La Obra Varonil de Intercesion

(Homilia para Domingo Veintinueve - C)

Tema básico: Como sacerdotes y lideres de familias, los hombres tenemos que asumir la obra de intercesion.

La primera lectura de hoy muestra el poder de intercesion. Antes de entrar la Tierra Prometida, los israelitas enfrentaron un enemigo feroz - los amalecitas los atacaron. Encabezados por Josue, los israelitas se defendieron. Moises - ya un hombre muy viejo - no entro directamente en la batalla, sino de un lugar arriba, extendio sus brazos en oracion. Mientras Moises mantuvo los brazos extendidos, Israel avanzo. Pero cuando el dolor era insoportable y Moises dejo caer los brazos, los israelitas perdieron. Finalmente dos levitas jovenes - Aaron y Jur - sostuvieron los brazos de Moises y los israelitas ganaron la victoria.

Estamos en una situacion semejante hoy: no una batalla con espadas, sin embargo, una batalla verdadera. Un enemigo feroz nos ha atacado. Quiere destruir nuestras familias, nuestras parroquias y nuestras almas - especialmente las de nuestros jovenes. Tenemos que defendernos. En esta batalla necesitamos hombres como Moises, Aaron y Jur que pueden levantarse los brazos e interceder por nosotros.

La obra de intercesion en primer lugar es responsabilidad de los sacerdotes. Moises, Aaron y Jur eran levitas - miembros de una tribu sin tierra propia porque "el Sennor era su porcion." Se dedicaron a la intercesion. Igual que los sacerdotes de hoy, tenemos que reconocer que nuestro primer deber es interceder por el pueblo.

Desde luego intercesion no termina con los sacerdotes. Me gusta recordar a los novios que son sacerdotes de su familia, que tienen el deber de llevar a su esposa e hijos a Dios.

En cuanto a la intercesion tenemos que ser francos. La batalla no va bien. Muchos sacerdotes - y muchos otros hombres - hemos bajado los brazos. Tal vez hemos pensado, "Dejen que las mujeres recen." Es cierto que las mujeres pueden ser intercesoras poderosas como la viuda en la parabola de hoy. No obstante, tenemos que reconocer algo: en la Biblia es claro que los hombres como sacerdotes y lideres de familias tenemos el papel de intercesion.

En los ultimos meses el Papa Benedicto dio autorizacion a los sacerdotes de celebrar la misa de Juan XXIII. Era la forma de la misa celebrada durante el Segundo Concilio Vaticano. He celebrado esta forma extraordinaria unas veces. No llegara a ser la forma comun, pero tiene algo que ensennarnos. La misa de Juan XXIII enfoca como un laser en la intercesion: el sacerdote extendiendo sus brazos en una oracion dirigida al Padre. La misa corriente de Pablo VI tambien lo hace, pero podemos tener la idea que la misa es algo que nosotros hacemos para construir la comunidad. No la misa en primer lugar es obra de Dios, un acto de culto hecho posible por Jesus. Desde ella vendra nuestra comunidad.

En la misa - y en la oracion en nuestros hogares - Dios nos llama a la gran obra de intercesion. Estamos en una batalla y cada dia sufrimos mas perdidas. Sin embargo, las cosas pueden cambiar. Si tomamos la obra de intercesion, si mantenemos los brazos extendidos, la batalla puede ser la nuestra.

**********

Note: If your computer brings up this page with weird characters (e.g. báásico instead of basico with accent over the "a") please go to "View," scroll down to "Encoding" and change from "Western European" to "Unicode" (or vica versa). One of the encoding languages should bring up the correct Spanish text.

English Version

De los Archivos (Homilía para Domingo Veintinueve - Año C):

2004: Un Frente de Batalla Significante
2001: Rezar Sin Perder el Animo

Otras Homilias

Reporte sobre el Terremoto en el Peru

Home