Tengo que admitir que este año me siento un poco como el universitario que no estaba preparado para su examen final. Cuando vi el examen ante él, nada vino a su mente. Como estaba antes de las vacaciones de Navidad, escribió en el papel: “Solamente Dios sabe las respuestas a estas preguntas. ¡Feliz Navidad!” El profesor calificó el examen así: “Dios gana cien por ciento. Tú ganas un cero. ¡Feliz Año Nuevo!”

Espero que mi homilía no reciba una calificación tan baja, pero sea cual sea, dar a Dios cien. Es el por ciento que te da a ti – y a mi. Navidad es la prueba.

Al prepararme para la Navidad, recibí ayuda de la película, El Leon, la Bruja y el Ropero. Fui a verla con los niños de nuestra escuela parroquial. Después, les pregunté cual personaje les gustaba más. Unos mencionaron a Lucy, la niña que primero entra en Narnia. Otros mencionaron el hombre con piernas de chivo, el fauno Tumnus. Algunas muchachas dijeron que les gustaba el niño mayor, Peter, porque era muy valiente – y bien guapo. Finalmente uno de los niños dijo que le gustaba “Papa Noel” porque después del invierno que duró un siglo, él volvió a Narnia con regalos. A Lucy le dio una botella con un líquido poderoso para sanar heridas. Peter recibió una espada y escudo para la batalla que acercaba. Y a Susana, el Papa Noel le dio un cuerno de marfil que trae ayuda en tiempo de dificultad.

Son regalos excelentes. Jesús no da dones semejantes: Sanación para las heridas más profundas, protección en la guerra espiritual y, sobre todo, ayuda cuando le llamamos.

Debemos llamar a Jesús, ahora más que nunca. Este año actual 2005 ha sido dramático. Cuando el Papa Juan Pablo murió en abril, hubo preocupaciones, miedo y también esperanzas en muchas personas. Al mismo tiempo, la población de Roma aumentó dos veces porque tantas personas, especialmente jóvenes, inundaron la ciudad. Mientras honraron al Papa Juan Pablo, rezaron que Dios nos diera el hombre correcto para remplazarlo. La elección fue una sorpresa, pero desde abril, el Papa Benedicto ha impresionado el mundo con su Sabiduría y su humildad. Dios nos contesta cuando lo llamamos.

Dios no solamente contesta las oraciones al nivel mundial, pero también en tu vida y la mía. Por su nacimiento, Jesús nos ha dado a cada uno un cuerno de marfil. El Papa Juan Pablo habló mucho sobre el poder de oración, las cosas grandes que suceden cuando confiamos en Jesús. En una de sus homilías de Navidad dijo:

Cuando parece que la oscuridad y mal van a ganar, Cristo nos dice una vez más: ¡No tengas miedo! Por su venida al mundo, él ha vencido el mal, nos ha librado de la esclavitud a la muerte y nos ha vuelto al banquete de vida.

El hombre que pronunció esas palabras había enfrentado dos de los mayores males de la historia humana: Como un universitario, luchó contra el Nazismo y en sus primeros años como sacerdote y obispo, batalló el mal de comunismo totalitario. Nadie puede decir, “Pues, el papa vivió una vida protegida. No conoce los problemas que yo he tenido.” Es verdad que no conoce tus problemas específicos, pero es difícil imaginar que tu o yo – en esta sociedad tan favorecida – podremos enfrentar algo tan horrifico como el Santo Padre enfrentó. Sin embargo, el habló esas palabras poderosas, “No tengan miedo.” El Papa Juan Pablo no solamente nos dijo no tener miedo, nos explicó como superar el temor, como usar el cuerno de marfil que Jesús pone en nuestras manos. Quisiera concluir con las palabras de la misma homilía de Navidad:

Es para nosotros sacar poder del amor victorioso, abrazando su “lógica” de servicio y humildad. Cada uno de nosotros está llamado a superar con Cristo “el misterio de iniquidad,” siendo así testigos de solidaridad y constructores de paz. Vamos, entonces, a la cueva de Belén para encontrarlo, y para encontrar, en él, todos los niños de mundo, todos nuestros hermanos afligidos en cuerpo u oprimidos en espíritu.

Que Dios les bendiga a cada uno de Vds. y sus familias en este día de Navidad.

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