Santos Ancianos

(Homilía para la Sagrada Familia)

Este año en el domingo de la Sagrada Familia, escuchamos sobre unos ancianos santos. Los más famosos son Abraham y Sara, quienes por una intervención milagrosa, concibieron un hijo (Isaac) en su vejez. Judíos, Cristianos y Musulmanes reconocemos a Abraham como nuestro “padre en la fe.” No es solamente el padre físico de los judíos y árabes* sino, lo que mucho mas importante, por su confianza extraordinaria, modela la fe como virtud.

En el evangelio vemos dos otros ancianos con fe extraordinaria. Una viuda, ochenta y cuatro años de edad, había pasado la mayor parte de su vida cerca el templo, ayunando, rezando y adorando a Dios. Considerada como profetisa (Gr. prophetis, mujer inspirada) dio gracias a Dios y habló sobre el niño a todos que esperaban la redención de Israel. (Lc 2:40) Un anciano llamado Simeón también esperaba el “consuelo de Israel.” Tuvo el gozo increíble de tener al Niño Jesús en sus brazos. En el proceso, nos dejó la bella oración que sacerdotes, diáconos y religiosos rezamos antes de retirarnos: “Senor, ya puedes despedir en paz a tu siervo...”

Esos santos ancianos tienen algo importante para enseñarnos. En primer lugar, la fidelidad en la vejez. En mis años como sacerdote he sido bendecido por la fe de viudas quienes, como Ana, pasan sus días cerca el santuario, orando y ofreciendo sus sufrimientos al Señor. Muchas veces luchan contra cansancio, desanimo, aun depresión – pero, al final de las cuentas, brilla su fe.

A pesar de no ser tan numerosos como viudas, hombres ancianos tienen un papel particular. Si no vuelven cínicos y amargos, pueden dar un testimonio como Simeón: entusiasmados, esperanado algo nuevo. He conocido tales hombres. Pueden iluminar un cuarto cuando entran en él.

Necesitamos a santos ancianos, no solamente en la casa de Dios, sino para el bien de familias jóvenes. No es necesario ser sociólogo para saber que matrimonio y familia son bajo ataque. El catecismo enseña que Dios los instituyó cuando nos creó hombre y mujer. “Un hombre y mujer, unidos en matrimonio, junto con sus hijos, forman una familia.” (#2202) Los que somos parte inmediata de una familia nuclear tenemos una obligación solemne apoyar a papas y niños al grado posible.

Estoy orgulloso de ser párroco de una parroquia llamada Sagrada Familia. El titulo refiere, desde luego, a Jesús, María y José. Pero también sugiere nuestra misión – ayudar a los papas jóvenes en formar familias santas. Nuestra sociedad las necesita desesperadamente – y también la Iglesia. Santos ancianos pueden tener un papel en apoyar tales familias.

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*De los judíos por Isaac y de los árabes por Ismael (hijo de Abraham y Hagar, la esclava).

English Version

De los Archivos:

Domingo de la Sagrada Familia 2008: La Dignidad del Matrimonio
2007: Honrar a Tu Padre y Madre
2004: La Familia Más Diversa
2003: La Clave a la Familia
2002: Santos Ancianos
2001: La Sagrada Familia en Egipto

Otras Homilias

Homilía de Bodas

Rezando a la Clinica de West Seattle Planned Parenthood

Renuncia del Cardenal Law (Boletín Parroquial)

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