El Juicio del Mundo

(Homilía para Quinto Domingo de Cuaresma, Año B)

Hoy entramos en las dos últimas semanas de la Cuaresma. En días anteriores cubrimos todas las imágenes y estatuas hasta la Vigilia de Pascua. La única excepción era el descubrir solemne del crucifijo en Viernes Santo. A pesar de no celebrar estas semanas tan dramáticamente hoy, todavía mantenemos unos elementos. Por ejemplo, esta semana tenemos un prefacio especial para la Pasión del Señor. Me gustaría enfocar en una frase del prefacio porque ayuda a iluminar las lecturas de hoy. El prefacio tiene estas palabras: “Por la eficacia inefable de la cruz…el juicio del mundo has hecho.” ¿Que precisamente es el juicio de Dios del mundo – y como lo manifiesta la cruz?

Si examinamos cuidadosamente las lecturas, podemos ver que la cruz muestra el pecado tal como es. Jesús aceptó las torturas de la crucifixión para salvar el mundo del pecado. Considerando todo lo que iba a aguantar, dijo, “Ahora tengo miedo.” ¿Cómo habrá sido posible estar sin miedo dado que tenía la misma carne humana como tú y yo? El entendió lo significaba ser golpeado por un látigo romano; tener la piel rasgada del cuerpo; experimentar una sed que aumenta mientras la sangre sale del cuerpo. La Carta a los Hebreos dice que, a pesar de ser Dios, Jesús suplicó al Padre “con fuertes voces y lagrimas.” Jesús pasó por tanta angustia porque vio claramente el propósito de su venida: salvarnos de nuestros pecados. La cruz nos juzga porque revela el verdadero horror del pecado.

El pecado muchas veces se esconde detrás de una cortina de humo. Destruir un niño pequeño se llama “libertad reproductiva.” Durmiendo los sentidos y quebrantando el corazón de otra persona se llama “partying” (divirtiéndose con alcohol y muchachas). Tengo que admitir que a veces es difícil convencer a alguien lo que esta mal en ir a casinos o tener relaciones intimas o usar drogas. Aun si una persona tiene un pequeño sentido de culpabilidad, puede consolarse con la decadencia general de sociedad. “Seguro que yo tengo problemas, pero mira los otros hacen.” En vez de compararse con otros, le invito considerar esto: Cuando los romanos crucificaron a alguien, la cruz normalmente no estaba en alto, sino al nivel de la tierra. Imagina que habías hecho algo “no tal mal como hacen la otra gente.” Das una vuelta en el camino y encuentras a Jesús – puesto en una cruz. No estás mirándolo a una distancia sino cara a cara, mirando directamente a sus ojos. ¿Qué le dirás? Cualquier explicación sería tan vacía como una cámara de ecos. Las palabras te volverían. La cruz juzgaría tu pecado – y el mío.

Si esto fuera la única cosa que la cruz hizo, uno sería tentado a la desesperación. No obstante – gracias a Dios – la cruz nos juzga en un sentido mas profundo. No solamente revela tan feo que es el pecado, sino lo que Jeremías profetizó en la primera lectura. Habla de un día cuando Dios hará una nueva alianza con su pueblo, diferente que lo que hizo con los Israelitas al salir de Egipto. La ley que Dios escribió en tabletas de piedra ahora escribirá en sus corazones. Veremos el pecado tal como es, pero también percibiremos algo más: misericordia. “Todos me van a conocer, desde el mas pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados.”

La cruz juzga el hombre porque revela la profundidad de la misericordia de Dios. Para mi una de las devociones mas bellas es la Novena de la Divina Misericordia. Comienza el Viernes Santo y continúa hasta el Domingo después de Pascua. El Papa Juan Pablo II hizo mucho para hacer popular esa devoción. En primer lugar, canonizó a Santa Faustina, la contemplativa polaca. En una de sus visiones, vio al Cristo Resucitado con rayos de misericordia saliendo de su costado. Desde su visión tenemos la bella imagen de la Divina Misericordia. En los últimos años de su pontificado, el Papa Juan Pablo designó el domingo después de Pascua como el Domingo de la Divina Misericordia. ¿Y no fue una gracia increíble que el Santo Padre se nos falleció precisamente cuando las parroquias de Roma comenzaban su celebración del Domingo de la Divina Misericordia? De hecho, hoy es el primer aniversario de su fallecimiento. La Pascua llega tarde este año y nos faltan tres semanas para esa celebración – pero es importante que lo mantengamos en la vista mientras celebramos la culminación de la Cuaresma.

En su libro final, el papa escribió: “El limite que Dios impone sobre la maldad, al final de las cuentas, es la Divina Misericordia” (Memoria e Identidad). Reflexionando sobre el atentado contra su vida, él dijo, “Al sacrificarse por todos nosotros, Cristo ha dado un nuevo significado al sufrimiento, abriendo una nueva dimensión, una nueva orden: la orden del amor…Es ese sufrimiento que arde y consume la maldad con la llama del amor y saca aun del pecado un florecer del bien.”

Como una rosa que crece desde abono, Dios quiere sacar lo bueno, aun desde el mal humano. No significa que continuemos pecando. ¡Ni pensarlo! Mientras comenzamos este tiempo final de la Cuaresma, escuchamos las palabras de Jesús, “Está llegando el juicio de este mundo.” Ese juicio – la cruz – revela que feo es el pecado, pero mucho mas grande es la Divina Misericordia.

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English Version

De los Archivos:

Quinto Domingo de Cuaresma, Año B, 2006: Asunto de Vida O Muerte
2006: El Juicio del Mundo
2003: Está Llegando el Juicio

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