El Poder Mayor

(3 de octubre de 2004)

Antes de dar la homilía, quisiera invitarles a participar en la Cadena de Vida esta tarde. Estaremos en la Calle Roxbury con pancartas como “Aborto Mata Niños.” Esta frase choca a algunos, pero es una declaración sencilla de un dato. Todos hemos visto las fotos de ultrasonido. Nadie piensa que el feto es una zanahoria o un pez. Bosteza, frota sus ojos, sonría: es un niño. Se puede discutir las leyes y la política, pero no se puede negar los datos: El aborto mata a niños. Por favor, ven con nosotros a las 2 p.m. – solamente cuatro cuadras de la iglesia para una hora de oración y testimonio.

Quizás han escuchado del Monumento Nacional de Cavernas de Oregon. El guiá conduce visitantes por una entrada angosta que abre a una caverna enorme. Del techo extiende algo que parece como ramos sin hojas. El guía explica que son las raíces de los árboles que están en la tierra arriba. Los árboles no son especialmente grandes, pero tienen un sistema de raíces que extienden profundamente en la tierra. Jesús no dice hoy si tuviéramos fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla mostaza, podríamos decir a uno de aquellos árboles, “Arráncate de raíz y plántate en el mar” y obedecería.

Fe es el esfuerzo más poderoso que un humano puede manejar. Vivimos en una edad de escepticismo, pero son las personas de fe que están trasformando nuestro mundo. ¿Quién puede ser indiferente al ver centenares de musulmanes arrodillados en oración? Por toda Europa – aun en la ciudad de Roma – están re-haciendo el panorama con sus mezquitas. Aun no tienen la plenitud de fe contenida en la revelación cristiana, su fe en el único Dios tiene poder extraordinario. Estaría bien imitarlos en aquel aspecto.

El profeta Habacuc habla del poder de la fe. Vivía en un tiempo de caos. Su profecía contiene estas palabras: injusticia, opresión, asaltos, violencia, rebeliones y desordenes. No obstante, asegura a sus oyentes que Dios está en control. “El justo,” dice, “vivirá por su fe.” San Pablo usó este versículo como el tema central de su carta a los romanos. El justo vivirá por fe – no por sus obras insignificantes. En forma semejante, Jesús nos dice que cuando hemos cumplido todos los mandamientos, debemos decir que no somos mas que siervos. Lo que salva al hombre es su confianza en Dios, no lo que puede hacer por su propia cuenta.

Podemos ver el poder de fe no solamente en nuestra relación con Dios – sino también el uno con otro. Sin fe podemos cumplir muy poco. Una vez vivía entre gente que tenia un nivel muy bajo de confianza. Por eso, tuvieron dificultad en trabajar juntos en cualquier proyecto, aun cosas muy mundanas como controlar la basura. El sospecho mutuo sospecho saboteaba el esfuerzo común. Siempre temían que alguna persona iba a abandonarlos. Requería mucho trabajo para construir la confianza mínima necesaria para proyectos sencillos. Alguien tenía que arriesgarse par comenzarlo. Sin embargo, cuando superaron su hesitación inicial, las cosas avanzaron bien – y hubo resultados asombrosos.

Antes de invitarnos a la fe en Dios, Jesús nos llama a la fe uno en el otro. En los versículos antes del Evangelio de hoy, Jesús dice, “Si tu hermano te ofende, reprendelo; y si se arrepiente, perdonalo. Si te ofende siete veces al día y otras tantas veces vuelve arrepentido y te dice, ‘Lo siento,’ perdonalo.” (Lc 17:3-4) Este tipo de perdón requiere mucha fe. Jesús no nos está diciendo que nos dejemos pisar por todo el mundo. Al contrario, enfrentar personalmente (“reprender”) a un malhechor requiere mucha valentía – táctica. Pero cuando reprendemos, debemos esperar el arrepentimiento y estar listos par ofrecer el perdón. Para nosotros no hay acciones “imperdonables” – al menos si esperamos la divina misericordia.

No estoy diciendo que es fácil – pero al final de las cuentas es la única forma en que podemos tener una relación con Dios y uno con el otro. Y es el poder mayor que nosotros los humanos podemos ejercer. Como los apóstoles, pedimos a Jesús, “Señor, auméntanos la fe.”

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English Version

De los Archivos (27o Domingo, Año C, 2001): Auméntanos La Fe

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