Una Introducción a María

(Homilia Para la Fiesta de la Asunción)

El 14 de abril de 2001, el Reverendo Alex Jones, con su esposa Donna y 62 miembros de su congregación fueron recibidos como miembros de la Iglesia Católica. Poco después fue entrevistado por Marcus Grodi, también un ministro protestante que se hizo católico. Hablaron sobre su amor por Jesús y como él los condujo a la Iglesia y finalmente, Marcus le preguntó sobre su relación con la Madre de Jesús. Replicó que, como Pentecostal, sabía de María – que era una Virgen, que había sufrido mucho y que era una mujer muy santa – pero de todos modos, necesitaba que alguien le introdujera a ella. Marcus y él se acordaron que para adultos convertidos tomó tiempo para apreciar los sentimientos de católicos en cuanto a la Virgen. Sin embargo, hay un sentido en que todos, como Alex, tenemos que ser presentados de nuevo a ella. La Fiesta de la Asunción nos provee una oportunidad.

En las Sagradas Escrituras, María es como un “tesoro escondido.” En la primera lectura de hoy (Apoc. 11:19-12:10) Juan ve al cielo abierto, revelando el arca de la alianza. Aquel recipiente sagrado está remplazado por una “mujer vestida del sol.” Tiene una dimensión colectiva, representando al antiguo y nuevo Israel, pero también es una persona histórica quien dio a luz al Mesías – “un hijo varón destinado a gobernar todas las naciones.” (v. 5)

Juan vislumbró algo que requirió tiempo para captar plenamente – es decir, que la Madre de Jesús fue llevada fisicamente al cielo. Es un privilegio muy grande, pero hay que notar que ella no es la única que fue asumida. Dos personas del Antiguo Testamento, Elías y Enoc, también tuvieron el honor. (Gn 5:24; 2R 2:11; Hb. 11:5) Y un número limitado recibieron una participación inmediata en la resurreción de Jesús. (Mt 27:52) Que la Madre del Salvador fue concedido este gran privilegio es bien apto. Además los primeros cristianos, a pesar de identificar los lugares de sepultura de otros personajes de Nuevo Testamento como San Pedro y San Pablo, nunca indicaron una tumba de María, solamente un sitio de Dormición, es decir, donde ella se durmió.

El Prefacio de hoy nos dice que María fue asumida al cielo para “figura y primicia” de la Iglesia, “garantía y consuelo” para nosotros que todavía somos peregrinos. Nos hace recordar el papel importante de María, no solamente en la vida de Jesús, sino también de todos los bautizados en él. Hoy es un buen momento para ser re-presentado a ella. Si te faltan palabras, quisiera sugerir una plegarias antigua:

Acuérdate, oh misericordiosísima Virgen de Guadalupe, que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro ha sido abandonado por tí. Animado con esta confianza a tí acudo, Oh Virgen Madre! y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches Oh Madre de Dios! mis humildes súplicas, antes bien inclina a ellas tus oídos y dignate atenderlas favorablemente. Amén.

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Boletín (Testimonio de un "Aborto Fracasado")

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