Reanímate

(Homilía para el 32o Domingo del Tiempo Ordinario, Año C)

Cuando estuve en Guadalajara para el Congreso Eucarístico, tuve la oportunidad de visitar el Museo de Mártires Mexicanos. Da las historias de veinte y cinco hombres matados cuando el gobierno de México trató de neutralizar la Iglesia. Dos de los mártires particularmente me llamaron la atención. Uno, el Padre Cristóbal Magallanes Jara era un sacerdote de casi sesenta años de edad. El otro, Padre Agustín Caloca Cortés fue mas recién ordenado. Los soldados de gobierno los arrestaron y les informó que iban a morir dentro de pocos días. Sin embargo, podían escaparse de la ejecución si renunciaran su fe. En la mañana de su ejecución, el sacerdote joven vio el pelotón de fusilamiento preparando sus rifles. Empezaba a tener segundos pensamientos que quizás no querría morir tan joven. El sacerdote mayor le dijo, “Reanímate, Dios quiere mártires; un momento, Padre, y estaremos en el cielo.”

El 25 de mayo de 1927, Padres Cristóbal y Agustín, sí, murieron juntos. También fueron canonizados juntos por el papa Juan Pablo en mayo de 2000. San Cristóbal Magallanes y San Agustín Caloca son santos para el nuevo milenio. Necesitamos su ejemplo de valentía. Necesitamos vivir en la luz de la eternidad. Pronto estaremos juntos en el cielo.

Para algunas personas este punto de vista de derrotista: Que en vez de tratar de hacer las cosas mejor aquí en la tierra, pasamos nuestro tiempo pensando en el cielo. Pero, en realidad, los que piensan en cielo muchas veces son los hacen el mayor bien para sus hermanos en la tierra. En nuestro país, los mejores hospitales, escuelas y casas para los pobres fueron construidos por personas con Santa Francesca Cabrini – una hermana religiosa que vivió todos los días en la esperanza de la vida eterna.

Durante el mes de noviembre la Iglesia dirige nuestra atención a las cuatro últimas cosas: muerte, juicio, cielo e infierno. Esta meditación nos ayuda a vivir para Dios y para el bien de otros. Hoy, por ejemplo, vemos el testimonio magnifico de los siete hermanos que aceptaron la tortura y muerte en vez de negar su fe. Jesús nos dice que los que han muerto – como Abraham, Isaac, y Jacob – ahora viva para Dios.

Estos pensamientos deben inspirarnos a ser Buenos mayordomos de los dones que Dios nos ha entregado. Alguien ha dicho que las únicas cosas que podemos llevar a la próxima vida son las cosas damos a otros. El gran evangelista inglés, John Wesley, dijo, “Cuando muero, si dejo detrás de mi, diez monedas, tu y toda la humanidad puedan dar testimonio que soy un ladrón y hurtador.” Wesley estaba dando eco a las palabras de escritores cristianos de los primeros siglos, como San Juan Crisóstomo, que dijo que después de proveer por nuestras necesidades personales – que casi siempre son menores de lo que pensamos – todo lo demás pertenece a los pobres. Wesley no solamente dio a los pobres sus pocos recursos económicos, sino su energía y compasión enormes. Cuando tenía unos setenta años, los de Londres podían verlo caminando con comida y ropa para llevar a los pobres. John Wesley vivió por el cielo, pero hizo incalculable bien para sus hermanos aquí en la tierra.

Este domingo he pedido a unos de nuestros feligreses dar un testimonio sobre como él ha respondido al llamado de ser buen mayordomo de los dones – tiempo, talento, tesoro. No estoy diciendo que esta persona es otro John Wesley, pero ¿quién sabe? Todos podemos hacer grandes cosas. Poner la vida completamente en manos de Dios puede dar un poco de miedo. Pero recuerdan las palabras de San Cristóbal. , “Reanímate… un momento, y estaremos en el cielo.” Con esto pido que den su plena atención a este testimonio.

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English Version

De los Archivos (Homilía para Domingo Treintidos - Año C):

2007: Dios Primero
2004: Reanímate
2001: Motivos Para Creer en el Más Allá

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