéis solo, manifestadle que os afectan sus penas, consoladlo, animadlo, sugeridle medios para superar el disgusto que le atenaza o al menos para luchar contra él.

 

(Juan Bautista Furet: 02,15,448): El Padre Champagnat protestaba también enérgicamente contra otro abuso: molestarse por el aviso fraterno y tolerar difícilmente la amonestación u observación del Superior.

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,486): Para consolidar a los Hermanos en esa virtud, le pareció indispensable la meditación, las oraciones vocales, la asistencia diaria a la santa misa, la lectura espiritual, el examen de conciencia, la recepción frecuente de los sacramentos, la transparencia con el Superior, la corrección fraterna, el retiro anual y los votos religiosos.

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,495): 4. Proporcionarles los medios para guardarse mutuamente en Jesucristo. Sabiendo que ni con las Reglas más prudentes y minuciosas era posible conjurar todos los peligro que pueden acechar la virtud de los Hermanos, el Padre Champagnat, después de tomar los medios que le sugirieron el sentido común y el celo, creyó, con mucho acierto, que la caridad fraterna podía ser un refugio contra los peligros imprevisibles o inevitables.

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,496): Los frutos de esta vigilancia y caridad fraternas eran, para el piadoso Fundador, motivo de honda satisfacción. No tenía reparo en afirmar que más de uno se había librado de graves peligros, y había conservado su virtud y su vocación, gracias a este acto de caridad. Y que el cumplimiento de esta norma era para el Instituto una barrera contra abusos y escándalos. “La caridad fraterna -decía- es la guardiana de los Hermanos. Gracias a ella, el Superior puede conocer lo que es reprensible en la conducta de los Hermanos, tomar los medios para hacerles volver al buen camino, mantener la observancia de la Regla y precaver o corregir los abusos. Pero para alcanzar este doble objetivo se requieren dos cosas: dar buen ejemplo, consejos y avisos caritativos a quien descuida la corrección de sus defectos, e informar al Superior de la conducta del Hermano que se desvía de su deber o que quebranta fácilmente determinadas reglas.

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,496): La corrección fraterna, como la entiende la Regla, no es sólo un consejo, es una obligación; y quien la descuida, se hace culpable de la falta de su Hermano. Si no hubiera encubridores, apenas habría ladrones. Por eso, aquéllos son tan culpables como éstos.

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,496): Si no hubiera encubridores en comunidad, religiosos que faltan a la caridad fraterna y cubren con un manto de pérfida compasión las faltas de sus Hermanos, en vez de comunicárselo al Superior, nunca habría infracciones graves a la Regla ni podría introducirse ningún abuso en las casas.”

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,497): Estas palabras revelan la insistencia del Padre Champagnat en el tema de la caridad fraterna y en el deber de los Hermanos de edificarse, avisarse caritativamente y guardarse mutuamente en Jesucristo.

 

(Juan Bautista Furet: 02,19,497): Un Hermano había descuidado gravemente este deber y sentía remordimientos. Cuando comunicó su falta al buen Padre, éste le respondió: “Ha cometido un error y se arrepiente: ¡bendito sea Dios! Pida a Nuestro Señor que le perdone y que perdone también al Hermano cuya falta ha encubierto. Si no queremos sentir remordimientos, querido amigo, sigamos siempre el camino recto. Que el respeto humano o una falsa indulgencia no nos hagan perder nunca de vista la gloria de Dios y los auténticos intereses de nuestros Hermanos. Y no olvide que dejar de avisar al Superior es faltar a la caridad y hacerse culpable de la pérdida de quien se desvía de su deber: por una advertencia caritativa del Superior hubiera podido volver al buen camino. Por eso necesita, querido Hermano, reparar el pasado con una fidelidad mayor a la norma relativa a la caridad fraterna.

 

(Constituciones 1986: 003,03): Nuestro carácter de "Hermano" es una llamada específica a vivir la fraternidad de Cristo con todos, en especial con los jóvenes, amándolos desinteresadamente.

 

(Constituciones 1986: 006,01): Al llamarnos Hermanos, afirmamos que pertenecemos a una familia unida por el amor de Cristo.

