La Lista de Invitados

(22o Domingo Ordinario, Año C)

Al comenzar el nuevo año escolar, encontré una estadística chocante. Es sobre la eficacia de nuestros programas de formación religiosa. Un estudio indica que setenta y cinco por ciento de la juventud católica dejará de practicar su fe cuando llega al final de su adolescencia. En otras palabras, tres de cada cuatro jóvenes católicos, al cumplir viente años, no asistirán a la misa dominical o practicarán su fe en cualquier forma visible. El estudio indicó que el motivo no es que han dejado de creer, sino que piensan que no le importa. Han hecho esta conclusión: Dios me aceptará, no importa lo que hago, entonces que vale irme a la misa o obedecer los mandamientos. Al final, si todos van al cielo, ¿Por qué preocuparme?

Las lecturas bíblicas retan esta actitud. El domingo pasado Jesús habló de la puerta angosta que muchos no pueden entrar. Las lecturas de hoy describen una reunión festiva de angeles y santos (Heb 12:2) y un banquete nupcial que prefigura el celestial. (Lc 14:14) Cada persona tiene la libertad de asistir – o quedarse afuera.

Dejenme darles una comparación de como se sentiría una persona que se queda afuera. Aquí en Seattle todos saben que los Marineros están en camino al “World Series.” Imaginense la celebración en nuestra ciudad. Solo una persona bien amarga no sería afectada por la emoción.

Estaba en Roma cuando Italia enfrentó a Brasil para la Copa Mundial. A causa de la diferencia de hora los italianos miraron el partido en medio de la noche. El ruido de las hinchas era tan fuerte que nadie podía dormir. Pues, a pesar de no saber mucho sobre el fútbol, la emoción de la ciudad me contagió. Este tipo de evento nos da una idea pequeña e imperfecta de como será el banquete celestial, cuando uno abre su alma al Ser Mismo. ¿Quien quería estar afuera?

El problema, hermanos, es que para entrar requiere un poco de humildad. El evangelio de hoy nos indica la lista de los invitados: los pobres, los lisiados, los cojos y los ciegos. Cuando el escritor inglés, C.S. Lewis, aceptó a Jesús era un professor en la universidad de Oxford. Para él fue difícil ir a la misa – no tenía ni esposa ni familia y la gente de la iglesia era tan diferente que él. Pero hizo la decisión porque sabía que la comunión con Jesús solo se puede recibir en el contexto de la Iglesia.

A veces personas me dicen que no le gusta ir a la misa porque tienen miedo que van a encontrar a cierta persona. El, para tí, es el cojo, el lisiado, quizás una imagen de tu propia alma. No huyas de él, sino entrar en el banquete.

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  • Fotos de la Ordenación del Diácono Armando Perez (Parroquia de la Sagrada Familia, Seattle; 15 de julio de 2001)

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    De los Archivos (Homilía para Domingo Veintidos - Año C):

    2007: La Belleza de Humildad
    2004: Soberbia y Vanagloria
    2001: La Lista de Invitados

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