DEVOCION A LA MISERICORDIA DIVINA

según Sor Faustina Kowalska

A través de la Devoción a la Divina Misericordia el Señor Jesús quiere reiterarnos, asegurarnos que El ha abierto un océano infinito de misericordia y amor especialmente para todos nosotros. El quiere derramar sobre nosotros su amor y su voluntad es que nadie escape a su misericordia.

Por instrucciones de su director espiritual, en el año 1934, Sor Faustina comenzó a escribir todo lo relativo a sus experiencias íntimas con el Señor. Ella tituló el diario "Divina Misericordia en mi Alma"

El Diario es un himno de confianza a nuestro Salvador y relata de manera muy explícita como el Señor enseñó a Sor Faustina a crecer en la fe y en la santidad, así como formas nuevas para practicar la devoción a su Divina Misericordia.

A través del Diario, nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la Misericordia Divina:

"Soy el Amor y Misericordia misma: Que ningún alma tema acercarse a mi, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es más grande que tu miseria y la del mundo entero, permití que mi Sagrado Corazón fuera abierto por una lanza y abrí la fuente de misericordia para tí. Ven y toma las gracias de esta fuente con el vaso de la confianza. Jamás rechazaré un corazón arrepentido. Es más fácil que el cielo y la tierra vuelvan a la nada, que un alma confiada no sea abrazada por mi misericordia." (III,20)

Con estas palabras, Jesucristo nos asegura que El nos ama y que no hay pecado que El no pueda perdonar. Dios es más grande que nuestros pecados. Nos llama para que acudamos a El con confianza, sin temor a ser rechazados.

Pero cómo romper con las barreras que nos impiden acercarnos a la Santísima Trinidad? A través del Diario, encontramos tres formas de acercarnos a Dios.

1) Lo primero que tenemos que hacer es pedirLe su Misericordia.

Por medio de su Pasión y Muerte, Jesús hizo disponible para nosotros un océano infinito de misericordia; sin embargo, al crearnos libre, nosotros tenemos que elegir el camino de la Salvación, decidirnos por la Salvación.

Jesús nos espera, lleno de compasión, ternura y perdón; pero por más que nos ama, nos respeta y no violenta la decisión del hombre, aún ésta lo conduzca fuera del cielo.

En el Evangelio según San Lucas, Capítulo 11, 9-10, Jesús nos dice:

"Pedid y se os dará; buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá."

Cuando un bebé tiene hambre, acaso no llora para que su madre le de comer. O cuando un adolescente va de camino a la escuela y quiere dinero para la merienda, acaso no va donde su Padre y se lo pide.

Pues es lo mismo con Dios. El nos dará todo lo que pidamos, si lo que pedimos esta de conformidad a su voluntad; y Dios que es todo Amor y Misericordia, acaso nos dará algo malo?

Entonces, hermanos, tenemos que hacer los que nos pide el Papa Juan Pablo II, en su Encíclica Rico en Misericordia: el Papa nos recomienda que pidamos la Misericordia Divina con gritos fuertes, con la seguridad de que "ningún alma que ha invocado su misericordia ha quedado decepcionada." (V,15)

2) En segundo lugar, debemos acudir a Dios con confianza.

Recuerden sus palabras: "Ven y toma las gracias de esta fuente con el vaso de la confianza".

Qué es la confianza? El diccionario lo define como esperanza en una persona o cosa, un sentimiento de seguridad.

Entonces tener confianza es tener esperanza en Jesús, es sentirnos seguro de que El nos escucha y de que El cumplirá su Palabra en nosotros.

Desde un punto de vista más teológico, confianza es un conjunto de virtudes, que unidas se convierten en confianza. Para tener confianza se necesita fe, esperanza, humildad y contricción.

La fe despierta en el hombre el deseo de poseer los bienes eternos. Sor Faustina escribió en su diario "desde pequeña quise ser santa". Es un querer estar con Dios y agradarlo.

La esperanza es el saber que con la ayuda de Dios es posible todo. Sor Faustina sabía que era pecadora, debil; pero creía que Dios todo lo subsanaba y que la ayudaría con sus debilidades.

La humildad es indispensable porque rechaza la seguridad en sí mismo, para depositarla en Dios. Es reconocer que nosotros somos pecadores, que por nuestras propias fuerzas poca cosa lograremos; es depender de Dios, reconocer y aceptar su Omnipotencia.

La contricción es arrepentirse de corazón cuando ofendemos a Dios. Es hacer penitencia por los pecados cometidos. Sor Faustina ayunaba, oraba, y ejercitaba las virtudes que deseaba poseer.

