Fue Sepultado

(Homilía para Quinto Domingo de Cuaresma, Año A)

En su carta a los corintios, Pablo les hace recordar el breve credo que él les había entregado:

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras,
Fue sepultado
Y, según las Escrituras, resucitó al tercer día. (I Cor 15:3-4)

Hoy tenemos la tendencia de no reflexionar sobe la sepultura de Cristo. Como quisiera mostrar este domingo, no reconocer esa realidad es desminuir nuestro aprecio para el misterio central - la Resurrección de Jesús

En este último domingo antes de la Semana Santa, tenemos una oportunidad para entender lo que significaba la sepultura en el primer siglo. Juan, capítulo 11, nos da una narración sobre los ritos funerales de los judios: como envolvieron el cuerpo con sábanas, los días de luto público, la tumba cortada de roca y cubierta con una piedra grande. En comparación nuestros ritos son empobrecidos. Como resultado nuestra fe - y nuestra humanidad - son empobrecidas.

Lo vemos en la práctica común de cremación. Aquí en Seattle, dos de cada tres funerales son por cremación. Mientras siempre trato de dar reverencia para las cenizas - como haría para el cuerpo de un difunto - no obstante, le falta algo.

No podía decir exactamente que le faltaba hasta el escándalo del crematorio en el estado de Georgia hace unas semanas. En vez de quemar los cuerpos, el "Tri-State Crematory" los botaron y dieron a los sobreviventes cenizas ordinarias. Hasta la fecha han recuperado 339 cuerpos. Una señora llevó cenizas falsas pensando que eran los restos de su esposo querido. Los noticieros también reportaron sobre un funerario en California que vendió cuerpos a la universidad en vez de quemarlos. Claro que estos funerarios no son típicos, pero indica un problema con la práctica común de cremación. Es demasiado rápido y anónimo. En el proceso la familia pierda la seguridad que los restos realmente pertenecen a su querido difunto.

Tal vez a causa de esta inseguridad, las cenizas humanas no son tratados con la misma seriedad como un cuerpo. Una señora llegó a Holy Family con las cenizas de su esposo en una urna que trajo en una mochila. Como le pidió la urna para ponerla en una mesa especial, ella abrió la mochila y la buscó entre revistas y fotos. En algunos casos, familias han puesto la urna con cenizas al lado del televisor y aún, después de unos tragos, las han sido usado como parte de una broma.

Lo peor de todo es desparramar la ceniza del difunto. Quizás tiene sentido en una religión panteística, ¿pero que lugar puede tener en nuestra fe? Una familia me dijo que iban a derramar las cenizas de su papá en Mount Rainier "porque era su lugar favorito." Pues, a mí también me gusta Mt. Rainier, pero cuando yo muera quiero ir a Dios, no a una montaña. ¿Me explico?

Como católicos mostramos reverencia para el cuerpo humano en celebrar la misa de sepultura cristiana. El rito asume que el cuerpo está presente, aun si lo queman después de la misa. Por supuesto, lo mejor es tener una Misa de Cuerpo Presente y enterrar los restos en un cementerio. Así se puede poner el nombre en la tumba y volver al lugar con la seguridad que los restos mortales realmente se encuentran allá.

Ví la importancia de esta reverencia cuando visité el cementerio Lakeview aquí en Seattle. Unas personas famosas están enterradas allá, incluyendo el actor Bruce Lee. Su tumba tenía unos ramos de flores que sus aficionados de los Estados Unidos y otros paises habían dejado. Para ellos fue preciso visitar el sitio exacto de sus restos mortales. Si ellos pueden hacerlo para alguien que ni habían conocido personalmente, ¿no podemos nosotros hacer lo mismo y más para los que hemos amado y que nos cuidaron?

Tenemos un motivo muy fuerte para recordar a los difuntos: la Comunión de los Santos. Cuando estamos en el estado de gracia, estamos unidos no solamente a nuestros hermanos cristianos aquí en la tierra, sino también a los que están en el cielo y el purgatorio. Siempre decimos a otros cristianos, "favor de rezar por mí," y "yo oraré por tí." Es natural que hagamos lo mismo para nuestros queridos difuntos. Por supuesto, los que están en el cielo no necesitan nuestras oraciones. Ya están en la gloria y ningún sufrimiento puede tocarlos. Sin embargo, con la excepción de los santos canonizados, no sabemos con seguridad si un ser querido está en el cielo. Quizás esa persona está en el purgatorio y necesita nuestras oraciones para cumplir su limpieza final.

Y podemos suponer que ellos rezan por nosotros. No creo que las almas benditas siguen nuestras vidas como si fuera una telenovela. Tenemos que admitir que en comparación con la Visión Beatífica los detalles de nuestras vidas son bien aburridos. No obtante, los santos, sí, se preocupan que hagamos las decisiones requiridas para la salvación. En aquel sentido, es lógico pensar que ellos rezan por nosotros todavía en este valle de lagrimas. Por eso hablamos de una Comunión de los Santos.

El papa Juan Pablo, hablando sobre las religiones animisticas, hizo una observación significante sobre la Comunión de los Santos:

"Llegados a este punto sería oportuno recordar todas las religiones primitivas, las religiones de tipo animista, que ponen en primer plano el culto a los antepasados. Parece que quienes las practican se encuentren especialmente cerca del cristianismo. Con ellos, también la actividad misionera de la Iglesia halla más fácilmente un lenguaje común. ¿Hay, quizá, en esta veneración a los antepasados una cierta preparación para la fe cristiana en la comunión de los santos, por la que todos los creyentes -vivos o muertos- forman una única comunidad, un único cuerpo? La fe en la comunión de los santos es, en definitiva, fe en Cristo, que es la única fuente de vida y de santidad para todos. No hay nada de extraño, pues, en que los animistas africanos y asiáticos se conviertan con relativa facilidad en confesores de Cristo, oponiendo menos resistencia que los representantes de las grandes religiones del Extremo Oriente." (CRUZANDO EL UMBRAL DE LA ESPERANZA: ¿Por qué tantas religiones?)

Este domingo vislumbramos aquella realidad gloriosa, pero como Jesús (y como Lázaro) primero viene la muerte - y la sepultura.

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Versión Inglés

De los Archivos (Quinto Domingo de Cuaresma, Año A):

2008: Superando el Imperio de la Muerte
2005: Uniendo Cuerpo con Alma
2002: Fue Sepultado

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