En inglés se usa la palabra “host” en dos sentidos. Refiere a un hombre que recibe huéspedes en su casa – un anfitrión. Y la misma palabra significa una victima sacrifical. Viernes Santo une estos dos significados. C.S. Lewis escribió:

Dios, que no necesita nada, causa la existencia de criaturas enteramente superfluas para que Él pueda amarlas y perfeccionarlas. Él creó el universo, ya vislumbrando - ¿o debemos decir ‘viendo’? como ha tiempos en Dios – la nube zumbido de moscas alrededor de la cruz, la espalda desollada contra el palo, los clavos entre los nervios de la mano, la sofocación mientras se encuerva el cuerpo, la tortura repetida de la espalda y brazos que luchan para respirar. Si, me puedo atrever una imagen biológica, Dios es el ‘anfitrión’ que crea sus propios parásitos y los causa a tomar ventaja de El mismo. Aquí es el amor. Es el paradigma de Amor Mismo, el inventor de todos los amores.”

La comparación entre nosotros y parásitos no agrada nuestro orgullo – pero comunica una verdad ineludible. Dependemos tan totalmente en Jesús que aparte de El solamente podemos marchitarnos.

Jesús es el anfitrión. Ud. y yo somos los huéspedes. La relación huésped-anfitrión va por toda la naturaleza. En muchos casos el anfitrión beneficia. Considera los pájaros que quitan bichos de la espalda de los hipopótamos – o los millones de criaturas microscópicas que mantienen nuestra digestión en balance. En otros casos el huésped debilita o devora su anfitrión. Pero en nuestra relación con Jesús, no podemos ni dañar ni beneficiarlo. Sin embargo, por una cortesía divina, nos permite ser parte de su propio cuerpo.

Como anfitrión Jesús se ofrece – la victima perfecta. Eso es lo que conmemoramos en la Liturgia de Viernes Santo. En pocos momentos levantaré la cruz para que Uds. la veneren. Después de la veneración, rezaremos juntos el Padre Nuestro y recibiremos la Comunión.

Referimos a Comunión como la Hostia. Pero la verdad es que nosotros no tanto lo recibimos a El como Él nos recibe a nosotros. Es la Hostia, el Anfitrión perfecto.

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