Editorial


ELECCI0NES... ¿PARA QUE?

Sumido en la más profunda crisis económica que golpea severamente a las clases populares (incluida la clase media) y enmedio de la peor ingobernabilidad, el Estado oligárquico se apresta a realizar el 3 diciembre próximo las elecciones internas de los partidos políticos y de las que surgiran los candidatos a cargos de “elección popular” que disputaran las elecciones generales del 2001. Toda la actividad en un simulacro de civismo, respeto y democracia en las que falsamente se reafirma la voluntad del elector. En la antesala del suceso la lucha electorera se ha caracterizado por un encarnizado y feroz sectarismo congruente con un oportunismo vivaz, todo basamentado en el caudillismo personal; teniendo como tronco común La Demagogia sustentada en la trampa, la perfidia y la palabra incumplida. Estas son las elecciones de la “democracia” y la legalidad burguesa trazada por sus apologistas y en la que los cargos y puestos se compran con dinero y se promocionan con una publicidad millonaria, que se ha vuelto inherente al ejercicio político y devuelve en excluyente, discriminante, capitalista y antidemocratica la justa por celebrarse y de la que ya se adueñaron los caciques de siempre, diputados y funcionarios y los hijos de los políticos jurasicos que han estado saqueando nuestra nación, y que han perseguido, torturado, desaparecido y asesinado a los mejores y mas abnegados hijos de estas Honduras.


En los partidos minúsculos priva la ambición, la zancadilla y la perversidad, negandose así como partidos opción. Todos ellos alejados de las masas y acordandose de ellas solo cuando se acercan las elecciones.


Es simple, aún entre ellos; entre los oligarcas y los oportunistas participantes la justa es desigual. Con el representante de la Corte Suprema el partido en el poder posee doble voto en el T.N.E. además de que tiene cooptados los votos de los representantes de 2 de los partidos disminuidos y el otro mal llamado “de izquierda” se encuentra intervenido descaradamente, reconociendoles líderes espurios y no dejandoles acreditar en el T.N.E. el representante propuesto por las autoridades de ese partido. El asunto es establecer una aplanadora que esquematice y ejecute el proyecto de las traídas elecciones como un salto de calidad del Partido Liberal en la preparación de la derrota de su contendiente principal en las elecciones generales del 2001.


Con este espectro político, la faceta ideológica se muestra como un negativo de celuloide fotográfico en lo que todo se observa en blanco y negro. Elecciones... ¿Para qué? Para asegurar la sujeción política, económica, ideológica y sobre todo militar de nuestra patria con respecto a Estados Unidos; para reproducir un régimen injusto en el que pocos se hartan y miles ayunan; para dejar intactas en nuestra sociedad, las causas que producen la miseria, la injusticia y la opresión; para que los oligarcas colorados apuesten a su tercer mandato y continúen como hasta hoy la impunidad y la corrupción, la ineptitud, el favoritismo y el compadrazgo en la administración pública; para que los terratenientes feudales y los empresarios vampiros legislen e impartan justicia a su manera; para darle a nuestra sociedad una imagen aparente de concordia y entendimiento entre clases opuestas; Para que los nuevos funcionarios continúen obedeciendo los mandatos imperialistas de los organismos financieros; para que continúe el soborno y el chantaje estatal callando a la prensa, a los falsos opositores o a los “dirigentes” gremiales; para tirar por las cloacas 25 millones de Lempiras con los que se les hubieran hecho condominios a los damnificados del Mitch; para dejar a nuestro pueblo frustrado en su esperanza. Para eso, para eso son las elecciones.


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