El profeta Eliseo dijo a una pareja anciana que dentro de un año tendrían un niño en sus brazos. (2 R 4:16) In mi ministerio tuve una experiencia semejante. Unos esposos jóvenes me dijeron que trataron todo, pero no podían concebir un hijo. Después de escucharles, les dí una bendición y sugerí que hicieran una noven a San Antonio.

Pasó un año y ví a un hombre caminando al lado de nuestro templo con un bebe en sus brazos. Me preguntó, "¿Padre, se acuerda de mí?"

Le dije que no. Me hizo recordar que rezé con él y su esposa y les conté sobre San Antonio. "Aquí es la respuesta a nuestras oraciones. Ells es mi tesoro. Todo lo que he querido en la vida."

Jesús nos dice que si honramos a un profeta, recibiremos la recompensa de un profeta. De igual modo, si honramos a un santo, recibiremos un premio. (Mt 10:41)

Hace dos semanas, tres cientos mil personas se reunieron en Roma para honrar uno de los hombres grandes del siglo viente - el padre Pio. Era el único sacerdote en la historia que tuvo la estigmata.* Durante sus cincuenta y ocho años como sacerdote (1910 – 1968) él confesó a miles de fieles. Recibió a los humildes y los grandes con la misma generosidad – y a veces con la misma severidad.

De todos sus penitentes, ninguno es tan famoso como un sacerdote recién ordenado que lo buscaba en 1947. Se vino desde Polonia para seguir estudios doctórales en Roma. Hizo el viaje largo a San Giovanni Rotondo y pasó unas horas esperando en la fila. Hay muchos rumores sobre lo que le confesor le dijo, pero sabemos que hizo una impresión profunda. Refirió a la confesión hace dos semanas cuando proclamó a Padre Pio un santo de la iglesia. El sacerdote joven, estoy seguro que Uds. Adivinaron, llegó a ser el Papa Juan Pablo Segundo.

El padre Wojtyla se arriesgó cuando fue a San Giovanni Rotondo. Muchos eclesiásticos consideraban al Padre Pio como una vergüenza, un charlatán. Desde sus primeros años hubo chismes de misticismo falso, heridas auto-afligidas y aun de mala conducta sexual. En 1931 sus superiores lo prohibieron celebrar misas publicas o confesar a la gente. En 1933 devolvieron sus facultades para la misa, pero solamente el 5 de marzo de 1934 le permitió confesar a varones – el 12 de mayo a las mujeres. Si el padre Wojtyla soñaba con una carrera eclesiástica, hubiera sido prudente evitar a hombres como el Padre Pio.

Pero el futuro Papa no hacía caso a los rumores – especialmente los publicados por personas en oficinas cómodas. Al contrario, confiaba en el sensus fidelium, el buen sentido de católicos ordinarios. Y ellos le dijeron que el Padre Pio era un hombre autentico.

El que recibe a un profeta porque es profeta, Recibirá recompensa digna de un profeta...

Y el Papa obtuvo un lindo premio. En 1962, mientras asistía al Concilio Vaticano Segundo, descubrió que una amiga tenía cáncer de la garganta. Le escribió al Padre Pio, pidiendo oraciones. La doctora Wanda Poltawska se recuperó – y, después de cuarenta años, estuvo presente en su canonización. En la primera lectura, una pareja reconoció a Eliseo como un hombre santo. Por eso, Dios les quitó su esterilidad – y dentro de un año tuvieron un bebito en sus brazos.

Tenemos que rezar que Dios nos dará santos, como el Padre Pio. Pero también, rezar que tendremos la humildad de reconocerlos – y la valentía para recibirlos.

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*Con la excepción posible de San Pablo. (ver Gal 6:17)