¿Qué es un Judío?

(Homilía para el 18o Domingo Ordinario, Año B)

Nuestros antepasados comieron el maná (Jn 6:31)

La semana pasada un universitario me puso una pregunta sencilla, pero provocativa:

“Padre ¿Qué es un judío?”

Desde luego, los que usan el título tienen que dar la respuesta final. Sin embargo, nosotros que somos ramas silvestres injertadas en el olivo judío (Rom 11:17) no podemos evitar el asunto. Lo que significa ser judío es esencial a nuestra identidad como cristianos.

El evangelio de hoy provee un punto de partir. Jesús les dice que trabajen por “el alimento que permanece” que el Hijo del Hombre dará. (Jn 6:27) Esto les causa recordar, “Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto.”

¿Quiénes son estos antepasados? Una respuesta sencilla es decir que son descendientes de Jacob (las doce tribus) que bajaron a Egipto unos cuatrocientos años antes del éxodo. No obstante, las cosas no son tan sencillas. Después de hablar sobre los hijos de Israel (Jacob) que salieron de Egipto a pie, la Biblia menciona que “subió también con ellos una multitud mixta” (Ex 12:38). Entonces tan temprano como el siglo doce antes de Cristo, el pueblo escogido no era un grupo étnico de sangre pura.*

El clave para contestar la pregunta - ¿Qué es un judío? – se encuentra en el capitulo final de Josué. Reúne todos en Siquem, les cuenta la historia desde Abraham hasta la Conquista de la Tierra Prometida, y les pregunta si van a servir a dioses falsos o al Señor. La gente responde, “Nosotros también serviremos a Yahvé.” (Jos 24:18)

Pensé en esto, el ultimo Thanksgiving (Acción de Gracias) cuando nuestros niños de la escuela dramatizaron la comida que los Nativos sirvieron a los recién llegados Peregrinos. Un muchacho cuyos papás eran refugiados de Vietnam tomó la parte de Myles Standish. También sentados a la mesa había algunos de México y las Islas Filipinas. Aun entre los de ascendencia europea, no había nadie que podía trazar su ascendencia a los pasajeros del Mayflower. Pero todos estábamos allá. En un sentido más profundo, eran nuestros antepasados. .

Ser americano es cosa pequeña en comparación con lo que Pio Once llamó un “semita espiritual.” Eso somos por medio del hombre judío Jesús. Podemos unirnos con los que dijeron,

“Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto.”

Pero mucho más importante, por Jesús recibimos el maná que satisface toda hambre.

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*Los Nazis, siguiendo su filosofía darvinista, trataron de clasificar científicamente la “raza judía.” Su tentativo fracasó – no hay características físicas que marcan a alguien como Judío. Los nazis tuvieron que volver a la auto-identificación de los abuelos. Sin embargo, aplicaron su clasificación como si fuera una raza. Como fue el caso con la Hermana Benedicta de la Cruz (Edith Stein) conversión a la fe cristiana no les importaba. En sus teorías raciales sacaron inspiración de Carlos Darwin:

"¿Las razas o especies de hombres, cualquier término que se aplica, remplazan el uno al otro, así que algunos se extingan? Veremos que todas estas preguntas, como de hecho es obvio, hay que responder afirmativamente, en la misma manera como los animales inferiores." (C. Darwin, Descent of Man)

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