Gratitud Asombrada

(Homilía para el 31o Domingo del Tiempo Ordinario, Año C)

La Arquidiócesis de Seattle ha designado hoy como Domingo de Educación para Mayordomía Parroquial. El motivo es evidente: el Evangelio nos ofrece una oportunidad perfecta para hablar del significado profundo de Mayordomía. Nos cuenta de la gratitud asombrada de un hombre tocado por Jesús. Zaqueo era una paria despreciado por toda persona decente. A causa de su baja estatura (y sin duda su miedo de estar en medio de una muchedumbre) tenía que subir un árbol para ver a Jesús. Para su gran sorpresa Jesús lo llama y le dice, “tengo que hospedarme en tu casa.” Jesús dice que ha venido precisamente para buscar y salvar a los que habían perdido el camino.

La gratitud asombrada de Zaqueo provoca una respuesta exuberante, “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes.” También admite haber defraudado y resuelve a restituir. Aquí vemos la esencia de mayordomía: gratitud, humildad, generosidad.

Me pregunto si reconocemos los dones Dios nos ha dado, especialmente el gran don del amor rescatante de Jesús. En el Congreso Eucarístico Internacional, el Cardenal Ricardo Vidal contó de un sacerdote reconoció aquel don inigualable. Un sacerdote joven de Cebu asistió la misa papal de 1995 en Manila. La misa fue muy impresionante – unas cinco millones participantes, la mayor concentración de seres humanos en la historia del mundo. Ser parte del evento conmovió al sacerdote joven, pero al fin de la misa tuvo una experiencia aun más fuerte. Se dio cuenta que la misa que él celebra en su pueblo pequeño es la misma misa – el mismo Jesús realmente presente en la Eucaristía.

¿Apreciamos el mayor de los dones – su presencia real y salvadora de Jesús en la Eucaristía? Si lo hacemos, como Zaqueo, no podemos hacer otro que responder con humildad y generosidad. Señor, todo lo que poseo – mi energía, mi salud, mis habilidades, mis oportunidades, mis relaciones, mis finanzas – realmente nos son míos. Todo viene de ti. Y me has dado el don que supera a todo – tu deseo de venir a mí y quedarte conmigo. Ayúdame, como Zaqueo, olvidarme de mi mismo responder a ti con generosidad.

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English Version

De los Archivos (Homilía para Domingo Treintiuno - Año C):

2007: Un Hombre Pequeno con Mucho Para Ensenar
2004: Gratitud Asombrada
2001: Un Océano de Misericordia

Otras Homilías

Boletín

Fotos del Congreso Eucarístico Internacional - Guadalajara, Octubre 2004

Señor de los Milagros, Holy Family, Seattle, 24 de octubre de 2004

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