Falta de Trabajadores

(Homilía para el Undécimo Domingo Ordinario, Año A)

Desempleo es un terrible problema social y económico. Todos podemos identificarnos con el dolor de la persona que no tiene trabajo, especialmente si él tiene una familia para proveer. Nuestra simpatía para los desempleados a veces puede causar no veamos el problema contrario. En nuestra sociedad no solamente tenemos una falta de trabajos, sino también una falta de trabajadores, al menos en ciertos campos.

Durante las últimas semanas, he sido consciente de un área donde no tenemos tantos trabajadores. El 13 de mayo el director de mi escuela parroquial me informó que estaba aplicando para un puesto más cerca de su casa. Me causó panico. Recordé hace siete años cuando buscábamos un nuevo director. Nuestra búsqueda resultó en un solo candidato. Afortunadamente era joven, entusiasmado y con mucho talento. Trajo dones muy necesitados a nuestra escuela. Ahora el Señor Morissette se va y tenemos que buscar un reemplazo.

En la nueva búsqueda he pedido a unos papas, juntos con miembros de los consejos parroquiales y financieros, a ayudarme. Hemos preguntado a los profesores actuales, los papás y feligreses sobre sus prioridades para el nuevo director. Como se puede imaginar, tienen muchas expectativas:

  • Un católico fuerte, leal al magisterio, que vive la fe en su vida diaria.

  • Un líder compasivo que puede superar las divisiones entre papás y profesores, escuela y parroquia.

  • Trabaja bien con diversidad étnica.

  • Promueve excelencia academica.

  • Capacidad para usar recursos limitados en una forma creativa.

    La lista de prioridades sigue. Quizás nuestras expectativas altas indican porque los candidatos son pocos. Pero creo que hay otra explicación. Al final de las cuentas estamos buscando un pastor. Nadie mencionó que quieren un burócrata, es decir, alguien que enfoca en aplicar aceita a la maquina. No, quieren una persona que se preocupa por seres humanos, sus familias, sus problemas, sus angustias y alegrías.

    Jesús miró a las multitudes y vio que estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Es interesante que no formara un comité ni hizo un estudio. Lo que hizo era de ordenar sus discípulos a rezar. Así debemos nosotros. Obviamente creo que comités y estudios tienen su valor. Pero no pueden reemplazar la oración – primero y siempre. Durante los años he visto a grupos generar lindos documentos que no han hecho ninguna diferencia. Al mismo tiempo he visto a personas, aparentemente con poco talento y recursos, que han hecho cosas que realmente impactan. Su secreto: oración.

    Escuchamos mucho de la escasez de sacerdotes, pero hay una escasez de otro tipo de pastores: los que se devoten a trabajar con niños y jóvenes, y los que tienen vidas quebrantadas – los hospitalizados, los presos, los que no tienen casa, etc. Estos trabajos no serán bien remunerados. Y realmente no queremos que sean lucrativos. Al fondo creemos que los que tomen la obra de pastor deben hacerlo por mayor motivación que el dinero.

    Debemos rezar por nuestros pastores. Desde luego, estamos pidiendo a Dios que envíe la persona correcta para nuestra escuela parroquial. Pero el problema es que a veces dejamos de rezar cuando la persona asuma su trabajo.

    En un pasaje que tal vez contiene un poco de humor, el Papa Gregorio Magno habló de la necesidad para trabajadores en la cosecha del Señor. Al pedir a la gente que rezara por sus sacerdotes, se quejó que a pesar de tener varios sacerdotes, ¡no tenía muchos trabajadores! Pues, San Gregorio no querría que sus sacerdotes vinieran a ser neuróticos rendidos, pero, sí, querría que enfocaran en lo mas esencial: “Rueguen por nosotros para que seamos capaces a trabajar dignamente para ustedes.” Y añadió, “Que no nos cansemos de exhortarles.”

    Como pastores tenemos que animar e inspirar a otros. Por ese motivo necesitamos las oraciones del pueblo para que no seamos decaídos, aburridos, cansados. En moda semejante otros pastores necesitan nuestras oraciones. Como voy a mencionar el próximo domingo, esto aplica particularmente a los papás. Tienen un papel único de pastorear. Recen al dueño de la mies que envíe buenos pastores que tanto necesitamos. La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos

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    English Version

    De los Archivos (Undécimo Domingo Ordinario, Año A):

    2008: Un Padre Firme Pero Compasivo
    2005: Falta de Trabajadores
    2002: El Fracaso de Los Obispos

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