En un retiro cuaresmal dado al Santo Padre, el Cardenal Francisco Nguyen Van Thuan contó sobre su experiencia en una prisión comunista. El “campamento de re-educación” dividió a los presos en grupos de cincuenta que durmieron en una cama común con un medio metro de espacio para cada uno. Cinco otros eran cristianos y él aseguró que estaban cerca de él. Cuando apagaron las luces a las 9:30, el obispo Van Thuan rezó la misa en voz baja y distribuyó la comunión a los católicos. Guardó una Hostia consagrada siempre en el bolsillo de su camisa. Durante la noche, los presos tomaron turnos para adoración. Durante el día, aun en medio de la crueldad de vida en la prisión, el obispo Van Thuan enfocó su atención en Jesús. Contando su experiencia, él citó las palabras de Santa Teresa de Ávila, “En el Santísimo Sacramento, Jesús se ha hecho nuestro verdadero compañero.”

Esta noche celebramos el gran amor de Jesús. Se humilló, lavando los pies de los discípulos. Y se humilló aun mas para hacerse presente en pan partido y destinado para comida humana. Lo que quiere es que sea nuestro compañero íntimo. Lo honramos esta noche imitando su ejemplo del lavatorio de pies y celebrando la Misa de la Ultima Cena, seguida por una procesión solemne y adoración.

Estoy orgulloso de la reverencia mostrado al Santísimo Sacramento por los feligreses de Holy Family. En casi toda hora del día y de la noche se puede encontrar a personas en nuestra capilla de adoración. En las misas hay buen espíritu de reverencia. Ciertamente podemos hacer más. La Eucaristía es nuestra vida. Mientras no podemos llevarlo en el bolsillo como el Cardenal Van Thuan en el campamento de prisión, podemos siempre llevarlo en nuestro Corazón. Jesús se ha hecho nuestro verdadero compañero.

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