Sueño de Una Mujer Embarazada

(Homilía para Segundo Domingo de Adviento, Año C)

Hace pocos días mi amigo el Padre Vicente Pastro celebró su veinticinco aniversario de sacerdocio. En la procesión hubo un estandarte con la figura de un perro. El perro tenía la cabeza levantada y en su boca una antorcha encendida. Todos nos preguntábamos que querría decir. Yo pensaba, pues, el perro es conocido por su lealtad – y mi amigo Vicente es una de las personas más leales que jamás he conocido. ¿Pero por que la antorcha en la boca?

Realmente refiere a Santo Domingo de Guzmán. Cuando su mamá, beata Juana de Aza estaba embarazada con él, tuvo un sueño raro. Dio a luz a un perro con antorcha en la boca corriendo por todo el mundo. El sueño le asustó y ella fue a un monasterio para consultar con un monje. El sacerdote le dijo, “No te preocupes, Señora. La antorcha encendida representa la palabra de Dios. Como el perro, tu hijo va a ir por todo el mundo anunciándola.”

Así era. Domingo llegó a ser sacerdote y fundó la Orden de Predicadores, conocidos ahora como Dominicos. El mismo fue a una parte de Francia que había abandonado la fe cristiana. Con la sencillez de su vida y sus palabras claras les llamó a la conversión.

Santo Domingo tuvo un secreto. Por cada hora que predicó, pasó muchas horas en la oración. Les dijo a sus hermanos que la predicación debe ser fruto de contemplación.

En esto Santo Domingo seguía el ejemplo del mayor predicador – San Juan Bautista. Como hemos escuchado en el evangelio de hoy, San Juan fue al desierto para soledad y oración. Cuando predicó, su voz resonó. Sus palabras bajaron las montanas de orgullo – de auto-justificación. Llenaron los valles de tristeza y flojera. Sus palabras no eran originales. Todo profetas les dijo a la gente que se arrepentieran de sus pecados. Pero las palabras de Juan tenía su gran poder porque venían de la profundidad de su ser.

Como Juan el Bautista, como Domingo de Guzmán, tu puedes llamar a otros a una vida diferente. Como ellos, tu estás rodeado de personas decaidas. No necesitas grandes palabras, pero tienes que comenzar con la oración. No me digas que no tengas tiempo. Si una mujer va a Southcenter Mall, puede pasar dos o tres horas buscando el vestido perfecto. ¿No tienes una hora para revestirse de Cristo? Hermano, si hay un partido de fútbol, es facil hallar unas horas extra. ¿No tienes una hora para el partido que realmente vale – tu alma y las de tu familia?

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De los Archivos:

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