El Arzobispo Oscar Romero dijo que nadie puede tener una Navidad verdadera sin ser pobre. Los auto-suficientes; los orgullosos; los que, por tener todo, desprecian a otros; los que no necesitan aun a Dios - para ellos no habrá la Navidad. Solamente los pobres, los hambrientos, los que necesitan que alguien venga de su parte, afirmó el arzobispo, tendrá a aquella persona que es Dios, Emmanuel, Dios con nosotros.
El año pasado ha bajado a mucha gente. El 11 de septiembre nos hizo darnos cuenta que no tenemos inmunidad del terrorismo que afecta a otros países. Después de los ataques vimos que frágil es nuestra economía, especialmente aquí en Seattle con tantos despidos en Boeing y las industrias de servicio.
En el nivel de nuestra parroquia y nuestras vidas personales, también hemos tenido experiencias que nos bajaron. ¿Que significa todo eso?
La Navidad nos recuerda que nos acercamos a Dios no de un punto de fuerza, sino de fragilidad. Dios mismo no vino con poder, sino con la debilidad de un niño pequeño.
El padre Andrew Greeley cuenta de una parroquia, como la nuestra, que tuvo una procesión navideña con dos niños vestidos como José y María. Iban a llevar la estatua del Niño Dios a su lugar en el pesebre, pero cuando lo buscaba, no lo encontraron. Después de una búsqueda frenética, decidieron llevar la única cosa que hallaron, un canasto de hostias. Las llevaron en la procesión y las pusieron en el pesebre. El párroco hizo lo mejor posible en su homilía, explicando que el pesebre original era un lugar para alimentos, que Belén significa "casa de pan," y que Jesús un día iba a ofrecerse como el Pan de Vida. Después de la comunión, sin que nadie se diera cuenta, la estatua del Niño apareció en el pesebre, más nueva y brillante que jamás. Hasta hoy día los feligreses siguen contando este acontecimiento.
Hermanos, la misa es Belén. Jesús nos viene en una forma humilde - de niño y en pocos momentos, como pan. Te invito acercarse a Jesús en tu debilidad y fragilidad. Jesús viene a nuestro mundo quebrantado, nuestras vidas quebrantadas. El trae sanación y esperanza. Como declaró el Monseñor Romero, "Solo reconociendo nuestra pobreza, podemos tener la abundancia de Dios."
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