Una Gota en el Océano

(15 de abril de 2007)

Tema básico: Por sus heridas Jesús quiere que echemos nuestros pecados en el Océano de su misericordia divina.

Madre Angélica - la monja que fundó una red televisa internacional - da un lindo cuento sobre la Divina Misericordia. Una vez ella estaba en una playa de California, parade cerca del espuma de las olas. Una ola grande cayó y el agua cubrió sus zapatos. Una gota llegó a su mano y ella la miró. Después miró el mar inmenso. Oyó la voz del Señor, "Angélica, esa gotita representa todos tus pecados, todas tus imperfecciones y todas tus fallas. Echala en el océano." La devolvió al mar. Entonce el Señor le dijo, "El océano es mi misericordia. Ahora, si buscas esa gotita, puedes encontrarla?"

"No, Señor," ella replicó. La Madre Angelico les dijo a las personas en su audiencia que sus pecados son como esa gota en el océano. "Cada día, cada minuto de cada día, echa tu gotita en el océano de su misericordia. Entonces, no te preocupes, solamente esfuérzate con mas empeño."*

Pasamos demasiado tiempo enfocando en nuestras fallas - y no suficiente en la Misericordia de Dios. Este domingo Jesús quiere darnos la perspectiva correcta. El evangelio de hoy sucede unas cuarenta y ocho horas después de que los discípulos abandonaron a Jesús en su hora de mayor necesidad. A pesar de sus declaraciones atrevidas, cuando vinieron dificultades, ellos huyeron como gatitos espantados. Incluso, uno de ellos dijo que no conocía al hombre. Pero Jesús no les dijo, "cobardes." Sino, "La paz esté con ustedes." Sus fallas vinieron a ser una gota de agua en el océano de la misericordia divina.

Después de mostrarles la divina misericordia, Jesús les dio una tarea. Les dio el poder de perdonar pecados. Sopló el Espíritu Santo sobre ellos. El Espíritu Santo es la misericordia de Dios. "A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados."

Tengo que admitir que como sacerdote no estoy seguro que hacer con la segunda parte: "A los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar." En mis treinta y cinco años de sacerdocio, jamás he rehusado absolución. Claro, han habido instancias que indicaban un poco más de trabajo - como la rectificación de un matrimonio invalido - pero el resultado sería la absolución, el perdón completo.** Yo mismo deseo la misericordia divina - y, como sacerdote, quisiera extenderla a todo penitente.

La expectación de misericordia no significa presunción - una actitud superficial a Dios. En la segunda lectura, Juan cayó a los pies del Señor, como muerto. Juan obviamente tenía un corazón puro - pero cayó a los pies del Señor. ¿Cuanto debemos nosotros temblar ante el Señor? No obstante, Juan oyó las palabras bellas: "No temas." El Señor es un océano de misericordia, listo para tomar nuestros pecados sobre si mismo - como el océano dispersa las impurezas de una gotita de agua.

El Papa Benedicto habló profundamente sobre la divina misericordia en su mensaje de Pascua. Admitió que a veces es difícil creer en Dios con tanto dolor, maldad e injusticia en el mundo. Especialmente cuando vemos a niños sufriendo como victimas de guerra y terrorismo, enfermedad y hambre -¿no someten quizás nuestra fe a dura prueba? No obstante, dijo el Santo Padre, justo en estos casos, la incredulidad de Tomas nos resulta paradójicamente útil y preciosa, porque nos ayuda a purificar toda concepción falsa de Dios y nos lleva a descubrir su rostro autentico: el rostro de un Dios que, en Cristo, ha cargado con las llagas de la humanidad herida.

La imagen de la Divina Misericordia, que hoy tenemos en nuestro santuario, tiene rayos de luz saliendo de las llagas. Los rayos saliendo del costado tienen dos colores: rojo y blanco. El blanco refiere al bautismo y le rojo a la Eucaristía - los dos grandes sacramentos de la divina misericordia. Entre ellos podemos ver otro sacramento: Reconciliación, que es un "segundo bautismo" capacitandonos para acercarse a la Eucaristía - si hemos cometido un pecado grave.

El salmo responsorial repite las palabras, "eterna es su misericordia." Hoy Jesús no invita al océano de misericordia - echar nuestros pecados en ese océano, para jamas encontrarlos. "Digan los fieles del Señor, 'eterna es su misericordia.'"

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*De Mother Angélica's Little Book of Life Lessons and Everyday Spirituality por Ramond Arroyo.

**Aun a los no-católicos, no he rehusado la absolución. He rezado una oración con ellos, dandoles una bendición y explicando lo que tienen que hacer para hacerse miembros del la Iglesia de Cristo, así elegibles para la absolución sacramental.

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