¿Acaso No Soy Yo Tu Madre?

(Homily for Feast of Guadalupe)

Para mí la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe siempre renueva una memoria agradable. En 1980 mi mamá, mi papá y yo fuimos a México por una semana. Tuvimos el privilegio de asistir a la misa del 12 de diciembre en la misma Villa. Concelebré con el Cardenal Corripio y unos sesenta o setenta sacerdotes. Me impresionó la tranquilidad del Cardenal antes de la misa. Él estaba encargado de la diócesis más grande del mundo, unos quince millones de católicos y parecía más tranquilo que yo con una parroquia de unos mil quinientos miembros.

Al final de la misa trajeron recipientes enormes de rosas en memoria del milagro. El cardenal bendijo las flores y entonces, a mi sorpresa, dio ramos de seis rosas rojas a cada uno de los concelebrantes. Cuando regresamos a la sacristía, le pregunté a uno de los sacerdotes si pudiéramos quedar con las rosas. Me dijo, “Sí, pero daré las mías a ella,” indicando a la Virgen. Le dije que mis padres estaban allá e iba a darles a ellos.

La muchedumbre era tan grande que duró tiempo para llegar al lugar del re-encuentro. En el camino una señora me dijo, “Padre, Ud. era uno de los sacerdotes al altar. Por favor, déme una de las rosas.” Yo estaba triste, pero como Jesús nos dijo hay que dar a la persona que pide. Entonces, le dijo, “Seguro,” y se la di. Otra señora se me acercó con el mismo pedido y le dije, “Está bien.” Y una tercera. Cuando llegué donde mis papás, hubo solamente tres rosas. Quisiéramos traerlas a los Estados Unidos, pero que se marchitarían. Por eso, fuimos a una mesa cerca de la imagen de Nuestra Señora y las pusimos allá.

Las rosas por supuesto nos hacen recordar el milagro de Guadalupe. Cuando la Virgen primero apareció a San Juan Dios, le dijo que fuera al obispo y pedir que construyera un templo en su honor en el cerro de Tepeyac donde la gente pudiera llevar sus penas, angustias, enfermedades – todos sus problemas – y ella les escucharía porque es su madre. Pero Juan Diego le contestó, “Niña mía, la más pequeña, no soy la persona correcta. Envía a alguien mas digno, con mayor educación, mas joven.” Juan tenia unos cincuenta y siete años cuando la Virgen se les apareció.

Con suma paciencia ella respondió, “Tengo muchos hijos y mensajeros, pero te he escogido. Eres mi hijo él más pequeño. Quisiera enviarte a ti.” Juan todavía tenia dudas, “No puedo irme. Mi tío esta enfermo y tengo que cuidarlo.” La Virgen sonrió y le dijo, “¿No soy yo tu madre?”

La Virgen mostró su amor materno. Se le apareció a su tío Juan Bernardino, sanándolo. Finalmente en su tercera aparición a Juan Dios, le dio la señal: rosas castellanas brotando en el frio de diciembre. Juan juntó unas rosas en su manto, la Virgen le ayudó a arreglarlas y él corrió para ver al obispo Zumárraga. Le dijo, “Tengo la señal que me pediste.”

Cuando dejó caer las rosas, el obispo y sus ayudantes se arrodillaron. No fue solamente su asombro al ver las rosas castellanas, sino algo más. En la tilma de Juan Dios, apareció la imagen que, después de 472, todavía se puede ver en la basílica de Guadalupe.

La imagen es el Evangelio en forma de dibujo. Ella, como describe Revelación 12, es “una mujer vestida del sol, con la luna a sus pies.” Los que lo han visto, se dieron cuenta que ella es mayor que el sol, luna y estrellas que antes adoraban como dioses. Par gente de hoy es una señal que no deben adorar los poderes de la naturaleza.

Pero ella no es una diosa. Tiene las manos dobladas en oración, sus ojos mirando para abajo con humildad. ¿A quien está rezando? La pista esta en el broche bajo cu cuello. Tiene una cruz pequeña. Ella no solamente reza Dios, sino tiene a Dios dentro de ella. La cinta negra bajo sus manos simbolizaba el embarazo. Nuestra Señora de Guadalupe esta trayendo a Jesús para los pueblos de las Américas.

Por estar encinta con su hijo, Nuestra Señora de Guadalupe es la patrona de movimiento pro-vida. Es protectora de los niños no nacidos – y de sus mamás, especialmente los que están enfrentando un embarazo difícil. He dicho a mujeres que han tenido un embarazo que miran a Maria. Es tan importante porque muchas veces la causa raíz del aborta se puede encontrar en su relación con su propia madre.

Se puede ver la compasión en la cara de la Virgen. Muchos han comentado sobre la cara bella, notando el color moreno de su tez. Han sugerido que ella le apareció a Juan Diego como una indígena. Puede ser, pero hay otra explicación posible. María, por supuesto, era hebrea y probablemente tenia cabello negro y piel oscuro. Quizás lo que tenemos es un retrato de cómo María era cuando caminaba en esta tierra – y estaba embarazada con Jesús.

Los científicos no pueden explicar como la imagen fue impresa en la tilma ni como ha durado por casi cinco siglos – tan brillante como se nos fuera dada ayer. Quizás no es ni un dibujo. Algunos han dicho que cuando primero se acercan a la imagen, da la impresión de estar viva, como si tuviera la presencia de una persona real. Esto corresponde al modo en que los griegos entiendan un icono. No solamente representa al santo, sino en un sentido misterioso contiene su presencia. Por eso, antes de hacer un icono, el artista reza y ayuna por mucho tiempo.

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es tal icono. No solo representa a Maria, sino para sus hijos comunica su presencia real. Se puede apreciarla especialmente al mirar a los ojos. Cuando los científicos de NASA y otros hicieron sus estudios, tomaron fotos de los ojos y los magnificaron muchas veces. A su asombro, vieron el reflejo de un hombre en su ojo. Desde luego es San Juan Dios, el “más pequeño” de sus hijos. Pero la virgen mira no solamente a él sino a ti y a mí. No solamente para corregir cuando caminamos por un sendero peligroso. Nos mira como una madre que puede pasar horas y horas contemplando a su hijo recién nacido. Es una mirada de amor y cariño.

La fiesta de hoy nos da la oportunidad de acercarnos a nuestra Santa Madre. Ella conoce nuestras angustias y tribulaciones. Nos quiere dar el don mayor, su propio Hijo Jesús.

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English Version

De los Archivos (Homilias Para Nuestra Señora de Guadalupe):

Una Nueva Raza
¿No Estás En Mi Regazo?
Guadalupe y el Gran Jubileo 2000
¿Acaso No Soy Yo Tu Madre?
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