Boletín (22 de setiembre de 2002)

Escuchamos mucho sobre el tema de la población mundial. Algunas personas a veces tratan de asustarnos para no tener hijos. Pero en realidad el número de niños ha caído mundialmente y la población mundial es siempre más vieja. Aquí hay unos datos:

La caída en el número de niños llevará a un envejecimiento de la población mundial. Durante los próximos cincuenta años, el número de personas de 60 años o mayores será más del triple, aumentando de 606 millones actuales a casi 2.000 millones en 2050. El aumento de los mayores de 80 años se prevé que será más acentuado, pasando de 69 millones en 2000 a 379 millones en 2050. El envejecimiento se hará sentir especialmente en los países más ricos.

Joseph Chamie, director de la división de población de Naciones Unidas, indicaba que «tras la Segunda Guerra Mundial, Europa contaba con el 22% de la población mundial y África con el 8%». «Hoy, tienen más o menos la misma, en torno al 13%, pero en 2050 se espera que Afrecha tenga el triple que Europa».

El Mito del control poblacional no surgió de la nada ni tampoco es una idea moderna basada en datos científicos. Es un mito creado por el economista inglés Robert Thomas Malthus (1766-1834). Malthus aplicaba un aumento aritmético a las subsistencias y uno geométrico a la población, adoptando para sus proyecciones periodos de 25 años cada uno. Malthus aplicó esta hipótesis a su nativa Inglaterra: Así, en los primeros 25 años, población y abastecimiento resultan iguales, porque ambos se doblan. En el siguiente periodo la población llegaría a los 28 millones pero con un abastecimiento adecuado sólo para 21 millones. Al término del cuarto periodo (que Malthus señala como 1898), la población llegaría a 112 millones, en tanto los abastecimientos alcanzarían tan sólo para 35, quedando 77 millones de seres totalmente privados de alimentos. ¿Y que pasó? Bueno... cualquiera sabe que el país de Malthus -no uno sino casi dos siglos después- cuenta con poco menos de 58 millones de habitantes y supera en 32 puntos el nivel mínimo de necesidades calóricas per capita.

La ley de Malthus y su cálculo, simplemente carecen de respaldo en los hechos; constituyen un error intelectual, típico del cientismo del siglo XIX: atribuir a los hechos sociales complejos las características de la materia física y de variables y elementos de número manejables.

Todo no pasaría de la anécdota si no fuera porque muchos y poderosos personajes hacen que el cálculo maltusiano siga teniendo vigencia y que se invoque para justificar las políticas coercitivas y la cuantiosa inversión publicitaria hecha con recursos públicos.

Instituciones como la Conferencia de las Naciones Unidas para la Conservación de los Recursos llegó ha predecir que para 1975 -es decir, muchos años atrás - se habrían agotado las reservas de plomo, cromo, zinc y cobre del mundo.

El precio de todos los metales y minerales, incluyendo el petróleo, han registrado un decrecimiento sostenido. Los metales no sólo no escasean, sino que hoy se venden más baratos que en 1968 o 1975. Las reservas de los principales productos minerales en 1970 se habían incrementado y bajado de precio respecto de 1950.

Más población es alimentada en el mundo actualmente que hace 20 años y los alimentos, en general bajan de precio. ¿La razón? que la tierra cultivable por habitante, en vez de reducirse se ha incrementado en los últimos años, incluso en aquellas naciones que pueden considerarse "superpobladas"

¿Cuál es la razón? el empleo de mayor y mejor tecnología en el mundo agropecuario ha mejorado la producción de productos agrícolas y de crianza. Está demostrado que el hambre no es producto de la falta de alimentos o el exceso de población, sino de pésimas políticas gubernamentales o la injusta distribución de la riqueza. En efecto, el alimento que se arroja al mar en Europa para mantener precios competitivos en el mercado podría dar de comer a dos tercios de la población hambrienta del mundo.

Julián L. Simon y Hernan Kahn, autores del libro The Resourceful Earth, sostienen que la reducción del precio y el incremento de los recursos básicos se debe a que "los mecanismos usados por el hombre, que nos conducen a la noción del límite, no son aplicables a los recursos. Deberíamos pensar, más bien, en eso que hemos llamado la mentalización del trabajo (es decir la aplicación de la mente humana en la tarea de multiplicar las subsistencias al ritmo de las necesidades) para explicarnos por qué, cada cierto tiempo regular, superamos los límites que anteriormente parecían infranqueables". En otras palabras, cuando los recursos parecen acabarse, la inteligencia humana encuentra nuevos medios para sobreponerse a la escasez.

La realidad es que la tierra está subpoblada y con una población distribuida de manera irregular. Un dato fundamental: Si se juntara toda la población del mundo en una ciudad como Nueva York, es decir, con una razonable zona industrial, áreas verdes, oficinas y residencias, la ciudad con toda la población del mundo entraría completa en el estado norteamericano de Texas y se alimentaría con un terreno cultivado equivalente a la India. ¡El resto del planeta estaría totalmente vacío!

Por otro lado, las regiones más pobladas no son las más pobres: la densidad poblacional del mundo se encuentra en zonas como Hong Kong, Taipei, Tokio y Manhattan, todas ellas con niveles de vida altamente superiores al standard. Lo curioso es que estas ciudades no decrecen justamente porque la gente no quiere irse, sino más bien mudarse allí. La razón: la concentración de población concentra también servicios y, por tanto, incrementa el bienestar. El caso caótico de otras ciudades como Calcuta se debe más a un problema de administración y organización que a la mucha población.

No hay vinculación entre pobreza y población, contra lo que sostiene el mito maltusiano. El especialista de la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población, Ronald D. Lee sostiene que "docenas de estudios, comenzando por el de Kuznets (1967) han establecido la no asociación entre la tasa de crecimiento de la población y el crecimiento de la tasa de ingreso per capita".

El fruto de una larga investigación realizada en varios países con el fin de establecer la relación entre el crecimiento poblacional y el Producto Nacional Bruto (PNB) -el índice que habla de la riqueza o pobreza de una nación-. En el cuadro pueden verse puntos distribuidos desordenadamente en un campo. ¿Qué significa esto? Que no ha sido posible demostrar la existencia de un patrón que relacione más población con menos riqueza o menos población con más riqueza: algunos países empobrecían con el crecimiento poblacional, otros se enriquecían. La riqueza o pobreza, por tanto, depende de otros factores no relacionados con el de la población.

Finalmente, la no relación entre población y riqueza de una nación es demostrable empíricamente, mirando un mapa: naciones "superpobladas" como Taiwan, Japón, Corea, tienen una densidad poblacional entre 150 y 200 veces mayor que la de Somalia, y el ingreso per cápita es entre 200 y 500 veces superior.