Hospitalidad - Principio Básico de la Ley Moral

(Homilia Para el 16o Domingo, Año C)

Abraham tomó también manteca y leche,
y el becerro que había aderezado,
y púsolo delante de los tres hombres;
y él estaba junto á ellos debajo del árbol; y comieron.
(Gen 18:8)

Por este acto de hospitalidad Abraham recibió lo que más quería: Dentro de un año su señora Sara dió a luz a un hijo. (v. 10). Por su incredulidad – y también a causa de su gran alegría – le dió el nombre Isaac (la palabra hebrea “reido” es yishaq). Vislumbrando la Santísima Trinidad, Abraham reconoció a los tres hombres como el mismo Señor.

En el capítulo siguiente el sobrino de Abraham, Lot, también provee hospitalidad para unos visitantes sobrenaturales. Como su tio, Lot se inclinó ante ellos, les lavó los pies y les dió comida y un lugar para descansar. Sin embargo, los mensajeros no le trajeron una vida nueva, sino destrucción a la ciudad de Sodoma porque sus habitantes querían reducirlos al nivel de objetos.

En estos dos casos aprendemos algo importante sobre el significado de hospitalidad. Por supuesto, incluye la atención a las necesidades físicas del visitante – aqua para lavarse, comida, un lugar para descansar, etc. – pero hay algo más profundo. Significa ver al huésped como sujeto, no como objeto.

Actualmente estamos enfrentando una prueba de este principio moral. Después de años de fertilización en vidrio, ya tenemos un montón de embriones congelados. Se puede usarlos para obtener "células madre" y con ellas buscar curas para Alzheimer’s, Parkinson’s, paralisis, y otras aflicciones. Como sus dueños los van a destruir algún día, ¿Por que no los usan para estudios cientificos?

Los cientificos en otra nación siguieron una lógica semejante. En Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, ciertos grupos como juidios, eslavos, gitanos fueron clasificados como “sub-humanos.” Como iban a eliminarlos, unos doctores decidieron usarlos para experimentos médicos. Leyendo hoy sobre estos experimentos causa horror a todos – menos a un neo-nazi.

Algunos mantienen que como el embrión humano no tiene brazos y piernas, no lo podemos considerarlo como un bebito o aún como un feto. Sin embargo, la cuestión no es sobre sus apariencias exteriores sino si es una vida humana. Si no la es, no hay problema en usarlo para crecer un corazón o un higado. Pero si es una vida humana, los que los usan en esta forma van a ser moralmente iguales a los doctores nazis. El principio fundamental es tartar a toda persona humana como un sujeto, no como un objeto.

Hay personas que sinceramente tienen dudas si el embrion es una persona. Pero si cazador ve mover un arbusto, ¿tiene el derecho de disparar si es possible que hay un niño detrás del arbusto?

Abraham mostró hospitalidad en recibir a los visitantes inesperados. Resulta que recibió el Señor mismo. Tenemos un modelo de hospitalidad aún más impresionante en el evangelio. Es cierto que María no preveó comida ni agua para Jesús, pero le dió lo que más importa. Lo trató como sujeto. Lo escuchó. Y dice Jesús, “una cosa es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será quitada.” (Lc 10:42)

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