No Enseñado Sino Contagiado

(11 de febrero de 2007)

Tema básico: Amor - basado en la fe - no se recibe tanto por aprender sino por contagiarse.

Quisiera comenzar con un cuento de San Valentín. En 1920 un hombre de Bavaria, Alemania, puso este aviso en el periódico:

Oficial de servicio público, soltero, católico, 43, pasado inmaculado, del campo, busca una muchacha católica, buena y pura, que puede cocinar bien, hacer las tareas de la casa, con talento de coser con vista de matrimonio, tan pronto como posible. Fortuna deseable, pero no una pre-condición.

Una mujer llamada María Peinter respondió al aviso. Tenia 36 años, una cocinera entrenada y la hija ilegitima de un panadero. No tenía una fortuna, pero se casaron dentro de cuatro meses. A pesar de sus edades un poco avanzadas, tuvieron tres hijos - dos niños y una niña. El menor recibió el mismo nombre que su papá: Josef Ratzinger. Hoy se conoce mejor como el Papa Benedicto XVI.

Les cuento sobre ellos porque esta semana celebramos el Día de San Valentín. Josef y María Ratzinger dan un bello testimonio al amor de casados. Su amor indica lo que hemos odio en las lecturas de hoy: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Si alguien llega a treinta y cinco años sin encontrar esa persona especial, se puede sentir que la vida la ha dejado, quizás que Dios se la ha olvidado. Eso no fue el caso con Josef y María Ratzinger. De todo lo que sabemos de ellos, tuvieron una fe profunda en Dios. A causa de su confianza en Dios, tuvieron un matrimonio admirable y una familia bien unida.

¿Que es la fe? Jesús nos da una idea profunda hoy. Nos dice que ellos que experimentan hambre, pobreza, lagrimas y rechazo son dichosos. No porque esas condiciones son buenas en si, sino porque causan que una persona mira a Dios, reconoce que solamente el nos llena y consuela. Cuando hemos experimentado su cuidado, su amor, nos conduce a una fe que la fundación para amor verdadero.

Es significante que el Papa Benedicto escribió su primera y única encíclica sobre el amor. Habla de varios tipos de amor: de patria, de amigos, entre papás e hijos, del vecino y de Dios. De todos los tipos de amor, uno se destaca: el amor entre el hombre y la mujer, en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma, y en el que se le abre al ser humano una promesa de felicidad que parece irresistible. En lo demás de la encíclica el papa Benedicto analiza este amor - y explica como una persona puede sostenerlo. Vale la pena leerla.

En la encíclica el papa da una presentación atractiva sobre el significado del amor. Al fin, el admite que el amor no es tanto una lección para aprender sino un misterio para vivir. No usa estas palabras, pero el amor - basado en la fe - no tanto se aprende sino se contagia. Fue así con el amor que el papa aprendió de sus papás. Es interesante que el no sabia como ellos se encontraron hasta su visita pastoral a Bavaria. Antes de la visita, una persona industriosa leyó periódicos antiguos y descubrió el aviso de su papá buscando una buena muchacha católica que sabia cocinar bien. Josef y María Ratzinger no habló de cosas intimas de su relación, pero sus hijos se contagiaron de significado de amor - amor como describe las lecturas bíblicas: como un árbol plantado al borde de la acequia que da fruto en sazón.

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