“Se Le Acercó”

(Homilia Para el 15o Domingo, Año C)

“Se le acercó.” (Lc 10:34) Así Jesús indica una diferencia fundamental entre el viajero samaritano y los funcionarios religiosos. Al acercarnos a una persona sufriendo, casi automaticamente quisieramos ayudarla. Es parte de nuestra construcción humana. Como dice la primera lectura, no es necesario “subir al cielo” o “cruzar el mar” para descubrirla. (Dt 30:12) Cuando mi sobrina tenía cuatro años, lloraba si al perro le dolía la pata. Compasión viene cuando vemos una criatura en dolor.

A pesar de ser natural, para activar la compasión hay que acercarse a la victima. Aquí en Sagrada Familia Uds. dieron una respuesta grande a los damnificados del terremoto peruano. Más de cuatro mil dólares fueron donados. ¿Por qué? Pues, muchos vieron los reportes por televisión y, al venir a la iglesia, se enteraron de una forma eficaz de ayudarlos. Requirió un sacrificio personal, pero Uds. desearon ayudar a familias que perdieron sus casas.

Este domingo quisiera mencionar otro grupo de victimas. Estoy hablando de los que no son deseados o que llegan en un momento incoveniente. A veces no queremos ni verlos, pero cada día más niños mueren en el vientre de su mamá que todos los que mueren de infartos y derrames cerebrales. En los Estados Unidos un promedio de 1,300 personas mueren cada día de ataques cardíacos mientras 3,200 mueren del aborto. Es mucho más probable que un pariente tuyo muriera del aborto que un infarto.

Las estadistícas son dramáticas, pero los números no nos impresionan mucho. Como el samaritano, tenemos que acercarnos a las victimas. Les pido considerar el testimonio del Dr. Paul Rockwell:

Hace once años, cuando yo asistía a un embarazo ectópico (ocho semanas de gestación) me entregaron lo que yo creía era el más pequeño ser humano vivo que jamás alguien había visto. La bolsa embrionaria estaba intacta y trasparente. Dentro de la bolsa hubo un pequeño varón, con el cordón umbilical conectado al lado de la bolsa, nadando rápido en el fluído amniótico. Este humano fue desarrollado perfectamente con dedos relativamente largos en sus pies y manos. En cuanto a su piel fue casi trasparente y sus arterias y venas eran prominentes hasta los puntos de sus dedos. El bebito era extremamente vivo y nadó la bolsa aproximadamente una vez por segundo con el movimiento natural de un nadador. Este pequeño humano no parecía como las fotos y dibujos y modelos de ‘embriones’ que yo había visto. Tampoco parecía a los embriones que he observado desde aquel entonces, porque obviamente ¡este estaba vivo! Cuando se abrió la bolsa, el pequeño ser humano inmediatamente perdió su vida y asumió la apariencia de un embrión de esa etapa de vida (con extremidades desafiladas, etc.) (Paul E. Rockwell, M.D., citado por el Dr. y Sra. J.C. Wilke en Handbook on Abortion.)

Los papás no escogieron la muerte de aquel niño pequeño. Pero hay papás que sí la escogen. No quiero juzgarlos porque muchas veces ellos mismos son victimas de una sociedad que nos los apoya. Tenemos que trabajar para una sociedad donde es tan difícil imaginar el aborto como imaginar ser dueño de un esclavo o construir un campamento de concentración.

El padre Frank Pavone, director de Sacerdotes para la Vida, mantiene que la América no rechazará el aborto hasta que vea el aborto. Quiere convencer los medios que muestren al público lo que realamente es el aborto. Es la cirugía más común en los Estados Unidos. Sin embargo nunca lo han mostrado completamente por televisión. El Centro para la Reforma Bioética tiene una colección de imagenes del aborto. Sí el público pudiera verlos no sería posible “pasar por largo” como el sacerdote y el levita. Como el viajero samaritano, tenemos que acercarnos a la victima.

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