Tema básico: La multiplicación de los panes nos hace recordar que debemos pedir a Jesus por el pan de cada dia. Al hacerlo expresamos solidaridad con los pobres y el deseo de recibir a Cristo en la Eucaristía.

En su libro Jesús de Nazaret el papa Benedicto tiene una linda reflexión sobre el Padre Nuestro. Me llamó la atención su analisis de la cuarta petición, "Danos hoy nuestro pan de cada día." Lo que el Santo Padre dice, se relaciona con el evangelio de hoy sobre la multiplicación de panes. El papa observa que la peticion "Danos hoy nuestro pan de cada día" presupone pobreza. La primera cosa que quiere un pobre es pan, algo para darle energía y fuerza. Cuando personas vienen a la rectoría buscando ayuda, no les doy dinero, sino les explico sobre nuestro grupo Madre Teresa y les ofrezco algo de comer, quizás un sandwich o (si tienen suerte) un tamal. Una persona realmente pobre recibe la comida con gratitud. Es cierto que tu y yo normalmente no tenemos que preocuparnos sobre de donde vendrá la próxima comida. Vivimos con abundancia. Sin embargo, podemos rezar, "Danos hoy nuestro pan de cada dia." El papa Benedicto subraya que no pedimos por mi pan, sino por nuestro pan. En otras palabras rezamos en solidaridad con los en nuestro barrio y mundo que son realmente pobres, que más que nada quieren comida nutritiva hoy.

En este contexto es interesante que Jesús hizo la multiplicación de panes para un multitud enorme. Sabemos que Jesús sanó a individuales, pero no hay un relato de él dando comida a un individuo solo. Quizás lo hizo, pero los Evangelios solamente le muestra dando de comer a mucha gente reunida. Por eso rezamos "Danos hoy nuestro pan de cada día." Sería maravalloso si todos las personas tuvieran comida nutritiva cada dia. ¿Y quien no le gustaría poder alimentar al menos un niño hambriento? Por ese motivo ustedes dan generosamente a colectas como Operacion Plato de Arroz y la Petición Anual. Cuando uno ayuda a los pobres, está cumpliento las implicancias de pedir por nuestro pan de cada dia.

No es una casualidad que además de pan, Jesús también multiplicó los pescados. Pescado, como todo el mundo sabe, es una comida bien saludable. Las sociedades para prevenir cancer y enfermedades del corazón dicen que debemos comer pescado tres veces por semana. Jesús quiere darnos comida que no solamente llena, sino que nutre. Hipocrates, fundador de las ciencias medicas, dijo, "Que la comida sea tu medicina y que tu medicina sea comida." El poder sanador de comida sugiere un significado más profundo al milagro de alimentar la multitud.

Para descubrir el significado escondido del milagro tenemos que mirar primero al Antiguo Testamento, luego a San Pablo. En la lectura de Genesis oimos de un personaje misterioso llamado Melquísedec. Es al mismo tiempo un sacerdote y un rey. Lo que más llama la atención es lo que ofrece: no un cordero de sacrificio ni otro animal. Lo que Melquísedec ofrece es pan y vino. El ofrecimiento de esos elementos se ve otra vez en la lectura de San Pablo. Escribiendo unos veinticinco años después de la muerte de Jesús, Pablo habla de una tradición que recibió de los apóstoles y a su vez entregó a los cristianos de Corinto: Que Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo "Esto es mi cuerpo." Se nota los mismos verbos en el Evangelio de hoy. Despues de organizar la multitud, Jesús tomó los panes, pronunció una bendición, los partió y se los dio a los discípulos. Ellos los distribuyeron a la gente. Eran los primeros ministros de Eucaristía. En la Ultima Cena Jesús los haría sacerdotes: Hagan esto en memoria mia.

La multiplicación de los panes es un milagro eucaristico. Con esto en la mente, quiero volver al comentario del papa sobre, "Danos hoy nuestro pan de cada día." El Santo Padre nota que los primeros escritores cristianos entendieron la cuarta petición del Padre Nuestro como una petición eucaristica. Como nosotros, los primeros cristianos rezaron el Padre Nuestro antes de la Comunión. Se dieron cuenta que el verdadero pan de cada dia es la Eucaristía, el Cuerpo de Jesús. El Papa Benedicto tiene una cita maravillosa de un Padre de la Iglesia llamado Cipriano. La cita resume nuestro mayor esperanza - y tambien el miedo mas profundo - mientras celebramos la Fiesta del Cuero y Sangre de Cristo. Así dice San Cipriano:

"Nosotros que tenemos el privilegio de recibir la Eucaristía como nuestro pan debemos rezar que nadie sea separado permanentemente del Cuerpo de Cristo. 'A causa de esto rezamo que nuestro pan, Cristo, sea dado a nosotros todos los dias; que nosotros, que quedamos y vivimos en Cristo, no nos separemos del poder sanador y de su cuerpo.'"(De dominica oratione 18)

San Cipriano señala la única cosa que debemos temer: separación de Cristo. No el nos abandonaría, sino que nosotros nos alejemos de el. Igual que necesitamos comida todos los dias para mantener salud, así necesitamos a Cristo todos los días. El es nuestro pan de cada dia. Si es posible, venir a la misa diaria. Al minimo, vivir todo dia para que puedas recibir el Señor dignamente el dia domingo.

Me gustaría resumir lo que estoy tratando de decirles en esta homilia. Cuando Jesús multiplicó los panes y pescados, obviamente querría aliviar el hambre fisica - y quiere que continuemos ese trabajo. Por eso rezamos por nuestro pan de cada dia, no mi pan de cada dia. Pero la multiplicación de los panes vislumbra un milagro aun mayor: la Eucaristía, el Cuerpo y Sangre de Cristo. Es cuando venimos a la misa que recibimos la respuesta más profunda a nuestra oración: Danos hoy nuestro pan de cada día.

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