 

(Constituciones 1986: 006,03): Este espíritu (de familia) extrae calor y fuerza del amor que Dios tiene a los que nos ha dado por hermanos. Y de tal forma impregna nuestras actitudes y conducta, que lo irradiamos dondequiera que nos encontramos.

 

(Constituciones 1986: 008,01): El Instituto, del que nos hacemos miembros mediante la profesión religiosa, está integrado por Hermanos profesos temporales y perpetuos. Hermanos de una misma familia, estamos unidos por la caridad y la obediencia a las Constituciones.

 

(Constituciones 1986: 014,02): La consagración en una comunidad fraterna y apostólica aviva en nosotros la gracia de la confirmación. La fidelidad, aquilatada de continuo según el espíritu de las bienaventuranzas, nos hace crecer en el amor.

 

(Constituciones 1986: 016,02): Viviendo en medio del mundo sin ser del mundo, nuestras comunidades invitan a compartir, al amor gratuito y universal, y a la vida nueva en Cristo.

 

(Constituciones 1986: 016,02): Viviendo en medio del mundo sin ser del mundo, nuestras comunidades invitan a compartir, al amor gratuito y universal, y a la vida nueva en Cristo.

 

(Constituciones 1986: 020,01): Por el consejo evangélico de castidad, Jesús nos llama a vivir como él, enteramente para Dios y para los demás. Nuestro compromiso en el celibato por el Reino de los Cielos es respuesta a aquella llamada y anuncio de este Reino; realiza en la tierra la unión con Dios sin mediación conjugar y nos hace vivir como hermanos de todos.

 

(Constituciones 1986: 023,01): Nuestra comunidad es el campo de aplicación más cercano del amor universal al que nos hemos comprometido. Este amor se expresa también en la acogida que dispensamos a cuantos se acercan a nosotros.

 

(Constituciones 1986: 023,02): El amor a nuestros Hermanos ha de ser sencillo y cordial, atento para adivinar sus dificultades, lo bastante humilde para compartir sus alegrías y suficientemente generoso para entregarnos a todos.

 

(Constituciones 1986: 023,03): La vida fraterna es apoyo excelente para el desarrollo pleno de nuestra castidad. En los momentos en que la soledad del celibato nos resulte pesada, cada uno debe poder contar con la comprensión de los Hermanos. Su amistad favorece nuestro equilibrio personal. El espíritu de fe y la confianza recíproca facilitan la apertura, el intercambio y, si fuera necesario, la interpelación.

 

(Constituciones 1986: 024,01): La castidad bien vivida abre nuestros corazones a la amistad, don de Dios y rostro humano de su amor. Como consagrados, amamos como a hermanos y hermanas en el Señor a aquellos con quienes nos encontramos.

 

(Constituciones 1986: 047,01): El amor trinitario es el manantial de toda vida comunitaria. El Padre quiere que todos los hombres formen una sola familia y que se amen como hermanos. Jesús estableció una comunidad apostólica. Además rogó para que fuéramos uno, como él y su Padre.

 

(Constituciones 1986: 048,01): A imitación de la comunidad de los Apóstoles, reunidos en el Espíritu Santo el día de Pentecostés, reconocemos entre nosotros la presencia de María, Madre de la Iglesia. Ella nos ayuda a vivir fraternalmente, haciéndonos comprender mejor que formamos el Cuerpo de Cristo.

 

(Constituciones 1986: 049,01): El Padre Champagnat hizo de la comunidad de los primeros discípulos una verdadera familia. Compartió en todo la vida de los Hermanos en La Valla y en el Hermitage, y se desvivió totalmente por ellos. "Sabéis, les decía; que no existe ningún bien que no pida a Dios cada día para vosotros y que no esté dispuesto a conseguíroslo a costa de los mayores sacrificios" (V.430) .

 

(Constituciones 1986: 049,02): En reciprocidad, los Hermanos lo amaban como a padre. A su lado y en torno a la buena Madre, profundizaban el sentido de la fraternidad, de la abnegación y de la entrega a los demás.

 

(Constituciones 1986: 049.01.01): Para fomentar el espíritu de familia: Vivimos nuestras relaciones fraternas con alegría, respeto mutuo y cordialidad; .

