Imagen de la Trinidad

(Homilia Para la Santísima Trinidad)

Los cursos para mejorar la memoria usan dos principios. Primero, crear una conexión impactante. Supone que alguien quiere recordar el nombre del presidente de los Estados Unidos. Notandos sus orejas largas, formar una imagen de arbusto (“bush”) creciendo de ellas. Con una frase medio boba – “orejas arbusto” – Ud. tiene un gancho para su nombre: Jorge Bush.

Junto con invención tiene que haber deseo – el reconocimiento que es algo importante recordar el nombre del presidente. El director de nuestra escuela católica aprendió los nombres de 260 estudiantes en una semana. Muchos le preguntaron como lo hizo. El respondó, “Fácil. Los amo.”

Hace mil seiscientos años San Agustín descubrió los mismos principios de memoria. Lo que yo llamé “invención” y “deseo,” él designó como entendimiento (intelligencia) y voluntad (voluntas).

En su libro De Trinitate, explica como uno niño aprender. No es solamente que una palabra o una imagen golpea los sentidos, sino más importante una aplicación del entendimiento y voluntad. En cuanto al almacenar datos e imagenes, una computadora es más exacta que nuestros cerebros. Y hay animales que pueden recibir datos más amplios – por ejemplo el poder olfactorio de un pero. Sin embargo, ningún animal puede emplear inteligencia y voluntad como nosotros. El escritor inglés, G.K. Chesterton, ha comentado, “Una historia de vacas en doce tomos sería bien aburrida.” Pero un solo acontecimiento humano puede ser objeto de discusiones sin término. Por ejemplo, ¿hicieron bien los que asesinaron a Julio César? A pesar de no ser tan dramáticos, nuestros actos reflexionados también tienen implicancias que apenas podemos imaginar. A causa de la capacidad de entender y escoger, poseemos un alcance infinito.

La dignidad del hombre viene de ser imagen de Dios. Este domingo añadimos una precisión: somos creados en la imagen del Dios Trino. Al buscar una comparación para la Santísima Trinidad, Agustín fue más allá de las imagenes físicas. El trébol implica separación como si fueran tres dioses. Una comparación mejor es el manantial, el fuente y el arroyo. Uno fluye del otro y tienen la misma sustancia – el agua. Pero tiene sus trampas. El manantial existe antes de la fuente y arroyo. Pero el Padre, Hijo y Espíritu Santo son co-eternos. Para captar algo del misterio, requiere una analogía espiritual. Por eso, Agustín miró adentro para descubrir una imagen más adecuada.

La memoria, inteligencia y voluntad son distinctos, pero hay un sentido real en que cada uno contiene el otro. San Agustín entró más profundamente en la sicología humana que cualquier escritor anterior. Pero su meta no era tanto la mente humana, sino el misterio que Jesús nos revela este domingo, “Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que (el Espíritu) tomará de lo mio y se lo comunicará a ustedes.” (Jn 16:15)

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Versión Inglés

De los Archivos:

Domingo de Santísima Trinidad 2008: Familia como Origen y Meta
2007: La Esperanza No Defrauda
2006: Volver a los Básicos
2005: Otra Vez Solo
2004: Yo Estaba Allí
2003: El Nombre
2002: Una Pregunta Excelente
2001: Imagen de la Trinidad
2000: Desde el Fuego

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