En una ocasión, Sor Faustina, luego de la Santa Comunión oyó al Señor decirle: "... tú gran confianza en Mí Me obliga a concederte gracias continuamente. Tienes grandes e inexpresables derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza." (V,148)

El Diario de Sor Faustina es un himno a la confianza en Dios, y nos enseña la importancia de esperar en El, sin importar las circunstancias, los sentimientos, los hechos, la ceguera espiritual que la gran mayoría del tiempo nos envuelve. La vida de Sor Faustina se resume en que siempre espero en Jesús, aun cuando creía no ser digna de El, cuando se sentía pecadora, cuando se sentía sola y triste, cuando se sentía incomprendida. De esta forma, cuando las circunstancias se esclarezcan podremos darnos cuenta de que todo fue permitido para un mayor crecimiento espiritual.

3) En tercer lugar, una forma de obtener Misericordia es ejerciendo Misericordia con el prójimo.

El Señor Jesús dijo a Sor Faustina:

"Si un alma no práctica la misericordia de alguna manera, tampoco la alcanzará en el día del juicio."

Con estas palabras, Jesús introduce como parte de la Devoción lo que predicaba en el sermón de la montaña: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia." (Mt 5, 7)

La palabra misericordia, viene de la palabra miseri cor dare, que significa dar el corazón al necesitado. Es el amor que se esfuerza por aliviar la miseria de otros.

Misericordia es un amor activo, vivo, derramado sobre otros para sanar, para consolar, confortar, para perdonar, para aliviar el sufrimiento de otro.

Misericordia es el amor que Dios nos ofrece y es el amor que El exige de cada uno de nosotros hacia el prójimo.

En el Evangelio de San Lucas 6, 36, Jesús nos pide "ser misericordiosos como nuestro Padre Celestial es misericordioso".

Ser misericordiosos es más fácil de lo que pensamos, ya que podemos hacer algo por alguien, hablar o escuchar con alguien que necesite alivio, u orar por alguien. Es lo que Sor Faustina llamó ser misericordiosos de acción, de palabra o de oración.

Todos podemos intentar hacer al menos un acto de misericordia al día. Cada noche antes de dormirse, recóganse unos segundos y pregúntense lo siguiente:

He hecho algo por alguien hoy de manera desinterasada?

He escuchado o hablado con alguien hoy que lo necesite (consolar, confortar, aconsejar, perdonar)?

He orado por alguien hoy?

Si no puedes responder que sí a ninguna de ellas, ora por alguien en ese momento, intercede por tu familia, tus hijos, tus padres, tu cónyuge, por algún amigo/amiga y con esto estarás haciendo una obra de misericordia espiritual.

Hasta ahora hemos comentado y profundizado en la esencia misma de la Misericordia Divina que comprende:

1) Pedirle Misericordia a Jesús.

2) Tener Confianza en Jesús; y

3) Ser Misericordiosos con el prójimo.

Comentaremos ahora sobre los elementos de la Devoción a la Misericordia Divina que son cinco:

1. La Imagen Sagrada, Jesús en ti Confío.

2. La Coronilla de la Divina Misericordia

3. La Hora de la Gran Misericordia

4. La Fiesta de la Divina Misericordia.

  1. La Propagación de la Devoción a la Divina Misericordia

1. Comenzaremos por hablar sobre la Imagen Sagrada, Jesús en ti Confío.

El 22 de febrero de 1931, en una visión mística Sor Faustina vio a Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía la mano derecha levantada para bendecir. Su mano izquierda tocaba la túnica sobre el corazón del cual salían dos rayos grandes, uno rojo y otro pálido.

Jesús le dijo: "Pinta una imagen según el modelo que ves, con la firma: Jesús en ti confío. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como a mi gloria." (I,18)

"Los dos rayos de la Imagen representan la Sangre y el Agua que brotaron de la profundidad de mi Misericordia, cuando mi corazón agonizante fue traspasado por la lanza en la cruz. El rayo pálido significa el Agua que purifica las almas; el rayo rojo, la Sangre que es la vida del alma.

Estos rayos protegen a las almas de la ira de mi padre. Feliz el que vive bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca lo alcanzará." (I,30)

Nos enseña la doctrina de la Iglesia que purifican el alma los sacramentos del bautismo y de la penitencia; mientras la alimenta plenamente la Eucaristía. Entonces, ambos rayos significan los sacramentos y todas las gracias del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua. Tambíen reflejan la nueva alianza de Dios con el hombre contraída en la Sangre de Cristo.

Las palabras abajo de la Imagen son un elemento importante. Dos veces le pidió el Señor a Sor Faustina que dichas palabras debían ser puestas en evidencia. Es una invitación a confiar en El.