 

(Constituciones 1986: 049.01.03): Para fomentar el espíritu de familia: expresamos nuestro sentido de fraternidad en las fiestas de familia: celebraciones jubilares, cumpleaños, encuentros provinciales; .

 

(Constituciones 1986: 050,01): Los votos, expresión de nuestro amor a Dios, son factor aglutinante de la comunidad marista. La castidad, al liberar el corazón de las formas posesivas del afecto, le da la amplitud y la fuerza del amor universal. La pobreza pone a disposición de los demás cuanto somos y tenemos. La obediencia orienta a la comunidad en la búsqueda y cumplimiento de la voluntad de Dios.

 

(Constituciones 1986: 051,01): Nos aceptamos como somos, diferentes y complementarios. Cada uno se interesa por la vida y el trabajo de los demás. Cultivamos la delicadeza, esa finura de corazón que sabe darse cuenta del Hermano que se halla en dificultad y lo ayuda con tacto. Superando nuestro egoísmo y nuestra susceptibilidad, recibimos con sencillez el aviso fraterno. Sabemos perdonar y pedir perdón, y tratamos de eliminar de nuestro corazón todo resentimiento.

 

(Constituciones 1986: 056,01): Nuestro amor fraterno se hace extensivo a la familia de cada Hermano. Se manifiesta por la acogida cordial en nuestras comunidades y por la oración, sobre todo con ocasión de los acontecimientos felices y dolorosos. La consagración religiosa hace más profundo y delicado el amor que profesamos a nuestros familiares.

 

(Constituciones 1986: 058,01): Por el solo testimonio de amor fraterno de consagrados, la comunidad es ya evangelizadora en la Iglesia local. Además ofrece a sus miembros los medios adecuados a la finalidad del Instituto.

 

(Constituciones 1986: 060.01): La comunidad determina la periodicidad de la reunión comunitaria. Esta reunión da lugar a exposiciones o intercambios, especialmente partiendo de textos del Instituto. Permite también a los Hermanos tomar conciencia de su responsabilidad en la comunidad y actualizar los medios más apropiados para cultivar el espíritu apostólico.

 

(Constituciones 1986: 060.04): Las vacaciones son tiempo propicio para rehacer fuerzas y estrechar nuestra unión fraterna. La comunidad las organiza según las Normas de la Provincia y reserva unos días para pasarlos juntos.

 

(Constituciones 1986: 061,02): Nuestro alojamiento debe responder a las exigencias de la vida común. Cualquiera que sea el tipo de residencia y su ubicación, estará siempre limpia, y de tal manera acondicionada que trasluzca la pobreza. Una parte de nuestras residencias ha de estar reservada a la comunidad, para preservar la intimidad necesaria a la vida fraterna.

 

(Constituciones 1986: 062): La comunidad marista acoge a cuantos llegan como si recibiera a Jesús en persona; vive así, de forma concreta, la fraternidad universal. Inserta en su medio, como levadura en la masa, debe, al mismo tiempo, abrirse a toda la humanidad en la oración y en el apostolado.

 

(Constituciones 1986: 063,03): Pero comprobamos también el desfase entre esta gracia, siempre ofrecida, y nuestra vida concreta. Por eso oramos para permanecer unidos, a pesar de las dificultades, en el nombre del Señor Jesús.

 

(Constituciones 1986: 065,01): Toda oración cristiana brota de un corazón atento al Espíritu Santo, que nos introduce en la intimidad trinitaria y nos permite exclamar con el Hijo: "¡Abba, Padre!" (Rm 8,15) .

 

(Constituciones 1986: 078): Jesús, enviado del Padre, es el origen y el modelo de todo apostolado. Por la encarnación se ha unido, en cierto modo, a cada hombre. Consagrado y guiado por el Espíritu Santo, anuncia la buena nueva del Reino. Se hace servidor de sus hermanos hasta la entrega total de su vida. Muere para congregar en la unidad a la familia de Dios. Resucitado, consagra toda la creación y la conduce a su plenitud.

 

(Constituciones 1986: 082,01): Nuestro apostolado es comunitario. Comienza con el testimonio de nuestra consagración, vivida fraternalmente. Toda la comunidad se muestra solidaria, sosteniendo y estimulando a cada miembro en su trabajo apostólico.

