Un Secreto Doloroso

(Homilía para Segundo Domingo Ordinario, Año A)

Ella era una de los mejores escritores cristianos del siglo veinte, pero por más de treinta años, Dorothy L. Sayers guardó un secreto doloroso. Ella había dado a luz a un hijo ilegitimo. La Srta. Sayers escondió el embarazo y nacimiento de sus papás, colegas y amigos. Encargando al pequeño Anthony al cuidado de una tía, Dorothy mantenía contacto con el muchacho, apoyándolo económicamente mientras crecía. Anthony estaba entre los pocos presentes en 1958 cuando los restos mortales de la autora famosa fueron puestos bajo la torre de Santa Ana, Soho. Unos años después de su fallecimiento, el secreto fue revelado y Anthony abrió al público las cartas que su mamá le había escrito cuando era niño.

Obviamente no era fácil guardar tal secreto, pero en los años de 1920, Dorothy consideró que era lo mejor para su hijo, para ella misma y todos que hubieran sido afectados por el conocimiento de la verdad. Las cartas a su hijo dan un testimonio conmovedor al cargo que ella llevó en silencio. En sus otras escrituras, la Srta. Sayers examinó la profundidad del alma humana. Escribió poderosamente sobre la realidad del pecado y la enormidad de misericordia. Sin duda, el secreto tenía mucho que ver con su compasión. Ella misma había encontrado a él quien el Evangelio anuncia:

“Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.”

Dorothy despreció la Cristiandad fácil y superficial que muchas veces encontraba. Ella tenía un sentido de la amargura que el pecado causa – y vislumbraba al menos lo que significa que Jesús toma sobre sí nuestros pecados. Rehusando el minimizar del pecado, ella conocía el poder de la gracia. Aun sus novelas policíacas muestran la combinación de moralidad y misericordia. El Señor Meter Wimsey, el detective aristocrático quien es héroe de sus misterios, muestra la rectitud moral y la capacidad para misericordia. Sus novelas siguen populares hasta hoy día no solamente por ser escritas elegantemente, sino porque dicen la verdad sobre el corazón humano – e indican una realidad aun mayor.

Ella conocía a Jesús como el Cordero que quita los pecados – y ella misma era un tipo de victima de sacrificio. Consideró el aborto, pero escogió lo mejor que podía para él. No era facil. En su biografía su amiga Bárbara Reynolds escribió sobre el nacimiento de Anthony:

No hubo telegramas, ni cartas de felicitaciones, ni flores ni regalos de abuelitos emocionados. Sobre todo, ninguna visita de un papá feliz y orgulloso. La soledad de su situación apenas había comenzado.

Dorothy aceptó el cargo de soledad. Sirvió como un manantial de su escritos: novelas policíacas, obras dramáticas, tratados teológicos y su traducción magnifica de y comentario sobre la Divina Comedia de Dante. Como Dante, sus escrituras han ayudado a muchos ver el pecado tal como es – y que, ante tanta miseria, hay uno que triunfa.

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De los Archivos:

Segundo Domingo Ordinario, Año A, 2008: Por Que Tiene Valor la Vida Humana?
2005: Un Secreto Doloroso
2002: Acepto La Culpa

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