El cuadro recoge la esencia de la Devoción. Nos presenta a un Salvador resucitado que trae la paz a la humanidad por medio del perdón de los pecados, a precio de su Pasión y Muerte en la Cruz. Nos espera lleno de Amor para bendecirnos. Esta imagen nos inspira confianza, ya que no tenemos a qué temer.

El cuadro además, nos recuerda que así como es Jesús con nosotros, así tenemos nosotros que ser con los demás.

Dijo nuestro Señor: "Esta imagen ha de recordar las exigencias de mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil." (D,742)

Si asumimos la actitud de confianza y misericordia al venerar la imagen, el Señor Jesús nos promete gracias especiales:

  1. El alma que venere esta imagen no perecerá (Salvación Eterna)

  1. También prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre el enemigo (Se trata del enemigo de nuestra salvación, Satanas; y además grandes progresos en la vida espiritual)
  2. Yo mismo la defenderé como a mi propia gloria (Es la gracia de la muerte feliz)

Además de estas tres promesas el Señor dijo que a través de esta imagen derramaría grandes gracias a los hombres. Por lo que entemos no hay limites a los beneficios temporales que recibiremos si veneramos la imagen, llenos de confianza y amor al prójimo.

2) La Coronilla de la Divina Misericordia.

En 1935, estando Sor Faustina en su celda tuvo una visión. Un angel venía a castigar la tierra por los pecados cometidos. Estremecida por esta señal de la ira divina, pidió al angel que se contuviera en la ejecución del castigo, y el mundo haría penitencia. En un momento vió la Santísima Trinidad y no se atrevió a repetir la plegaria. Pero al sentir en su alma la fuerza de la gracia de Jesús, empezó a rezar con las palabras que oía dentro de ella (eran las palabras de la Coronilla). Cuando así rezaba veía la impotencia del angel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía por los pecados.

A la mañana siguiente, en la Capilla, el Señor Jesús le explicó como debía rezar esta oración.

Su estructura es la siguiente: Se empieza por rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Credo. Siguen cinco decenas que hay que rezar como en el rosario normal. Cada decena empieza con la fórmula "Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como expiación de nuestros pecados y los del mundo entero" - esto se debe rezar en las cuentas grandes. Después, en las cuentas pequeñas, se dice: "Por su Dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero". El Rosario o Coronilla, termina con la triple invocación de: "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero".

El significado de esta coronilla es realmente importante.

Cuando ofrecemos a Dios el Cuerpo, la Sangre, el Alma y Divinidad de tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados, estamos entregando a Dios Padre el ser completo de su Hijo, tanto en su condición de hombre, como en su condición de Verbo Encarnado.

Es la aplicación de lo que San Pablo escribió en la Carta de los Efesios 5,2, cuando hablando de Jesús dijo: "Se entregó por nosotros en oblación y sacrifico".

El objeto del sacrificio de Jesús, fue El mismo. El es el Cordero de Dios.

En esta primera oración en la que ofrecemos al Padre Celestial su amadísimo Hijo Jesús, lo reconocemos Hijo de Dios, lo declaramos como el Mesías esperado. Recurrimos al motivo más fuerte para ser escuchados por Dios.

Jesús nos dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, ninguno viene a mi Padre, si no es por mi". (Jn 14, 6)

Con estas palabras queda claro que el único camino hacia el padre es a través de Jesús.

Pero Jesús antes de unirse al Padre Celestial y disfrutar la gloria fue crucificado. Pues con nosotros es igual. Para disfrutar de la gloria de Jesús, tenemos que pasar por la cruz de Jesús.

Con esta oración, nos unimos a la Cruz de Jesús, reconociendo que a través de Ella obtendremos nuestra redención.

Luego exclamamos "Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."

El Padre Ignacy Rozycki, estudió profundamente esta oración. El padre se preguntaba, porqué no dice ten misericordia de mi y del mundo entero, porqué en plural, porqué la palabra nosotros. El padre Rozycki lo explica de la siguiente forma: Al rezar en plural, se incluye en la oración a todos por los cuales se desea orar.

Al culminar pidiendo por el mundo entero, quedan incluídas todas las personas vivas del mundo y las almas del purgatorio.

Al rezo de la Coronilla se vinculan promesas de parte de Jesús. La promesa general es la siguiente, Jesús dijo:

"Por el rezo de esta coronilla Me place conceder todo lo que me pidan. Con ella obtendrás todo lo que pides si es conforme a Mi voluntad."

La voluntad de Dios es la expresión de su amor hacia el hombre, pues todo lo que no es conforme a ella, es malo o dañino y el Mejor Padre no puede hacernos daño.