 

(Constituciones 1986: 088,02): Con los alumnos nos comportamos como hermanos y como educadores. Ayudamos a los jóvenes a convertirse en artífices de su propia formación, creando en la escuela una atmósfera de cordialidad y participación.

 

(Constituciones 1986: 122,02): (Los Superiores) atienden con solicitud a las necesidades de cada uno y se muestran pacientes con todos. Se esfuerzan por edificar una comunidad fraterna en Cristo, en la cual Dios sea amado por encima de todo.

 

(Documento Solidaridad del Cap. Gral. XIX, núm 8): Creemos que Dios es Padre de todos y que nuestra común condición humana, en tanto que hermanos y hermanas en Jesús, es más fundamental y básica que nuestra religión, raza, cultura y nacionalidad[2]. Y porque, hoy, más que nunca, la humanidad peligra, ya que una mayoría se ve reducida a una pobreza cada vez más profunda, en tanto que una minoría acumula riquezas. Nos sentimos llamados a una conversión de mentalidad y de comportamientos[3], es decir  ver  el mundo con los ojos de los pobres y a acoger la invitación del Espíritu Santo[4] para vivir la fraternidad de Cristo con todos, en especial con los jóvenes[5] y preferentemente con los más desatendidos[6].

 

(Documento Solidaridad del Cap. Gral. XIX, núm 9): Creemos que la opción preferencial por los pobres es un imperativo evangélico que nos compromete a trabajar en nuestra misión de educadores por la promoción de la justicia[7] y a ser audaces para penetrar en ambientes quizá inexplorados[8]. Y porque, hoy más que nunca, aumenta el analfabetismo, en un sentido más amplio, a pesar del avance de la técnica. Nos sentimos llamados a insistir en la solidaridad como dimensión esencial de nuestra educación y a poner nuestras obras al servicio de los pobres[9].

 

(Documento Solidaridad del Cap. Gral. XIX, núm 10): Creemos que participamos de la misión de Jesús "enviado a anunciar la buena noticia a los pobres"[10]. Y porque, hoy más que nunca, aumenta el número de pobres y marginados a los que no se les anuncia el evangelio. Nos sentimos llamados a recrear la experiencia Montagne por fidelidad a Cristo y al fundador, a educar en solidaridad y para la solidaridad como poderoso instrumento de evangelización[11] y a evangelizar puesto que es el mejor servicio que podemos prestar a la humanidad[12].

 

(Documento Solidaridad del Cap. Gral. XIX, núm 11): Creemos que la actualidad del carisma de Marcelino Champagnat nos urge personal, comunitaria e interprovincialmente para que los miembros sanos se preocupen de los más débiles[13]. Y porque hoy, más que nunca, la realidad de nuestro Instituto debe reflejar la solidaridad que deseamos establecer en el mundo. Nos sentimos llamados a discernir, a la luz del Evangelio, cómo podemos crecer en la oración y en la vida fraterna; también somos llamados a coordinar nuestras acciones apostólicas, dentro del Instituto, con la Iglesia y con otras Congregaciones e Institutos religiosos y a compartir recursos humanos y financieros[14].

 

 



[1] En la terminología actual de Instituto el término fraternidad es súmamente rico. En realidad recubre y sobrepasa a lo que antes solía llamarse “espíritu de familia”. El primero es mucho màs amplio y permite extenderlo al exterior del Instituto. Diríamos que se trata de un espíritu de familia, participado a los seglares, a los alumnos,.... Camino hacia la “refundación” parece mucho más atinado hablar de fraternidad universal...

[2] XIX Capítulo General. Alocución de apertura, H. Charles Howard, p.20.

[3] Evangelica Testificatio, 17

[4] XIX Capítulo General. Alocución de apertura, H. Charles Howard, p.19.

[5] C 3

[6] C 80

[7] C 34

[8] C 83

[9] Evangelica Testificatio, 18

[10] Lc 4/18

[11] Solidaridad. Presentación por el H. Charles Howard.

[12] Puebla, 679

[13] C 165

[14] XIX Capítulo General. Alocución de apertura, H. Charles Howard, p.21.