Motivos Para Creer en el Más Allá

(Homilia Para el 32o Domingo, Año C)

Muchos ven la historia de la humanidad como una liberación de explicaciones espirituales o religiosas a explicaciones materialistas o científicas. Mientras esa perspectiva tiene algo de verdad, también omite mucho. Los filósofos tempranos, como Heráclito y Demócrito, eran materialistas en el sentido que trataron de reducir la realidad a una sola sustancia. Con sus preguntas inistentes, Sócrates deafió teorías tan sencillistas. Después, Platón y Aristóteles desarrollaron filosofías más complejas que incluyeron espíritu y materia, mente y cuerpo.

El pensamiento judío muestra un desarrollo semejante. Los primeros libros de la Biblia tienen poco interés en el más allá. Concentra en lograr la prosperidad en esta vida presente; su única esperanza para la inmortalidad era en términos de descendientes. Los saduceos, que se basaron sobre Moisés, mantenían aquella visión conservadora. A pesar de creer en Dios, eran materialistas en cuanto a su vista del hombre. Para avanzar su posición solían usar la burla. Vemos un ejemplo en el evangelio de hoy: ¡Que paraiso si siete maridos tienen que luchar por una sola esposa! (Lc 20:27-38)

Jesús facilmente desinfla su burla porque tiene una visión más compleja del ser humano. La resurrección no es solamente una extensión de la existencia física sino una intensificación de las capacidades espirituales ("serán como los ángeles"). Luego cita un versículo de su autoridad común: los libros de Moises. Exodo 3:6 refiere al Señor como el "Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob." Creencia en un Dios personal requiere creencia en el más allá. ¿Como es posible que su cuidado para el hombre termina al sepulcro?

Los saduceos tenían unos motivos escondidos para negar el más allá. Eran los élites entre los judíos del primer siglo. Su vida comoda resultó de su colaboración con los poderes del mundo. Los fariseos, que religiosamente eran más cerca a Jesús, resistían la cultura dominante, a veces a un precio alto. Vemos un ejemplo en la primera lectura - una madre valiente que tuvo que mirar la tortura y muerte de sus siete hijos. (2 Macc 7:1-14) Su fe en la resurrección les dio tal fuerza.

Unos dos siglos más tarde otro hombre ofreció el sacrificio supremo. Lo hizo no solamente por su esperanza en la resurrección, sino para hacerla posible para nosotros.

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Versión Inglés

Boletín (Colectas, Viaje al Peru)

De los Archivos (Homilía para Domingo Treintidos - Año C):

2007: Dios Primero
2004: Reanímate
2001: Motivos Para Creer en el Más Allá

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