Momentos Incómodos

(Homilía para el 30o Domingo Ordinario, Año B)

La segunda lectura describe el papel del sacerdote. “Está constituido para intervenir a favor de ellos ante Dios.” (Heb 5:1) Envuelto en debilidades, “ofrece sacrificios por los pecados del pueblo...y también por los suyos propios.” (v.3)

Quisiera decir algo personal sobre mi relación con Uds. como sacerdote. Sé que algunos sienten una cierta distancia o separación de mí. Una parte del problema puede ser los números: unas 2,500 personas en nuestras siete misas – y no los mismos 2,500 cada domingo. Mas allá de los que asisten a la misa, muchos mas miran a Sagrada Familia en tiempo de crisis.

Para empeorar las cosas, tengo mi propia personalidad. A veces pienso que he heredado solamente los aspectos débiles de mis papás. Como mi papá, puede ser un poco callado. Y, como mi mamá cuando trató de decir algo, ¡sale mal!

Exagero, pero quiero que Uds. sepan que, como su sacerdote, los quiero. Siento un poco come Golde en “Fiddler on the Roof” (Violinista en el Techo). Teyve, su esposo, le dice, “Te hago una pregunta. ¿Me amas?” Ella trata de no responder y luego da una lista de las cosas que hace que muestran su amor. Teyve dice:

¡Entonces me amas!

GOLDE Supongo que sí

TEVYE Y supongo que te amo, también

Estamos enfrentando unos retos aquí en Sagrada Familia. No sé como va a salir. Pero quiero que Uds. sepan que los amo. Y supongo, y supongo que Uds. me aman también. He vivido aquí en Holy Family por los últimos siete años y medio – y me voy a quedar. Soy un hombre envuelto en debilidades, pero cada día, con la ayuda del Señor, trato de responder a las necesidades de los feligreses. Los amo y supongo que Uds. me aman.

Más importante que mi amor por Uds. – que tiene que ser pequeño y pasajero – es el amor de Jesús para Uds. El evangelio de hoy nos da una forma en que podemos crecer en su amor – diciendo su nombre, como hizo Bartimeo. “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” (Mk 10:47)

Los monjes ortodoxos usaban este versículo para desarrollar lo que se llama la Oración Jesús. Consiste en llamar al Señor con una oración breve y sencilla que repetían al ritmo de la respiración. Jesús, Hijo del Dios Vivo / Ten Piedad de Mí, un pecador. Como San Hesychois el sacerdote dijo,

'Cuando más lluvia cae en la tierra, más suave la hace; En modo semejante, el nombre sagrado de Cristo alegre la tierra de nuestro corazón cuando más lo invocamos.' (de la Philokalia)

Cuando éramos niños, quizás aprendemos hacer oraciones breves como “flechas” a Dios. Estas apiraciones tienen gran valor. A veces cuando rezo en la capilla o cuando estoy caminado, repito palabras como, “Señor Jesús, hazme uno contigo.”

Hay momentos incómodos cuando aspiraciones ayudan más. En misas concelebradas, por ejemplo una ordenación, distribuyen hostias a todos los sacerdotes y esperamos hasta la invitación de obispo para recibir. A veces la espera dura unos minutos. Trato de decir esta oración mientras miro a la Hostia en mi mano. “Jesús, pobre y humilde, hazme como tu.” Si sigo diciéndolo, tal vez un día voy a abrazar la humildad de Jesús

Muchos de nosotros estamos lejos de la humildad verdadera – y el amor verdadero. Pero tenemos que seguir diciendo, “te amo.” Esposo a esposa, papá a hijo, sacerdote al pueblo y pecador redimido al Salvador. Hoy es un buen día para imitar a Bartimeo que “seguía gritando todavía mas fuerte” al Señor. “Jesús, misericordia. Jesús, te amo.”

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