Señor, Purifica Mis Labios

(Homilía para el 23o Domingo Ordinario, Año B)

En el ultimo numero de Homiletics and Pastoral Review, el Padre Michael Orsi tiene un articulo llamado, , “Orthodox Catholics sometimes hurt the cause.” (los católicos ortodoxos a veces dañan la causa). Nota que mientras los “liberales” se unen para promover una agenda común, conservadores a veces quiere todo o nada – y en el proceso se dividen en facciones amargas.

Menciona como asuntos complicados como la interpretación bíblica, estrategias pro-vida, la pena capital y la validez de ordenar a hombres con orientación homosexual pueden provocar desacuerdos violentos. Pero también cosas menores pueden dividir. Cuenta sobre una parroquia donde familias “home school” (que no envían sus hijos a escuelas publicas sino enseñarles en sus propias casas) se rompieron en campamentos sobre el dibujo animado, “Shrek.”

El padre Orsi ofrece sugerencias para evitar la fractura de la causa de católicos leales y ortodoxos. Antes de todo, tenemos que saber que es la enseñanza oficial de la Iglesia y que cosas son abiertas para debatir y discutir. Recomienda varios documentos, incluyendo por supuesto el Catecismo. Además menciona la importancia de hablar con el párroco u otra persona informada. En adición, tenemos recursos por medio de la Internet (y teléfono) como Catholic Answers.

En el Evangelio de hoy, Jesús toca los oídos de un sordo y dice Efeta, que significa, Ábrete. Debe haber sido maravilloso escuchar sonidos – niños, aves, sobre todo la voz de Jesús mismo. Pero también mucho trabajo aprender el significado de tantas palabras – y distinguir lo que requiere atención de lo que uno puede ignorar.

Igualmente, cuando Jesús te toca a ti o a mí, no significa que ya sabemos todo y podemos empezar a corregir a otros. No, eso es cuando comenzamos a escucharlo – leyendo la Biblia, el Catecismo, los documentos de Vaticano II y otras fuentes de su enseñanza.

Yo sé que unos sacerdotes jóvenes se han desanimado – no tanto por ataques de “liberales” (si alguien va contra la corriente de la cultura, sabe que lo sucederá) pero por criticas de los que pensaba que eran sus aliados. Muchas veces las criticas no son bien fundadas o son expresadas en una forma dura como un juicio personal.

Solamente después es escuchar a Jesús, debemos hablar. Y tenemos que pedirle que nos tocara los labios antes de hacerlo. Al proclamar el Evangelio el sacerdote reza, “Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderos, para que anuncie dignamente tu Evangelio.” Es una oración que todos podemos hacer antes de tratar de hablar de parte del Señor.

Al concluir el Evangelio, antes de dar la homilía, dice “Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.” Siempre es esencial reconocer su propio pecado – y que la meta no es condenar sino ofrecer liberación del pecado.

Como Ud., sería un tonto si no reconozco que necesito corrección. ¿Pero como y cuando ayuda? Una vez hacia algo en la parroquia que yo pensaba que estaba bien. Un hombre se me acercó en un momento cuando no tenía miles de distracciones, expresó su preocupación en una manera amigable y me mostró el documento apropiado. Mientras no estaba alegre al ser corregido, aprecié su preparación, pensaba sobre lo que me dijo y hice el cambio indicado. También me ayudó saber que era un hombre de oración que amaba a la parroquia y se preocupaba de mi persona.

Isaías profetizó:

Los oídos de los sordos se abrirán,
Saltará como venado el cojo
Y la lengua del mudo cantará.

Que Cristo nos abra los oídos y límpianos los labios para que oigamos su palabra y la hablemos suavemente a otros.

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