Las promesas particulares se refieren a la hora de la muerte:

"Quienquiera que sea el que lo rece, alcanzará gran misericordia en la hora de su muerte. Aunque sea un pecador empedernido, si reza este Rosario aunque sea una vez, logrará la gracia de mi infinita misericordia". (II,29)

Gozarán de estas gracias no sólo las personas que recen esta coronilla sino también los moribundos por cuya intercessión la recen otras personas.

"Cuando la Coronilla es rezada junto al agonizante se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma." (Diario, 811)

Estas promesas son confirmadas por las Sagradas Escrituras, lo había dicho San Pablo en la Carta a los Romanos 5, 20 cuando afirmó: "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia."

3. El tercer elemento de la Devoción, es la Hora de la Gran Misericordia.

En 1937, Jesús pidió a Sor Faustina lo siguiente:

"A las tres de la tarde suplica mi misericordia, especialmente para los pecadores; y aunque sea por un brevísimo instante, absórbete en Mi Pasión, en particular en Mi abandono al momento de mi agonía. Es la hora de gran misericordia para el mundo entero. En esta hora no negaré nada al alma que me pida cualquier cosa por causa de mi Pasión." (IV, 59)

A las tres de la tarde fue la hora de la muerte de Jesús en la Cruz. Fue la hora de su último respiro. A esa hora, con una lanza fue herido el costado de Jesús cruficado, y del cual brotaron Sangre y Agua. Es la hora en la cual el reino de Dios fue abierto para los hombres.

Jesús se refirió a esta hora, como la hora en que la misericordia venció a la justicia.

Cristo solicitó a Sor Faustina el hacer el Viacrusis a esta hora o adorar al Santísimo. Pero además, le dijo que si sus obligaciones no se lo permitían que al menos se recogiera interiormente en adoración por un brevísimo instante y le presentara sus peticiones y le pidiera por la conversión de los pecadores.

Si seguimos la petición de Jesús, estaremos tomando provecho de esa gran hora, en que la humanidad conoció la Salvación.

"A esa hora- dijo Jesús- nada le será negado al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión."

4) La Fiesta de la Misericordia.

Por primera vez el Señor habla a Sor Faustina del establecimiento de esta Fiesta en 1931, en más de catorce ocasiones el Señor se refirió a ella.

De entre todas las formas de la devoción reveladas a Sor Faustina, ésta es la que tiene mayor importancia.

Jesús dijo a Sor Faustina:

"Esta Fiesta ha salido de las entrañas de mi misericordia y está conformada en el abismo de mis gracias (I, 175). Es mi deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y especialmente, para los pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de mi misericordia." (II, 138-139)

Jesucristo quiso que la Fiesta se celebrara con solemnidad, es decir, como una festividad litúrgica, con misa. En ese día, el cuadro de la misericordia debe ser bendecido y venerado públicamente, y además solicitó a los sacerdotes que en su homilia, la mencionen. (I, 42)

La elección del primer domingo después de la Pascua de Resurección para la celebración de la Fiesta, tiene un profundo sentido teológico e indica una relación entre el misterio pascual de redención y el misterio de la Divina Misericordia. Esta relación se ve subrayada aún más por la novena de coronillas a la Divina Misericordia que antecede la Fiesta y que empieza el Viernes Santo.

Nuestro Señor explicó a Sor Faustina el motivo de establecer una Fiesta. El dijo: "Las almas mueren a pesar de Mi Dolorosa Pasión. Si no adoran Mi Misericordia, morirán para siempre."

Jesucristo pide una preparación para la Fiesta que consiste en una novena de coronillas, que ha de comenzar el Viernes Santo. Durante el rezo de esta novena, el Señor prometió conceder a las almas toda clase de gracias.

Sobre las gracias recibidas en la Fiesta dijo: "Volcaré todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia, porque ese día se abrirán las compuertas a través de las cuales fluyen las gracias divinas."

  1. La Propagación de la Devoción a la Divina Misericordia.

Con la propagación de la devoción Jesús también vinculó algunas promesas.

A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia las protego durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recien nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez sino el Salvador Misericordioso.

Jesús no define los modos de divulgar la devoción. Por eso lo podemos entender ampliamente.

Ser un apostol de la Divina Misericordia significa ante todo dar testimonio de vida en el espíritu de confianza en Dios y de Misericoridia al prójimo. Los teologos que han estudiado profundamente esta devoción han afirmado que sin confianza y sin un amor activo al prójimo, las prácticas de los elementos que acabamos de señalar quedan esteriles, sin fruto.