Volver a los Básicos

(Homilía para Domingo de Trinidad)

Hace unos años nuestro sistema educacional invirtió mucho tiempo ayudando a los estudiantes sentirse bien de si mismos. Sirvió por un tiempo, pero cuando los estudiantes se graduaron, un alto porcentaje no podía llenar una aplicación o manejar su cuenta bancaria. Cuando el banco volvió sus cheques y no fueron empleados, su auto-estima bajó. Muchos educadores se dieron cuenta del error y hubo un movimiento llamado, "volver a los básicos." Dio énfasis a los fundamentales de matemática, escribir y leer.

En cuanto a la enseñanza de la fe, algo semejante tiene que suceder - y gracias a Dios, hasta cierto grado está sucediendo. Una vez los educadores religiosos pusieron mucho énfasis en enseñar a los niños que Dios los ama. Nada mal en eso. Es un mensaje que tenemos que oír cada día. Sin embargo, hay que saber el fundamento del amor divino, por que nos ama y como participamos en ese amor. Este domingo retornamos a los básicos: la Trinidad, el gran misterio sobre lo cual la fe cristiana (y al final de las cuentas, el mismo universo) está fundada.

Los primeros cristianos resumieron el misterio de la Trinidad en esas palabras: el Padre es Dios, Jesús su Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, pero no hay tres Dioses, sino un solo Dios. Como dice el Credo Atanasiano, "Adoramos un Dios en tres personas y tres personas en un Dios, sin confundir las personas o dividir la sustancia divina." Las personas son distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero la sustancia es una: Dios.

Esta definición señala una realidad que podemos vislumbrar, pero no capturar. Es como el sol; podemos tener un vistazo, pero su brillo nos hace voltear la mirada. Pero el mismo brillo hace posible ver todas las otras cosas. Así es con la Trinidad. Jesús nos da una miradita de su relación al Padre. La energía, el amor entre ellos es una tercera persona divina, el Espíritu Santo. Si el universo emergió de la interacción de esas personas siempre existiendo, entonces ese misterio debe ser reflejado en las cosas que tu y yo experimentamos: el misterio de la auto-donación entre seres humanos, el misterio de la mente humana y quizás aun misterios físicos como la gravitación y la luz.

San Pablo nos dice que cuando rezamos, el misterio de la Trinidad nos apodera. Nuestra oración, de hechos, es Dios hablando a Dios. El Espíritu dentro de nosotros clama "Abba," es decir, "Padre." El Espíritu proclama que Jesús es el Señor y por él tenemos la adopción filial.

Hay que tener en mente esos básicos - y enseñarlos a nuestros hijos. Algunos tienen la idea que la Trinidad fue inventada en el siglo cuarto. Pues, hoy escuchamos a Jesús ordenando a sus apóstoles bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Un documento llamado el Didache o sea Las Enseñanzas de los Doce Apóstoles - que puede haber sido escrito tan temprano como el año 50 A.D. - dice: "Después de las instrucciones, bauticen en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva (que fluye). Si no hay agua viva, entonces bautizar en otra agua, y si hay agua fría, entonces en agua tibia. Si no hay ni una ni la otra, derrama agua tres veces en la cabeza, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo."

En otras palabras, lo que importan no son la temperatura o cantidad del agua, sino la realidad trinitaria. Es tiempo volver a los básicos: nuestra participación en la vida del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

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De los Archivos:

Domingo de Santísima Trinidad 2008: Familia como Origen y Meta
2007: La Esperanza No Defrauda
2006: Volver a los Básicos
2005: Otra Vez Solo
2004: Yo Estaba Allí
2003: El Nombre
2002: Una Pregunta Excelente
2001: Imagen de la Trinidad
2000: Desde el Fuego

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