Bajo Su Cuidado Maternal

(Homilía para La Inmaculada Concepcion)

Tema básico: La visión que Santo Domingo tuvo del cielo subraya la importancia de ponernos bajo el cuidado maternal de la Virgen María.

Hoy celebramos una linda fiesta en honor a María: su Inmaculada Concepción. ¿Que significa para nosotros tener tal madre, tal intercesor en el cielo?

Para ayudar en entender la importancia de la Virgen María, quisiera contarles sobre una visión que tuvo Santo Domingo. Probablemente han visto pinturas de Santo Domingo - es un hombre delgado con una barba morena y una corona de cabello, calvo en medio a causa de la tonsura. Lleva una túnica blanca con una capa negra. Muchas veces, representado a los pies de Domingo, se puede ver un perro - un animal que mira a su amo con devoción, como hizo Domingo al Señor.

En su vida Domingo no tuvo muchas visiones, pero en la Fiesta de la Inmaculada Concepción, quisiera contarles sobre una visión que subraya el cuidado materna de la Virgen María.

Una noche Domingo estaba rezando solo en la capilla de su monasterio. Vio el cielo abrir con Cristo en el centro y la Beata Virgen a su lado. Mientras observó todo, empezaba a llorar amargamente. El Señor le preguntó porque estaba triste. . "Estoy llorando," dijo Santo Domingo, "porque veo aquí miembro de toda orden religiosa, pero de la mía, ni uno."

Jesús le pregunto si le gustaría ver a ellos de su propia Orden. Domingo replicó que lo deseaba ardientemente. El Señor puso su mano cariñosamente sobre el hombro de la Virgen y dijo, "He entregado tu Orden al cuidado de mi madre." Entonce la Virgen abrió las faldas de su manto y Domingo vio lo que parecía todo la panorama del paraíso, tan enorme era, y bajo su manto, vio una muchedumbre de sus hermanos.

La visión terminó, pero Domingo se quedó en una oración grata y alegre. Cuando llegó los primeros rayos del alba, Domingo tocó la campaña y reunió a sus hermanos en la capilla. Cuando les dijo sobre la visión, les exhortó a amar a Beata Virgen María y ponerles bajo su cuidado materno.

Pues, no soy un Santo Domingo. No tengo visiones celestiales. Pero espero algún día llegar al cielo. Ciertamente voy a querer preguntar, "¿Donde están mis hijos? ¿Donde están los feligreses que tu me entregaste por un tiempo?" ¡Que bello sería si Nuestra Señora abriría las faldas de su manto - podía ver a ustedes allá! En la Fiesta de la Inmaculada Concepción, pongámonos bajo su cuidado maternal.

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