La lectura de los Hechos describe una secuencia de eventos que ha sido repetido en la historia de la Iglesia: una experiencia intensiva de Dios que viene a ser incorporada en la vida de la comunidad más amplia. Cuando el diácono Felipe anuncia a Cristo a los Samaritanos, fueron liberados de los espíritus inmundos, parálisis y varias enfermedades. (Hechos 8:7) Obviamente provocó mucha alegría. La voz llegó al centro de la Iglesia (Jerusalén) y los dos grandes apóstoles, Pedro y Juan, fueron a averiguar. Al juzgar que la experiencia era divina (no diabólica o meramente humana) los apóstoles impusieron manos que resultó en un derramar del Espíritu Santo. (v.17)

El nuevo papa hizo un comentario sobre como cosas que parecen extrañas al principio pueden ser integradas a la vida de la Iglesia, dándola nuevo vigor. Su reflexión es interesante en consideración al nombre que escogió:

“Estoy convencido que a la Iglesia no le faltarán energías creativas en el futuro. Considera el mundo antiguo donde casí nadie notó la existencia de San Benito (Benedicto). Era un “dropout” (un hombre que ha renunciado la sociedad ordinaria) que salió de la nobleza romana y hizo algo extraño, algo que más tarde se convirtió en el “arca en que el Oeste sobrevivió.” (Sal de la Tierra)

Sin duda, esas palabras sorprenderán a muchos. El Papa Benedicto Dieciséis* tiene una reputación merecida por ser un teólogo cuidadoso y metódico. El versículo que hemos escuchado en la carta de San Pedro describe su obra teológica: “(estar) dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de las esperanzas de ustedes.” (I Pedro 3:15) El don de explicar clara y razonablemente la fe es algo que el nuevo Santo Padre lleva al ministerio petrino. Al mismo tiempo, tiene una apertura a los nuevos impulsos del Espíritu Santo. Los acoge, siempre con el discernimiento apropiado.

Jesús nos dice, “no los dejaré desamparados.” (Jn 15:18) Con el imperio romano dividido y decayendo, Jesús levantó a San Benedicto. Casí no notado por sus contemporáneos, puso los fundamentos para una nueva evangelización. Poco a poco renovó Europa y luego llegó al mundo entero.* Jesús nos ha dado un nuevo Benedicto. No podemos esperar, sin embargo, que un hombre puede hacerlo todo por su propio esfuerzo. Depende de tu respuesta, y la mía a la invitación de Jesús:

Si me aman, cumplirán mis mandamientos.
Yo les rogaré al Padre,
y les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes,
el Espíritu de Verdad. (v. 21)

************