La Debilidad de Dios

(Homilía para Navidad)

En nuestra misa de Navidad celebramos la debilidad de Dios. Pocas criaturas son tan débiles como un niño recién nacido. Un leoncillo o un perrito tiene su capa de pelo – pero un niño humano no tiene protección contra el frió. Un pesito puede buscar su propia comida, pero un bebito depende totalmente de su mamá. Dios – que creó los océanos, las montañas y las estrellas de la noche – escogió libremente a ser tan débil.

Dios abrazó nuestra debilidad por un motivo. Desea comunicar a nosotros su propia fuerza, su mera vida. Alguien que apreció la debilidad de Dios era Santa Teresa de Lisieux. Su mamá falleció cuando ella tenía solamente cuatro años y como Teresa era la mas joven de nueve hijos, su papá la engrió. Teresa llegó a ser hipersensible – con el más pequeño retraso o critica, ella empezaba a llorar. Aun si ella imaginaba que alguien le criticaba, lloraría. ¡Y después lloraría otra vez porque había llorado! A pesar su inteligencia excepcional, parecía que siempre iba a ser emocionalmente coja. Rezaba a Jesús pero no recibió una respuesta.

Finalmente en la Nochebuena de 1886 (mil ochocientos ochenta y seis), cuando Teresa tenía casi catorce años, vino la respuesta. Ella acabó de rezar una oración al Niño Jesús cuando escuchó un comentario de su papá. Normalmente, cualquier palabra negativa de su padre le habría causado llorar. Pero no lo hizo. En aquel momento Dios le hizo más sensible a los sentimientos de él que a los de ella misma. Era el punto de conversión de su vida. Lo describe así en su Autobiografía:

“Jesús, el dulce niñito de una hora, cambió la noche en mi alma en torrentes de luz. En esa noche en que se hizo débil y capaz de sufrir por mi amor, me hizo fuerte y valiente, me revistió con sus armas. Desde esa noche bendita no fui vencida en ningún combate, sino al contrario, caminé de victoria en victoria y comencé, por decirlo así, ‘¡una carrera de gigante!’”

El Santo Niño, dijo ella, le había sanado de su sensibilidad indebida y le “revistió con sus armas.” A causa de esa visión ella es conocida como “Teresa del Niño Jesús.”

Teresa vivió solamente diez años más. Murió de tuberculosis a la edad de 24 – pero llegó a ser una de las santas más extraordinarias de los tiempos modernos. Millones han leído su Autobiografía y han recibido animo de su “pequeño camino.” Santa Teresa sabía que Dios revela su mayor fuerza cuando los seres humanos se sienten más débiles.

Algunos de Uds. han visto una película que ilustra esa verdad. En El Señor de los Anillos, la persona elegida para llevar el anillo de poder no es el mas listo ni el mas fuerte. No, él mide solamente un metro de altura y su mayor ambición es cuidar su jardín – y disfrutar de seis o siete comidas cada día. Es un “hobit” llamado Frodo. Sobre él esta el cargo aplastante – y la tentación terrible – del anillo.

J.R.R. Tolkien no escribió El Señor de los Anillos con un mensaje explícitamente cristiano. Sin embargo, era un católico devoto – y su visión cristiana ilumina toda la narración. La visión católica cristiana es que Dios utiliza lo que parece más insignificante para lograr su propósito. Así era en el evento que celebramos esta navidad – el nacimiento de Dios como un niño indefenso en Belén. Así es en la misa que celebramos. Dios emplea las sustancias más comunes – pan y jugo de uva fermentado – como vehículos para comunicar su vida divina a nosotros. Para parafrasear a Santa Teresa:

O noche bendita
Cuando el dulce niño Jesus
De apenas una hora
Venció la oscuridad de nuestras almas
Con torrentes de luz.

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De los Archivos:

Navidad 2008: Pequeños Pasos de Jesus
2007: Ya No Temer Ni Esconderse
2006: Esa Broma Sagrada
2005: Un Cuerno de Marfil
2004: Un Poema de Navidad
2003: La Debilidad de Dios
2002: La Palabra
2001: La Abundancia de Dios
2000: Soy Como Ustedes
1998: Como Recibir un Regalo
1996: El Don Que Deseamos

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