El Rey Herodes es un tipo del gobernador común en la historia humana. Se presenta como bienhechor del pueblo – y en muchas maneras, lo es.* Busca dominación total y, en el proceso, se enriquece personalmente. Sadam era un ejemplo contemporáneo de tal gobernador. Sin embargo, mientras los dos eran crueles y sin principios, sus instrumentos de control eran relativamente vulgares.

Hoy un Herodes potencial tiene medios de control que son muy refinados – no solamente en los medios de comunicación, sino la capacidad de determinar la composición genética de los ciudadanos. Pruebas genéticas (por ejemplo, amniocentesis) se usa ahora para determinar defectos en niños no nacidos con la esperanza de curarlos, pero más común para abortar a niños defectivos. Unos científicos tienen la meta ambiciosa de corregir padrones genéticos que causan cáncer y otras enfermedades. Enfermedades ambiguas como depresión y susceptibilidad a adiciones, como el alcoholismo, también serán los sujetos de manipulación genética. Quizás podrían cambiar genéticamente características no deseables como el enojo y intolerancia. Parece que todo es posible.

C.S. Lewis notó que si este proceso desarrolla a sus conclusiones lógicas, finalmente llegaríamos al punto que una generación puede determinar perfectamente las caracteristicas de la siguiente. Finalmente, un solo hombre tendría la ultima palabra sobre como será todo hombre que sigue. Él sería el “último hombre” porque los que vienen detrás de él serían como autómatas cumpliendo su determinación.

Herodes trató de utilizar los científicos de su día para lograr su meta de control total. No obstante, entraron otros factores. Cuando los hombres de sabiduría descubrieron al Niño, se arrodillaron para adorar – y pusieron sus tesoros a sus pies. Que las grandes mentes de nuestro día sigan su ejemplo.

************