Velen y Oren

(Homilía para Primer Domingo de Adviento, Año C)

Todos Uds., sin duda, han visto la demolición de edificios antiguos y la limpieza de la propiedad. Se puede verlo ahora aquí en nuestra parroquia. En abril compramos el lote cerca nuestro estacionamiento principal. Requirió varios meses para conseguir permiso de la ciudad (agua, luz, desagüe, etc.) pero finalmente hemos comenzado el trabajo. Es increíble la cantidad de basura que ha acumulado en el curso de los años. Hay que sacarla antes de dedicar el terreno a un nuevo propósito.

Jesús nos dice que algo semejante tiene que suceder con nuestro mundo y nuestros corazones antes que Dios los usara para su propósito. Jesús habla de cambios planetarios, angustia cayendo sobre las naciones y aun de personas muriendo de terror. Al mismo tiempo dice que sus seguidores deben poner atención y levantarse la cabeza.

Los eventos están moviendo a un ritmo dramático. En los últimos veinticinco años la ciencia ha separado amor de la procreación al punto que ya tenemos laboratorios con miles de embriones humanos congelados. La destrucción de niños plenamente formados, pero no nacidos, ha llegado a ser un aspecto aceptado de nuestra sociedad. En solamente diez años la Internet ha llegado a un alto porcentaje de hogares – y su producto más rentable es la pornografía. Y la semana pasada, la corte suprema de un estado ha dictado una nueva definición del matrimonio.

Las personas reaccionan a estos cambios en diferentes modos: choque, enojo, diversión, cansancio. Pero Jesús dice que tales reacciones son peligrosas para nuestras almas. Lo que él recomienda es la vigilancia y la oración. Dios ha permitido que estas cosas sucedan, aun los escándalos en la Iglesia y los fracasos en nuestras vidas personales. ¿Por qué? Él desea hacer algo nuevo, pero primero tiene que hacer un trabajo de demolición – y limpiar la basura. Solamente por oración y vigilancia podemos abrirnos a su propósito.

Tengo que decir que me da pena que tantas personas en Holy Family han dejado de venir a su hora de oración ante el Santísimo. Voy a hacer una proposición atrevida: que este Adviento se comience de nuevo – o, si nunca has hecho una Hora Santa, empezar ahora. Muchos me dirán – “¡Imposible! Es el tiempo más ocupado del año.” Esto es precisamente el problema. Si uno es demasiado ocupado para rezar, pues, es demasiado ocupado. Tiene que cortar unas cosas de su vida. Quizás aun cosas buenas – como algunas reuniones, compras, decoraciones, etc. Y si Ud. esta envuelto en actividades dañinas – como reuniones con alcohol, mirando mucha televisión o demasiado tiempo con la Internet – Jesús es firme. “Aquel día los sorprenderá desprevenidos.”

Oren. Velen. Son las palabras para este Adviento.

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English Version

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